La URSS contra Afganistán
Publicado 2001/11/04 00:00:00
Me correspondió vivir en Tashkent, capital de la República de Uzbiekistán, desde 1978 a 1984. Viví de cerca la experiencia de la intervención soviética en Afganistán en diciembre de 1979, cuando entraron cerca de cien mil soldados y se tomaron la capital Kabul en cuestiones de 2 ó 3 días, por orden de Leonid Breznev, secretario general de P.C.U.S.
Derrocaron al gobierno proamericano de Mohamed Amin y a su vez, instauraron el gobierno prosoviético de Babrak Karmal. Amin era el primer ministro de Mohamed Tarakí, quien era un dirigente más afín a la ex URSS que a EE.UU., y traicionó a Tarakí.
Los americanos querían controlar ese país; después de la derrota del Sha de Irán, Mohamed Rezapalevi y el ascenso al poder del Ayatolah Khomeini, Tarakí no accedió a las pretensiones de Estados Unidos y por eso se le organizó un golpe de Estado, fue derrocado y asesinado.
También los soviéticos les contestaron con la misma dosis derrocando a Amín, quien fue asesinado por las tropas leales de Babrak Karmal.
Lo cierto es que la ex URSS controló el gobierno de ese país por nueve años y dos meses, llevando a cabo una reforma socialista en su economía y en lo social. Gastó muchos recursos en la reconstrucción de ese país, mandó gran cantidad de especialistas para trabajar allá. Entre los cuales recuerdo que fue asesinato un gran periodista de la televisión de Moscú, Alexander Kaberniev y muchos otros especialistas civiles. Según datos oficiales, murieron más de 13 mil soviéticos. Llevaron a la URSS a más de 8 mil afganos a estudiar distintas especialidades.
El gobierno de Babrak Karmal duró hasta 1986 cuando ganó la presidencia Mohamed Najibulah, quien continuó con las reformas soviéticas. Mientras Estados Unidos, China y Pakistán ayudaban con armas a los muhaidines, o guerreros del Islam que combatían a las tropas soviéticas, dirigidos por Osama bin Laden, pero nunca pudieron los mujaidines derrocar al ejército soviético ni al gobierno sostenido por éstos.
Tras las reformas económicas de Gorbachov, con su perestroika y glasnost, se desintegró la URSS, el muro de Berlín se derrumbó en octubre de 1989 y en diciembre de 1989, salieron las tropas soviéticas o el Ejército Rojo después de un año de negociaciones con los países involucrados en el conflicto por la propia gestión de Mijail Gorbachov, quien se ganó el premio Nobel de la Paz. Después de tres años, en 1992, derrocan y ahorcan a Najibulaj, sube el poder Burhanudin Rabani, quien gobierna hasta el 27 de septiembre de 1996 cuando fue derrocado por el Mulah Mohamed Omar, con su gobierno teocrático, conocido como el Talibán.
Los soviéticos lograron liberar a las mujeres del yugo machista y alcanzaron mucha igualdad, podían trabajar, estudiar y no andaban cubiertas, sin embargo con el gobierno talibán retrocedieron como mil años de cultura. Aunque no considero que hubo una derrota militar, pienso que para los soviéticos significó un gasto inútil de recursos, un fracaso político, porque al fin y al cabo el socialismo se autodestruyó, desde adentro. A pesar que contó con un gran apoyo del pueblo de Afganistán, el sueño de Leonid Breznev de construir el socialismo se desvaneció en un pueblo que no sabe ni qué es lo que quiere ni a dónde piensa ir. El régimen talibán debe ser derrocado.
Derrocaron al gobierno proamericano de Mohamed Amin y a su vez, instauraron el gobierno prosoviético de Babrak Karmal. Amin era el primer ministro de Mohamed Tarakí, quien era un dirigente más afín a la ex URSS que a EE.UU., y traicionó a Tarakí.
Los americanos querían controlar ese país; después de la derrota del Sha de Irán, Mohamed Rezapalevi y el ascenso al poder del Ayatolah Khomeini, Tarakí no accedió a las pretensiones de Estados Unidos y por eso se le organizó un golpe de Estado, fue derrocado y asesinado.
También los soviéticos les contestaron con la misma dosis derrocando a Amín, quien fue asesinado por las tropas leales de Babrak Karmal.
Lo cierto es que la ex URSS controló el gobierno de ese país por nueve años y dos meses, llevando a cabo una reforma socialista en su economía y en lo social. Gastó muchos recursos en la reconstrucción de ese país, mandó gran cantidad de especialistas para trabajar allá. Entre los cuales recuerdo que fue asesinato un gran periodista de la televisión de Moscú, Alexander Kaberniev y muchos otros especialistas civiles. Según datos oficiales, murieron más de 13 mil soviéticos. Llevaron a la URSS a más de 8 mil afganos a estudiar distintas especialidades.
El gobierno de Babrak Karmal duró hasta 1986 cuando ganó la presidencia Mohamed Najibulah, quien continuó con las reformas soviéticas. Mientras Estados Unidos, China y Pakistán ayudaban con armas a los muhaidines, o guerreros del Islam que combatían a las tropas soviéticas, dirigidos por Osama bin Laden, pero nunca pudieron los mujaidines derrocar al ejército soviético ni al gobierno sostenido por éstos.
Tras las reformas económicas de Gorbachov, con su perestroika y glasnost, se desintegró la URSS, el muro de Berlín se derrumbó en octubre de 1989 y en diciembre de 1989, salieron las tropas soviéticas o el Ejército Rojo después de un año de negociaciones con los países involucrados en el conflicto por la propia gestión de Mijail Gorbachov, quien se ganó el premio Nobel de la Paz. Después de tres años, en 1992, derrocan y ahorcan a Najibulaj, sube el poder Burhanudin Rabani, quien gobierna hasta el 27 de septiembre de 1996 cuando fue derrocado por el Mulah Mohamed Omar, con su gobierno teocrático, conocido como el Talibán.
Los soviéticos lograron liberar a las mujeres del yugo machista y alcanzaron mucha igualdad, podían trabajar, estudiar y no andaban cubiertas, sin embargo con el gobierno talibán retrocedieron como mil años de cultura. Aunque no considero que hubo una derrota militar, pienso que para los soviéticos significó un gasto inútil de recursos, un fracaso político, porque al fin y al cabo el socialismo se autodestruyó, desde adentro. A pesar que contó con un gran apoyo del pueblo de Afganistán, el sueño de Leonid Breznev de construir el socialismo se desvaneció en un pueblo que no sabe ni qué es lo que quiere ni a dónde piensa ir. El régimen talibán debe ser derrocado.
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