Análisis
Mercado doméstico: otro enfoque equivocado de la Cámara de Comercio
- Juan Jované
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- opinion@epasa.com
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La CCIAP está muy lejos de comprender correctamente el problema y mucho más lejos de tener la capacidad de proponer una política que efectivamente resuelva los problemas.

El mercado interno, también conocido como mercado doméstico, es un elemento fundamental para el funcionamiento de la economía panameña. En efecto, pese al notable nivel de apertura hacia el exterior de nuestra economía, la demanda doméstica, es decir, la que bajo la forma de inversiones y consumo se genera internamente, constituyó en el 2016 el 71.6% de la demanda total. Más aún, este porcentaje ha venido elevándose sistemáticamente desde el 2013, cuando el mismo apenas alcanzó un nivel del 62.2%.
La importancia de la demanda doméstica para el empleo no solo replica la que tiene para la actividad económica, sino que la supera. Esto se debe a que algunos de los sectores de exportación, como es el caso del Canal de Panamá, son muy densos en capital, por lo que tienen un impacto directo relativamente moderado sobre la demanda de la fuerza de trabajo.
En estas condiciones resulta novedoso que la Cámara de Comercio, Industria y Agricultura de Panamá (CCIAP), que siempre ha apadrinado la llamada política neoliberal, se sienta preocupada por la evidente desaceleración del mercado interno, reconociendo que tanto el sector agrícola como el industrial han sido "largamente marginados por políticas que desestimulan su permanencia y ciertamente amenazan su continuidad productiva".
La CCIAP, sin embargo, está muy lejos de comprender correctamente el problema y mucho más lejos de tener la capacidad de proponer una política que efectivamente resuelva los problemas.
Si se entiende, como lo han hecho importantes autores, entre los que se encuentran Michal Kalecki, Nicholas Kaldor y Joan Robinson, que la propensión marginal al consumo es mayor para los asalariados que para quienes reciben beneficios, resulta claro que la distribución del ingreso resulta ser un determinante central de la demanda interna.
Este factor, como se sabe, ha tomado un signo negativo en Panamá, donde la participación de los asalariados en el PIB se redujo del 37.8% en el 2000 a tan solo el 24.7% en el 2016, frenando la posibilidad de un mayor crecimiento del mercado interno.
Esto se refleja en una caída de la propensión al consumo desde el 60.0% del PIB en el 2000 a tan solo el 50.1% en el 2016, lo que ha limitado el conocido factor multiplicador de la economía. Si bien este proceso fue contrarrestado por el creciente y masivo endeudamiento de los asalariados, también es cierto que este mecanismo se encuentra cada vez más agotado. Es así que mientras que en el año 1998 la relación deuda bancaria de consumo - remuneraciones totales de los asalariados fue de apenas el 38.3%, la misma actualmente se encuentra a un nivel de 71.2%.
Si a todo esto se le suma el efecto perverso del aperturismo extremo, promovido por la política neoliberal, sobre el sector agrícola y el industrial, así como la especulación comercial con los productos de primera necesidad, entonces se puede entender el problema de la desaceleración del mercado doméstico.
Lo que obviamente no quiere comprender la CCIAP es que la activación del mercado interno pasa por la justicia social y la protección al productor nacional.
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