Mensaje
Los peligros de la inmoralidad sexual
- Rómulo Emiliani /Monseñor c.m.f.
El sexo lo creó Dios para que fuera una expresión de amor genuina y auténtica, no simplemente una función animal. El sexo existe en el ser humano para que la pareja, que está bendecida por Dios a través del sacramento del matrimonio, exprese su amor.
El sexo lo creó Dios para que fuera una expresión de amor genuina y auténtica, no simplemente una función animal. El sexo existe en el ser humano para que la pareja, que está bendecida por Dios a través del sacramento del matrimonio, exprese su amor.
El sexo lo creó Dios para que fuera una expresión de amor genuina y auténtica, no simplemente una función animal. El sexo existe en el ser humano para que la pareja, que está bendecida por Dios a través del sacramento del matrimonio, exprese su amor. El sexo es sagrado, porque es creación de Dios. En el matrimonio, cuando el esposo y la esposa se aman sexualmente, se santifican.
El sexo fue creado por Dios con el fin de traer nuevos seres humanos al mundo en un ambiente de unión familiar. Ustedes nacieron gracias al gran milagro de amor que es la unión de un hombre y una mujer que, por amor, se entregaron sexualmente.
Duele ver cómo el sexo se profana en nuestra sociedad y cómo tanta gente juega con el sexo. Hay hombres que tienen hijos con varias mujeres. Es triste ver que en la publicidad de la televisión y en las películas se comercializa el sexo y se usa a la mujer como objeto sexual.
El gravísimo problema de la inmoralidad sexual está causando muchos estragos en la vida de los jóvenes. A través de los ejemplos que ven en las películas y los anuncios de publicidad en la televisión y otros medios de comunicación, se les está induciendo a tomar el sexo como algo completamente de diversión, cuando el sexo es sagrado.
Quiero hacer una denuncia pública por la cantidad de películas pornográficas que se exhiben en nuestro medio y que, en definitiva, son diabólicas y dañinas para jóvenes y también adultos. Igualmente, la pornografía que se propaga a diestra y siniestra a través de internet. No profanen su mente leyendo revistas y viendo películas pornográficas, porque eso degenera la mente, que es parte de su cuerpo y templo del Espíritu de Dios. Él quiere que cuiden su cuerpo, su mente y su alma, conservándose sanos, auténticos, puros y limpios. Tengan como ejemplo a nuestra madre, la santísima Virgen María, modelo de pureza, autenticidad y fidelidad a Dios. Es importante que comprendan que la pureza implica no solamente cuidar el cuerpo, sino la mente, los pensamientos y las miradas. Manténganse puros y limpios, porque esa es la voluntad de Dios.
Tomen conciencia del verdadero valor del sexo, respeten su cuerpo y no permitan que nadie lo profane ni juegue con ustedes. ¡Cuídense, muchachos, y ayuden también a que otros lo hagan, porque este mundo les puede inducir al mal! La virginidad es en verdad algo maravilloso, requiere de mucha fortaleza, personalidad y respeto hacia uno mismo, y debe ser motivo de orgullo para cualquier muchacho o muchacha. ¡Hay que ser muy hombre o muy mujer para mantenerse virgen! ¡No al sexo sin amor y fuera del matrimonio!
La palabra de Dios, según San Pablo, dice así: “¿No saben ustedes que los malvados no tendrán parte en el reino de Dios? No se dejen engañar, pues en el reino de Dios no tendrán parte los que cometen inmoralidades sexuales, ni los idólatras, ni los que cometen adulterio, ni los hombres que tienen trato sexual con otros hombres, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los chismosos, ni los tramposos. Y esto eran antes algunos de ustedes, pero ahora ya han sido limpiados y consagrados a Dios, ya han sido librados de culpa en el nombre del Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios” (1 Cor 6, 9-11).
Este texto se refiere a los corintios, que eran gente corrupta con problemas enormes. Ellos se acercaron a Dios y dejaron esos problemas de corrupción para siempre, lo cual significa que Dios es fuerte y poderoso, y con su ayuda se puede triunfar y cambiar de forma permanente. Si ustedes creen en las promesas de Dios y tienen plena confianza en Él, no pueden fracasar.
Es necesario que conozcan y comprendan los terribles peligros que los amenazan. Ustedes no van a escapar de la tentación, porque hasta el mismo Hijo de Dios fue tentado. Todo depende de ustedes. Ni sus padres ni nadie pueden estar cuidándolos continuamente. Solamente ustedes tienen la solución, porque son los dueños de sus vidas. Cuando llegue el momento tendrán que armarse de valor y decir: ¡No a la desviación sexual, al desorden moral y sexual!
El Señor les envía hoy su mensaje a través de Jesús, quien les dice: “Muchachos, Yo los amo, derramé mi sangre y di la vida por ustedes en la cruz. Ustedes valen mucho; quiero lo mejor para ustedes y no quiero que perezcan cayendo en pecado. ¡Vengan conmigo, síganme!”. Si confían en el poder y la fuerza de Jesucristo, el Señor, tendrán éxito, podrán cambiar y dejar atrás todo lo malo, porque solamente con Él, ¡Serán invencibles!
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