Las organizaciones de consumidores de cara al siglo XXI
Publicado 1999/07/27 23:00:00
- Rafael Carles
Nos parece útil e interesante señalar que la primera organización de consumidores, la Liga Nacional de Consumidores de los EE.UU., se creó hace más de 100 años atrás. Eran tiempos de un rápido desarrollo económico y de problemas agudos en materia de seguridad de alimentos y medicamentos, así como en las condiciones de trabajo bajo las cuales éstos eran producidos. Los fundadores de esta organización generaron una voz ciudadana destinada a estimular la conciencia social y enfrentar la dureza de los empresarios y la indiferencia de las autoridades de gobierno. Pocos años después se aprueban leyes que regulan el trabajo infantil en las fábricas y en 1906 se dicta el Acta de Medicamentos y Alimentos Seguros, que es el primer antecedente legislativo en esta materia.
Esta breve historia es un claro ejemplo del papel que pueden jugar las organizaciones independientes en trabajar por la justicia social y económica. Esta primera organización estuvo integrada por jóvenes profesionales, especialmente abogados, que vieron la importancia de asumir su identidad como consumidores para trabajar por los derechos de las personas. Ellos, por lo tanto, fueron un buen ejemplo de sociedad civil en acción.
Su actividad pionera se proyectó en la creación de Consumers Union en el año 1936, organización que actualmente tiene 450 personas trabajando en programas de pruebas de calidad, información, educación, atención de quejas, y que edita una revista, Consumer Reports, que cuenta con una circulación de 4.5 millones de ejemplares. No hay duda alguna que las organizaciones de consumidores juegan un papel importante en la economía de mercado de los EE.UU.
Hacia fines de la década del 50 el movimiento de consumidores se extiende al continente europeo. En un espacio de 10 años se establecieron organizaciones en la mayor parte de los países del noreste de Europa, así como en Australia y Nueva Zelandia. La mayoría de estas organizaciones adoptaron el modelo de Consumers Union y otras recibieron apoyo gubernamental para su funcionamiento.
En 1960 el movimiento de consumidores tiene un importante avance cualitativo con la creación de Consumers International (CI), la organización mundial que nace como un acuerdo de seis organizaciones y que agrupa actualmente a más de 250 en todos los continentes, incluyendo a la Comisión de Libre Competencia y Asuntos del Consumidor (CLICAC). CI tiene dos objetivos principales, el primero es apoyar el desarrollo de las organizaciones de consumidores en los diferentes países. y el segundo es representar al movimiento de consumidores en los foros internacionales.
La creación de CI impulsó el desarrollo del movimiento de consumidores y es así como a comienzos de la década del 70 se crean las primeras organizaciones en Asia y América Latina. Con su inserción en estos continentes y más recientemente en ¡frica, el movimiento de consumidores amplía su influencia y surgen ante él, nuevos desafíos.
El desarrollo alcanzado en nuestro continente descansa en la comprensión de un hecho principal. Nadie puede desconocer que la economía de mercado ha tenido éxito en suministrar, y en abundancia, bienes y servicios a quienes estén en condiciones de acceder a ellos. Pero en sí misma, esa economía de mercado no siempre provee los mecanismos que permiten asegurar la satisfacción de las necesidades básicas de los sectores más postergados; que aseguren alimentos, medicamentos y tecnologías seguras; que permitan una compensación justa frente a los daños sufridos en las relaciones de consumo; y que garanticen la información que requieren los consumidores. Para todo esto es necesario crear organizaciones de consumidores, y para hacerlo las personas deben tener coraje para empezar y trabajar por sus derechos.
Pero más allá de este coraje para empezar, lo que resulta determinante para las organizaciones de consumidores es su total autonomía e independencia del Estado y de los proveedores, y su capacidad para aceptar la diversidad y pluralidad de la participación ciudadana.
A los elementos señalados se suman un conjunto de principios éticos, cuya vulneración compromete absolutamente la credibilidad y con ello la posibilidad de desarrollo de las organizaciones que trabajan en un ámbito tan sensible, como es el que nos ocupa. Sin pretender ahondar en sus contenidos, estos principios éticos son: independencia, transparencia, democracia y solidaridad.
Nos parece claro que nos acercamos al cambio de siglo con un movimiento de consumidores fortalecido, que ha sido capaz de interesar a amplios sectores de la sociedad y en esta medida ha logrado que la protección del consumidor sea paulatinamente incorporada a la agenda pública de nuestros países.
Los rápidos y profundos cambios en el orden mundial nos plantean nuevos retos. No tenemos años fáciles por delante y por ello la organización de los consumidores pasa a tener una importancia decisiva.
Hoy resulta oportuno recordar la advertencia del sociólogo García Canclini, "nos preparan para ser consumidores del siglo XXI pero ciudadanos del siglo XVII", en el sentido de que nos estamos volviendo más inhumanos a medida que nos convertimos en consumidores de la sociedad global. Ojalá que este Primer Encuentro de Consumidores que se inaugura hoy con la participación de los de líderes del movimiento de consumidores de Panamá, nos permita hacer conciencia sobre la relación de consumo y reflexionar sobre nuestra perspectiva nacional para el próximo milenio. Víctor Hugo solía repetir: "Hay una fuerza más poderosa que toda la fuerza de los ejércitos del mundo, es la fuerza de una idea cuyo tiempo ha llegado". En Panamá, hay una idea esperando, una idea fuerte que es la idea de trabajar por la organización de los consumidores. Comencemos a trabajar por la paz entre comerciantes y consumidores, para que todos nos entendamos y beneficiemos mutuamente.
