Análisis
¡Luchemos por mantener la libertad fecunda!
- Paulino Romero C.
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- opinion@epasa.com
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La libertad ni se regala ni se despilfarra. Es un don conquistado con el esfuerzo, que nos pertenece a todos solidariamente, y que todos estamos en el deber de cuidar.

Siempre hemos pensado que la investigación científica, económica, política y social, como tarea de la inteligencia, tiene como primer elemento la libertad, la iniciativa individual que es imposible coartar, pero que, al mismo tiempo, hay que tratar de coordinar para señalar los campos preferentes hacia los cuales es necesario orientar y atraer ese esfuerzo que cada uno realiza mediante su tarea individual.
Hay que mantener la libertad, al mismo tiempo que es preciso defenderla contra quienes buscan valerse de la inexperiencia colectiva para aplicar sistemas que, a la derecha o a la izquierda, desconocen el valor de la persona humana y pretenden aniquilarla ofreciendo alternativamente orden o bienestar.
La libertad ni se regala ni se despilfarra. Es un don conquistado con el esfuerzo, que nos pertenece a todos solidariamente, y que todos estamos en el deber de cuidar.
Quienes más activamente lo ejercen, en el campo de la unión, son precisamente los que cada día se convencen más de que cuidar este privilegio nacional es algo que a todos nos interesa, por encima de los modos de pensar y de los intereses parciales de cada uno.
Cuando alguien atenta contra la libertad, no atenta contra la existencia de un gobierno ni contra las posibilidades de una administración, sino que lo hace contra el propio clima que es indispensable para que los medios de comunicación (prensa, radio, televisión, redes sociales) se desarrollen en forma próspera y total.
La libertad no es incompatible con la organización, sino que marchan juntas: la libertad, como atributo esencial de la persona humana; la organización, la disciplina, como condición indispensable para realizar grandes empresas.
Unidad en la pluralidad. Pluralidad indispensable no solo por la convicción de que esa pluralidad respetuosa y armónica es del fundamento indispensable de una vida política decente, sino también por lo que anhelamos quienes hemos vivido y sufrido parte del largo y dramático proceso de nuestro pueblo por conquistar y asentar sus libertades.
Estamos orgullosos de nuestra libertad, y estamos conscientes de que ella, aunque sin duda envuelve riesgos, constituye uno de los factores más poderosos para labrar solidariamente el destino nacional.
La libertad sirve de estímulo a la propia responsabilidad de cada uno.
Ya no es el Gobierno solamente aquel en el que se piensa que residen todas las soluciones, y de cuya voluntad o capricho depende el desarrollo de la actividad social, sino que sentimos que construir un país es tarea solidaria de todos.
Creemos que la libertad es como un factor poderoso para el estímulo a la iniciativa y a la creación individual, y estamos convencidos de que es difícil sustituirla como elemento propicio para la labor del escritor.
Algunas veces hemos oído decir que la libertad sin pan es una farsa, y esto sale del alma de centenares de miles de personas que soportan una dura realidad.
Pero también hemos podido verificar en el diálogo directo, leal y sincero con los marginales sociales, que el pan sin libertad es humillante y destroza y destruye las mejores aspiraciones y las mejores posibilidades de la humanidad.
¡Tenemos que luchar para defender la libertad, para garantizar lo que se ha obtenido al cabo de penosos esfuerzos, pero sentimos la necesidad inaplazable de poner esos altos valores en función de la conquista de una vida mejor para todos los hombres!
Pedagogo, escritor, diplomático.
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