A los ingenieros civiles del país
Publicado 2004/09/24 23:00:00
- Humberto E. Reynolds de Unamuno
No podemos seguir actuando en forma tenue y poco ejecutiva con colegas de la Ingeniería Civil que se prestan para romper todas las normas éticas de la profesión. La junta técnica de Ingeniería y Arquitectura y la Sociedad Panameña de Ingenieros y Arquitectos (SPIA) deben aplicar las sanciones correspondientes a los colegas que están afectando nuestra profesión, haciéndonos a todos cómplices del sinnúmero de anomalías que se han presentado en la materia.
Tenemos una responsabilidad ante la sociedad panameña, y la meta primaria del ingeniero civil es crear conciencia de nuestros servicios. Tenemos que fomentar la colaboración en actividades profesionales que coadyuven en la solución de problemas de la comunidad y del país. Tenemos que prestar la más amplia colaboración al Estado como ente consultor en problemas de ingeniería civil.
Tenemos que promover que el ejercicio profesional se realice dentro del más alto nivel moral y legal, con el objeto de dar cumplimiento al Código de Ética de la SPIA, hoy vigente, con miras a asegurar la integridad de la profesión y la confianza de la sociedad en los servicios prestados. Tenemos que organizar el servicio social del ingeniero civil y colaborar en el servicio social estudiantil, enfocando ambos a actividades para mejorar las condiciones de vida de las personas con menores recursos; así como la prevención y atención de desastres y programas de protección civil, con miras a evitar o minimizar lo que está aconteciendo en el país, como el caso de los tres niños muertos en San Miguelito días anteriores a Navidad.
Tenemos que promover la expedición y reformas de leyes y reglamentos relativos al ejercicio de la Ingeniería Civil, y vigilar y fomentar entre nuestros colegas que dicha actividad se realice en armonía con el medio ambiente, buscando el desarrollo sustentable. Tenemos que servir de árbitros en los conflictos entre profesionales y sus clientes, cuando acuerden someterse los mismos a dicho arbitraje.
Es un gran reto que tenemos ante nosotros y el compromiso con la Patria y nuestros conciudadanos de servirles como lo que somos, "ingenieros civiles", responsables de todo lo que nuestra profesión y nuestra religión cristiana nos exige.
No debemos voltear la mirada hacia el otro lado de lo que está ocurriendo. Por el contrario, hay que actuar y sancionar las irregularidades que se están cometiendo. Ojalá no se hagan oídos sordos a tan vital necesidad. ¡Basta de paños tibios y manos a la obra!
Tenemos una responsabilidad ante la sociedad panameña, y la meta primaria del ingeniero civil es crear conciencia de nuestros servicios. Tenemos que fomentar la colaboración en actividades profesionales que coadyuven en la solución de problemas de la comunidad y del país. Tenemos que prestar la más amplia colaboración al Estado como ente consultor en problemas de ingeniería civil.
Tenemos que promover que el ejercicio profesional se realice dentro del más alto nivel moral y legal, con el objeto de dar cumplimiento al Código de Ética de la SPIA, hoy vigente, con miras a asegurar la integridad de la profesión y la confianza de la sociedad en los servicios prestados. Tenemos que organizar el servicio social del ingeniero civil y colaborar en el servicio social estudiantil, enfocando ambos a actividades para mejorar las condiciones de vida de las personas con menores recursos; así como la prevención y atención de desastres y programas de protección civil, con miras a evitar o minimizar lo que está aconteciendo en el país, como el caso de los tres niños muertos en San Miguelito días anteriores a Navidad.
Tenemos que promover la expedición y reformas de leyes y reglamentos relativos al ejercicio de la Ingeniería Civil, y vigilar y fomentar entre nuestros colegas que dicha actividad se realice en armonía con el medio ambiente, buscando el desarrollo sustentable. Tenemos que servir de árbitros en los conflictos entre profesionales y sus clientes, cuando acuerden someterse los mismos a dicho arbitraje.
Es un gran reto que tenemos ante nosotros y el compromiso con la Patria y nuestros conciudadanos de servirles como lo que somos, "ingenieros civiles", responsables de todo lo que nuestra profesión y nuestra religión cristiana nos exige.
No debemos voltear la mirada hacia el otro lado de lo que está ocurriendo. Por el contrario, hay que actuar y sancionar las irregularidades que se están cometiendo. Ojalá no se hagan oídos sordos a tan vital necesidad. ¡Basta de paños tibios y manos a la obra!
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