La nacionalidad y las fiestas patrias
- - Publicado: 28/11/2002 - 12:00 am
En un discurso pronunciado en 1916, decía el Dr. Morales -por cierto una de las mentes más lúcidas del periodo republicano- con gran preocupación -o quizás con una gran angustia- que: "Nuestro país necesita ante todo y sobre todo, el cultivo del sentimiento de la nacionalidad. Es preciso que formemos el designio colectivo inalterable de ver al país como una entidad moral superior a toda idea o concepto partidista, muy por encima de la lucha partidista, muy por encima de la lucha de los hombres por el poder".
"El sentimiento de la nacionalidad es el supremo creador de ideales, el generador de los grandes heroísmos, la fuente de todos los triunfos y glorias nacionales, y el resorte moral que impulsa al hombre a los más grandes sacrificios. Un país sin ideales, no es una nación, no es un Estado, es un girón geográfico, sin personalidad moral, cuyo destino es desaparecer y extinguirse para siempre".
Ese sentimiento de la nacionalidad es el que nos inspira en este momento y debe ser la brújula que guíe el desarrollo de todas las actividades y eventos a realizarse en el mes de la Patria. El significado del mes de noviembre debe ir más allá de las meras celebraciones y del sonido de los tambores y cornetas. En noviembre es importante resaltar y reafirmar nuestros valores cívicos, morales y sociales; nuestro folclore; nuestra historia y cultura; así como también nuestras costumbres y tradiciones. Es, en síntesis, una coyuntura propicia para reflexionar sobre el camino transitado así como para evaluar las tareas inconclusas del presente y para proyectar el futuro de la nación.
Si bien el país confronta dificultades en diferentes frentes, también es cierto que las condiciones de hoy -un país más educado, con mayores recursos y con plenas libertades- son distintas y mejores que las que le tocó vivir a la generación que lideró el movimiento separatista en 1903. Por ello, al estudiar o hacer juicios sobre estos acontecimientos y su significado, no deberíamos perder de vista las condiciones materiales y el contexto histórico-social y político en que actuaron y se desenvolvieron los personajes que forjaron la entidad nacional panameña. Las circunstancias, hechos y pormenores que rodearon los acontecimientos de 1903, pese a los avances alcanzados últimamente, son uno de los capítulos de nuestro pasado con el cual la historiografía republicana está en deuda.
En estos días en que se celebra un nuevo aniversario de la fundación del estado nacional, Panamá necesita del concurso de todos los hombres y mujeres que han nacido en esta cálida tierra. El país -que el próximo año cumplirá su primer centenario como república independiente- requiere hoy más que nunca de unidad de propósitos para lograr las metas del desarrollo económico y social, fuerza moral para combatir la corrupción y la delincuencia y conjunción de ideales para guiar la nación por el sendero de la justicia, la equidad y el bienestar que todos anhelamos.
Hoy más que nunca -cuando nuestra sociedad y el país entero afronta los embates de la globalización, la pérdida de valores y la erosión de nuestra cultura y tradiciones-, urge fortalecer el sentimiento de la nacionalidad y los ideales que configuraron la nación, como decía el Dr. Morales.
Conceptos tales como libertad, justicia, democracia, igualdad, paz, solidaridad, trabajo, progreso y desarrollo sostenible, equidad, autodeterminación, bienestar colectivo, respecto a las opiniones ajenas, inclusión, participación entre otros, tienen que estar presentes entre nosotros, pero sobre todo, en las políticas públicas y en los planes de gobierno, a fin de que contribuyan a afianzar y profundizar el sentido de identidad y de pertenencia al suelo que nos vio nacer.
En un aniversario más de las fiestas patrias y en vísperas del centenario de la república, es necesario que los panameños y panameñas lleguemos a un gran acuerdo nacional que nos permita delinear una visión del país que queremos, para entonces fijar las metas y los objetivos que conduzcan a la nación por el sendero del bienestar social, el progreso material y el desarrollo sostenible y equitativo y de esta manera sacar a nuestra sociedad y al país entero del atraso, la pobreza y el subdesarrollo.
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