La realidad nos supera
Mientras una persona sea víctima de un sistema, en el que no se le valore como tal y dignifique, con las libertades que son esenciales para una vida plenamente humana, tendremos que continuar mejorando y entonces la tecnología digital puede ser beneficiosa, pero también puede ser nociva para los derechos humanos.
Los avances tecnológicos se concentran cada vez más en un mundo privilegiado, donde la estupidez nos está volviendo maniáticos en ocasiones. Foto: Cortesía.
A la luz de esta realidad que vivimos actualmente, donde hay una falta de avances en liderazgo, gobernanza y financiación a los más desvalidos, quiero agradecer la labor de esas gentes comprometidas con la verdad, totalmente entregadas a los ojos de la vida, con la energía necesaria para embellecer los instantes, lo que contribuye al sosiego, que es lo que nos hace repensar y ver los frutos de renovación interior que necesitamos.
Por cierto, suelen ser ciudadanos humildes y sencillos, que nos los encontramos en cualquier esquina, dispuestos a aprender y a reprenderse ellos mismos, que resisten y acompañan los andares colectivos, con un único sentimiento de alegría.
Reconozco, que me gustan esas gentes, casi siempre desconocidas, preparadas a darlo todo a cambio de nada. Acostumbran a no desfallecer jamás. Los deseos de un mundo mejor para todos es su gran desvelo.
Apuestan por el diálogo de servicio y sumisión, no de ordeno y mando. Están en guardia continuamente, como los auténticos cultivadores de sueños. Nadie les conoce ni le reconoce nada; pero están ahí, entre nosotros, para fomentar la confianza y la buena voluntad entre los pueblos. Despojémonos de todo rencor, hagamos el corazón y activemos la clemencia como cultura.
Urge, por consiguiente, reflexionar sobre la complejidad de la época, lo que nos requiere un mayor esfuerzo, sobre todo a la hora de conseguir soluciones políticas, con la proclamación de los Estados sociales y democráticos de derecho, donde ha de primar la prioridad de la persona sobre todo lo demás, la ética sobre el mundo de la relación y la conciencia sobre la materia. Activemos la cultura de la escucha y de la mano extendida.
Está visto que cada día son más las personas que precisan asistencia básica para poder seguir viviendo. Solo hay que ver esa multitud de ciudadanos desplazados, en busca de un rayo de esperanza.
En efecto, pensemos en lo esencial que es el valor del compromiso de todos frente a todos, para que prospere el ansiado bienestar colectivo, que de entrada por sí mismo conlleva la victoria, sobre la miseria y sobre cualquier forma de degradación humana.
Por desgracia, los avances tecnológicos se concentran cada vez más en un mundo privilegiado, donde la estupidez nos está volviendo maniáticos en ocasiones. Mientras una persona sea víctima de un sistema, en el que no se le valore como tal y dignifique, con las libertades que son esenciales para una vida plenamente humana, tendremos que continuar mejorando esa nube que ciertamente está interconectada y entonces la tecnología digital puede ser beneficiosa, pero también puede ser nociva para los derechos humanos.
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Al fin, algo es algo, y ya se ha producido el primer acuerdo mundial sobre la moral a considerar, definiendo principios comunes que guiarán y garantizarán un desarrollo saludable de esta tecnología, a la que hoy por hoy le falta inclusión y latido que nos hermane.
Al fin y al cabo, todos necesitamos alimentar en nosotros cierta vena de sentido común para que se haga soportable la realidad, que muchas veces nos supera, con el aluvión de incertidumbres y de caminantes corruptos.
Escritor.