La Pasión según Mel
Publicado 2004/04/08 23:00:00
He visto la película "La Pasión de Cristo", de Mel Gibson, y me confirmo en que somos "carne" de mercadeo. Los distribuidores han sabido venderla (han recaudado más de $ 300 millones, sólo en USA), lo mismo que quienes han colaborado haciéndole la propaganda.
Como se trata de cine, Mel Gibson hizo lo que le pareció -y tiene derecho a hacerlo-, y cada quien dará su apreciación según sus criterios y gustos. Si sólo fuera cuestión de gustos o disgustos, la cosa quedaría ahí. Pero, se han hecho muchas alabanzas a esta película: "es hermosa", "es evangelizadora", "un instrumento de evangelización y de catequesis de primer orden", "un triunfo del arte y la fe", etc., y habrá muchas opiniones más.
No me detengo a opinar sobre los detalles: si los clavos no van donde los pusieron, si las visiones de la venerable Emmerick no son la fuente más recomendable, si demasiada sangre, si sólo fueron 39 latigazos y no más, si Pilato aparece como "buena gente" y era un asesino, si el "diablo" aparece haciendo el ridículo, si Jesús no hablaba latín, si los crucificados debían estar desnudos, si la cruz no era así, etc. (un largo etcétera).
Sólo comento tres cosas: Una buena: la presencia femenina (María, la Magdalena, la Verónica, la mujer de Pilato) que contrasta con la brutalidad y violencia de los soldados romanos (que así eran). Un buen contraste, bien asumido en el ritmo de la película y que normalmente no es un dato relevante. Una objetiva: Aunque la película pretende ser muy realista y en muchos aspectos no lo es, sin embargo, con relación al sufrimiento de Jesús puede ser que se acerque a la realidad. Sí, probablemente Jesús sufrió eso y más. Para quien esté acostumbrado a leer y meditar los evangelios, la cinta no es sorpresa: los soldados romanos no eran ningunas "hermanitas de la Caridad" y eran tan brutos como el que más. Una mala: Que se utilice la película para orientar a los cristianos a una actitud que no es la correcta. El peligro grave que tiene la película y que es el que más se promociona desgraciadamente, es quedarnos en el puro sentimiento: "¡Pobre Jesús, cómo sufrió!", "¡por culpa mía!", "¡qué dolor!". Este sentimiento nos puede dejar tranquilos y aparentemente nos exime de ver que ese sufrimiento de Jesús está sucediendo hoy ("lo que falta a la pasión de Cristo"), en muchos lugares y personas.
Si al ver la película sólo nos quedamos en el sentimiento, en derramar lágrimas ante el dolor de Jesús, entonces ésta puede ser diabólica, porque desvía a los cristianos de su objetivo fundamental: el seguimiento de Jesús. Por eso, creo que más que llamarla "La Pasión de Cristo", habría que ponerle "La Pasión según Mel". Bueno, total, es sólo mi opinión.
Desde que empezó la fiebre del filme algunos "creyentes" han confesado darse cuenta lo mucho que sufrió Jesús, como si en la Biblia no se expresara tal suplicio vivido por él.
Para quienes se han espantado por todo el sufrimiento y la violencia mostrada a tal punto que les ha costado lágrimas correr por las mejillas, es importante recordarles que lo que vieron fue una película al gusto de su director, su equipo y actores que hicieron su trabajo.
En otras palabras, sus lágrimas fueron el resultado de buenos efectos y buena actuación, por lo que diríamos que son los aplausos que se dan al culminar una buena obra de teatro.
Resulta paradójico cómo el ser humano más importante de la historia de la humanidad cobra fuerza, recupera creyentes y todo gracias a la magia del cine, cuando lo que debe prevalecer es la fe que se profesa a quien le debemos nuestro pasado, presente y futuro.
De acuerdo al diccionario, uno de los significados teológicos de fe es: "Virtud sobrenatural por la que el hombre establece una relación con Dios, que se revela mediata o inmediatamente".
Para quienes han visto el filme, el personaje central es Jesús representado por un actor quien sufre y padece simuladamente lo narrado en la Biblia, opacando la participación de otras figuras como María y algunos de los apóstoles, ya que son pocos los que comentan sobre ella y ellos.
No cabe duda que a principios de este siglo XXI se ha redescubierto a un súper estrella llamado "Jesús" que hasta la Iglesia católica lo celebra.
Cabe recordar que para ver a Jesús no tenemos que buscarlo en una pantalla cinematográfica, ni siquiera en las alturas, porque Jesús está entre nosotros y con nosotros, y su sufrimiento lo podemos ver en la sonrisa del rico frente al pobre, en el desamparado ante el que ostenta, en la desigualdad que se vive y en la injusticia frente a los oprimidos.