Esta breve historia es un claro ejemplo del papel que pueden jugar las organizaciones independientes en trabajar por la justicia social y económica. Esta primera organización estuvo integrada por jóvenes profesionales, especialmente abogados, que vieron la importancia de asumir su identidad como consumidores para trabajar por los derechos de las personas. Ellos, por lo tanto, fueron un buen ejemplo de sociedad civil en acción.
Su actividad pionera se proyectó en la creación de Consumers Union en el año 1936, organización que actualmente tiene 450 personas trabajando en programas de pruebas de calidad, información, educación, atención de quejas, y que edita una revista, Consumer Reports, que cuenta con una circulación de 4.5 millones de ejemplares. No hay duda alguna que las organizaciones de consumidores juegan un papel importante en la economía de mercado de los EE.UU.
Hacia fines de la década del 50 el movimiento de consumidores se extiende al continente europeo. En un espacio de 10 años se establecieron organizaciones en la mayor parte de los países del noreste de Europa, así como en Australia y Nueva Zelandia. La mayoría de estas organizaciones adoptaron el modelo de Consumers Union y otras recibieron apoyo gubernamental para su funcionamiento.
En 1960 el movimiento de consumidores tiene un importante avance cualitativo con la creación de Consumers International (CI), la organización mundial que nace como un acuerdo de seis organizaciones y que agrupa actualmente a más de 250 en todos los continentes, incluyendo a la Comisión de Libre Competencia y Asuntos del Consumidor (CLICAC). CI tiene dos objetivos principales, el primero es apoyar el desarrollo de las organizaciones de consumidores en los diferentes países. y el segundo es representar al movimiento de consumidores en los foros internacionales.
La creación de CI impulsó el desarrollo del movimiento de consumidores y es así como a comienzos de la década del 70 se crean las primeras organizaciones en Asia y América Latina. Con su inserción en estos continentes y más recientemente en ¡frica, el movimiento de consumidores amplía su influencia y surgen ante él, nuevos desafíos.
El desarrollo alcanzado en nuestro continente descansa en la comprensión de un hecho principal. Nadie puede desconocer que la economía de mercado ha tenido éxito en suministrar, y en abundancia, bienes y servicios a quienes estén en condiciones de acceder a ellos. Pero en sí misma, esa economía de mercado no siempre provee los mecanismos que permiten asegurar la satisfacción de las necesidades básicas de los sectores más postergados; que aseguren alimentos, medicamentos y tecnologías seguras; que permitan una compensación justa frente a los daños sufridos en las relaciones de consumo; y que garanticen la información que requieren los consumidores. Para todo esto es necesario crear organizaciones de consumidores, y para hacerlo las personas deben tener coraje para empezar y trabajar por sus derechos.
Pero más allá de este coraje para empezar, lo que resulta determinante para las organizaciones de consumidores es su total autonomía e independencia del Estado y de los proveedores, y su capacidad para aceptar la diversidad y pluralidad de la participación ciudadana.
A los elementos señalados se suman un conjunto de principios éticos, cuya vulneración compromete absolutamente la credibilidad y con ello la posibilidad de desarrollo de las organizaciones que trabajan en un ámbito tan sensible, como es el que nos ocupa. Sin pretender ahondar en sus contenidos, estos principios éticos son: independencia, transparencia, democracia y solidaridad.
Nos parece claro que nos acercamos al cambio de siglo con un movimiento de consumidores fortalecido, que ha sido capaz de interesar a amplios sectores de la sociedad y en esta medida ha logrado que la protección del consumidor sea paulatinamente incorporada a la agenda pública de nuestros países.
Los rápidos y profundos cambios en el orden mundial nos plantean nuevos retos. No tenemos años fáciles por delante y por ello la organización de los consumidores pasa a tener una importancia decisiva.
Hoy resulta oportuno recordar la advertencia del sociólogo García Canclini, "nos preparan para ser consumidores del siglo XXI pero ciudadanos del siglo XVII", en el sentido de que nos estamos volviendo más inhumanos a medida que nos convertimos en consumidores de la sociedad global. Ojalá que este Primer Encuentro de Consumidores que se inaugura hoy con la participación de los de líderes del movimiento de consumidores de Panamá, nos permita hacer conciencia sobre la relación de consumo y reflexionar sobre nuestra perspectiva nacional para el próximo milenio. Víctor Hugo solía repetir: "Hay una fuerza más poderosa que toda la fuerza de los ejércitos del mundo, es la fuerza de una idea cuyo tiempo ha llegado". En Panamá, hay una idea esperando, una idea fuerte que es la idea de trabajar por la organización de los consumidores. Comencemos a trabajar por la paz entre comerciantes y consumidores, para que todos nos entendamos y beneficiemos mutuamente.
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