Análisis
No mentirás
...las innegables crisis en las esferas de la educación, el agua, la salud, el transporte, así como la presencia de un sistema judicial selectivo, la permanencia de la corrupción y un sistema electoral al servicio de los sectores económicamente dominantes, más bien nos ponen cerca de la presencia de un estado fallido.
- Juan Jované
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- - Publicado: 11/7/2018 - 12:00 am
El octavo mandamiento del decálogo que, según la tradición judeo-cristiana, Dios le entregó a Moisés, se expresa hoy día de la siguiente manera: "No darás falsos testimonios ni mentirás".
Se trata de una invaluable pieza de sabiduría ancestral, de una institución destinada a asegurar la convivencia entre los seres humanos.
No es casual, entonces, que Santo Tomás de Aquino haya afirmado que "los hombres no podrían vivir juntos si no tuvieran confianza recíproca, es decir, si no se manifestasen la verdad".
Tampoco lo es que Gandhi asegure que "la moralidad es la base de toda la vida y la verdad es la substancia misma de la vida moral", destacando que "el amor a la verdad hace ser cauteloso".
No resulta, a nuestro juicio, cauteloso que en el último discurso de quien tiene la más alta responsabilidad de dirigir los destinos del país se afirme que en Panamá no existe una crisis institucional, sino una democracia funcional.
Cualquier analista imparcial recordaría que las innegables crisis en las esferas de la educación, el agua, la salud, el transporte, así como la presencia de un sistema judicial selectivo, la permanencia de la corrupción y un sistema electoral al servicio de los sectores económicamente dominantes, más bien nos ponen cerca de la presencia de un estado fallido.
Si el Ejecutivo asegura que no existe crisis institucional, ¿por qué también afirma que la Constitución, es decir la institución más importante del país, debe ser rediseñada a profundidad?
En el discurso analizado existen otros importantes descuidos con respecto a la verdad.
Así, por ejemplo, se afirma "que en estos 4 años no se ha utilizado un sola granada lacrimógena", mientras que todos recordamos la reciente represión en Colón, las ocurridas en los predios de la Universidad de Panamá, así como los violentos desalojos de precaristas y manifestantes.
Otro descuido con la verdad está en la permanente confusión entre las cifras planteadas y la realidad.
En efecto, sin que se haya concluido ninguno de los casos de corrupción y los recursos no hayan pasado definitivamente al Estado, se afirma que "se recuperaron 500 millones de dólares, que se habían malversado, 390.0 millones por la vía judicial".
A esto se agregan otros supuestos "250 millones producto de la transparencia en las contrataciones públicas", los cuales dadas las permanentes denuncias sobre estos procesos generan una sana duda sobre la existencia de los mismos.
En el caso de las construcciones de viviendas también existe una confusión deliberada entre lo realizado con lo que se pretende realizar.
Esto es claro en frases como: "45 mil familias panameñas que ya tienen vivienda nueva y pronto serán más de 100 mil…"
¿Se puede duplicar lo realizado en cuatro años en menos de uno? En relación con el empleo, para dar otro ejemplo, el discurso omite decir que el desempleo del 5.9 %, proviene de un proceso de incremento del mismo observado durante el actual gobierno, olvidando además, que la informalidad se ha elevado hasta el 40.8%.
A final de cuentas nos encontramos, lastimosamente, frente a un discurso groseramente descuidado con la verdad.
Economista.
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