Como reflexión no hay que olvidar: "Dichosos los pobres porque de ellos es el reino de Dios", " Dichosos los que padecen hambre y sed de justicia, pues quedaran saciados".
Como se trata de cine, Mel Gibson hizo lo que le pareció -y tiene derecho a hacerlo-, y cada quien dará su apreciación según sus criterios y gustos. Si sólo fuera cuestión de gustos o disgustos, la cosa quedaría ahí. Pero, se han hecho muchas alabanzas a esta película: "es hermosa", "es evangelizadora", "un instrumento de evangelización y de catequesis de primer orden", "un triunfo del arte y la fe", etc., y habrá muchas opiniones más.
No me detengo a opinar sobre los detalles: si los clavos no van donde los pusieron, si las visiones de la venerable Emmerick no son la fuente más recomendable, si demasiada sangre, si sólo fueron 39 latigazos y no más, si Pilato aparece como "buena gente" y era un asesino, si el "diablo" aparece haciendo el ridículo, si Jesús no hablaba latín, si los crucificados debían estar desnudos, si la cruz no era así, etc. (un largo etcétera).
Sólo comento tres cosas: Una buena: la presencia femenina (María, la Magdalena, la Verónica, la mujer de Pilato) que contrasta con la brutalidad y violencia de los soldados romanos (que así eran). Un buen contraste, bien asumido en el ritmo de la película y que normalmente no es un dato relevante. Una objetiva: Aunque la película pretende ser muy realista y en muchos aspectos no lo es, sin embargo, con relación al sufrimiento de Jesús puede ser que se acerque a la realidad. Sí, probablemente Jesús sufrió eso y más. Para quien esté acostumbrado a leer y meditar los evangelios, la cinta no es sorpresa: los soldados romanos no eran ningunas "hermanitas de la Caridad" y eran tan brutos como el que más. Una mala: Que se utilice la película para orientar a los cristianos a una actitud que no es la correcta. El peligro grave que tiene la película y que es el que más se promociona desgraciadamente, es quedarnos en el puro sentimiento: "¡Pobre Jesús, cómo sufrió!", "¡por culpa mía!", "¡qué dolor!". Este sentimiento nos puede dejar tranquilos y aparentemente nos exime de ver que ese sufrimiento de Jesús está sucediendo hoy ("lo que falta a la pasión de Cristo"), en muchos lugares y personas.
Si al ver la película sólo nos quedamos en el sentimiento, en derramar lágrimas ante el dolor de Jesús, entonces ésta puede ser diabólica, porque desvía a los cristianos de su objetivo fundamental: el seguimiento de Jesús. Por eso, creo que más que llamarla "La Pasión de Cristo", habría que ponerle "La Pasión según Mel". Bueno, total, es sólo mi opinión.
Desde que empezó la fiebre del filme algunos "creyentes" han confesado darse cuenta lo mucho que sufrió Jesús, como si en la Biblia no se expresara tal suplicio vivido por él.
Para quienes se han espantado por todo el sufrimiento y la violencia mostrada a tal punto que les ha costado lágrimas correr por las mejillas, es importante recordarles que lo que vieron fue una película al gusto de su director, su equipo y actores que hicieron su trabajo.
En otras palabras, sus lágrimas fueron el resultado de buenos efectos y buena actuación, por lo que diríamos que son los aplausos que se dan al culminar una buena obra de teatro.
Resulta paradójico cómo el ser humano más importante de la historia de la humanidad cobra fuerza, recupera creyentes y todo gracias a la magia del cine, cuando lo que debe prevalecer es la fe que se profesa a quien le debemos nuestro pasado, presente y futuro.
De acuerdo al diccionario, uno de los significados teológicos de fe es: "Virtud sobrenatural por la que el hombre establece una relación con Dios, que se revela mediata o inmediatamente".
Para quienes han visto el filme, el personaje central es Jesús representado por un actor quien sufre y padece simuladamente lo narrado en la Biblia, opacando la participación de otras figuras como María y algunos de los apóstoles, ya que son pocos los que comentan sobre ella y ellos.
No cabe duda que a principios de este siglo XXI se ha redescubierto a un súper estrella llamado "Jesús" que hasta la Iglesia católica lo celebra.
Cabe recordar que para ver a Jesús no tenemos que buscarlo en una pantalla cinematográfica, ni siquiera en las alturas, porque Jesús está entre nosotros y con nosotros, y su sufrimiento lo podemos ver en la sonrisa del rico frente al pobre, en el desamparado ante el que ostenta, en la desigualdad que se vive y en la injusticia frente a los oprimidos.
Como reflexión no hay que olvidar: "Dichosos los pobres porque de ellos es el reino de Dios", " Dichosos los que padecen hambre y sed de justicia, pues quedaran saciados".
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