Sacrificios
Los viejos y sus sufrimientos
- Fermín Agudo A.
- /
- opinion@epasa.com
- /
No es ventajoso llegar a viejo, siendo presa fácil de las angustias y las incomodidades ilimitadas, cuando los deseos han caído en el desprecio sin fondo y sin orillas, presas de las inabarcables desventuras.

Ellos contribuyeron, con el siglo pasado, presurosos a cooperar con la República. Foto: Archivo.
Rindo el puntual homenaje a todo aquello que en una u otra forma han podido obtener, aunque sean un tanto restringidos, el producto de su sacrificio, ofreciendo los innumerables esfuerzos pretendiendo a cosechar el fruto que a todas luces son calificados menguados.
Y así cursó el tiempo delatando las famosas locuciones constreñidas, basadas en las comunes expresiones que proceden en los duraderos comportamientos afligidos, por no tener que llevar a las ollas de las conmocionadas familias, caminando extensamente con los estómagos vacíos.
Ellos contribuyeron, con el siglo pasado, presurosos a cooperar con la República, reemplazando las numerosas edificaciones de madera con especialidad en la capital, Panamá, reemplazadas por construcciones famosas de requisitos elegantes perdurables.
Este gesto colmado de extrañas excelencias exuberantes ha influido con permanentes insistencias, colaborando con valentía el mejoramiento físico para tener una ciudad organizada como la flor, cuyos pétalos no han padecido la venganza de perder sus estables matices eternos.
No es ventajoso llegar a viejo, siendo presa fácil de las angustias y las incomodidades ilimitadas, cuando los deseos han caído en el desprecio sin fondo y sin orillas, presas de las inabarcables desventuras.
VEA TAMBIÉN: ¿Fraude electoral? ¡El Señor te reprenda!
Es fácil decirles a los demás que no hay dinero, pero ellos nadan en los océanos colmados de billetes paseando a diestra y siniestra sin decirnos dónde reposan los recursos.
Cómo podemos avanzar, acompañados de un pueblo que no sabe tomar decisiones para él, lo bueno o lo malo da igual y así no vamos para ningún lado productivo.
Una tristeza agobiante me acecha al recibir la escandalosa cantidad de personas que viven ultrajadas por las penumbrosas necesidades que sobresalen la abultada cantidad 400 000 unidades.
Es lógico que se practique la candidez en el curioso trato personal, ya que el pobre necesita mucho de aquel que puede ayudarlo.
Unos viven en lo lujoso, otros del conjunto vacío es por ello que ciertos cuerpos son robustos, otros nos relatan las dolencias de la inopia, donde por más que se viva no lo logramos a desarrollar los desafortunados músculos hambrientos de energías.
Ahora la barita mágica palpita para corregir sin demora los problemas con evidencias, esas que acucian al pobre hombre de la calle que vaga sin trabajo, sin dinero, sin comida, ayuno de esperanzas y alejados de las curiosas comodidades como es la de tener una casa para ampararse de la lluvia y el sol.
No se puede conducir un país basado en la falacia, de ser así es mejor no contar con correctivos indicados que pueden mejorar la vida en condiciones remediables.
VEA TAMBIÉN: Automatización y desocupación, gran tema del siglo XXI
Una vez lo dije en el pasado haciendo uso de un diario que nuestro pueblo era ciego, sordo y mudo, pudiéndolo corroborar en una de las pasadas elecciones donde el sujeto se encontraba feliz con dos balboas en el bolsillo y la papeleta rayada, anunciando así la tendencia afectiva en la selección de dicho propósito.
No vivían en la provincia, pero se postulaban en ella porque al final obtenían el puesto sin sacrificio alguno, el resultado era plenamente ostensible.
Pude asimilar que la amistad no valía un centavo, fuera de todo poder superlativo.
Fue aquí cuando pude realizar la diagnosis a mi propia personalidad donde arribé a la triste conclusión: No entres jamás a estos predios donde gobierna el desastre sin parangón.
Docente jubilado.
Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.