Nobel de Literatura
Publicado 2004/10/29 23:00:00
Del extremo norte de Europa proviene la más reciente evidencia de que las mujeres son aún objeto del mero cumplimiento de apariencias y descarada explotación política. Me refiero a Elfriede Jelinek, ganadora del Premio Nobel 2004 de Literatura. Nació en 1946 en el pueblo austriaco de Muerzzuschlag. Sólo 10 mujeres han ganado el Nobel de Literatura desde que fue creado hace 103 años. La anterior ganadora fue la polaca Wislawa Szymborska, en 1996. Jelinek dijo a los reporteros: "Me aseguraron que el premio me lo habían concedido porque valoran mi trabajo, no porque soy mujer". Puede que sea así porque es una izquierdista, militante feminista y totalmente hostil al gobierno de George W. Bush. Su nuevo drama, "Babel", tiene que ver con el tratamiento de prisioneros, por parte de soldados de EU, en la cárcel Abu Ghraib, en Irak.
Le tocó al secretario permanente del Comité del Premio Nobel, Horace Engdahl, negar que la selección de este Nobel fuese un mensaje político. Pero obviamente no quisieron ver las asombrosas posiciones políticas de Jelinek. En 1974 se inscribió en el Partido Comunista de Austria, algo que una persona comprometida con la democracia, la libertad de prensa y la libertad de expresión nunca haría. Perteneció al Partido Comunista hasta 1991, el mismo año que dejó de existir la Unión Soviética. Hay que ser una persona muy especial para seguir creyendo en el comunismo cuando tantos europeos del Este escapaban en la primera oportunidad que se les presentaba. Ningún periodistas le preguntó a Jelinek su opinión sobre las políticas de emigración de Alemania Oriental, la supresión de Solidaridad en la Polonia comunista ni la persecución de escritores y artistas por parte de los regímenes comunistas. Si sentía algún arrepentimiento, no se lo dejó saber a nadie. Y mantiene que siempre está del lado de los débiles, nunca de los poderosos.
El tema del comunismo también fue planteado este año con respecto a la ganadora del premio Nobel de la Paz, otra mujer, la Dra. Wangari Maathai, ambientalista de Kenia, seleccionada luego de la decisión de ampliar el alcance del premio para incluir la defensa del medio ambiente. De 64 años de edad, es congresista y viceministra del Ambiente. Es la primera africana que gana ese premio y dirige el movimiento Cinturón Verde que ha plantado 30 millones de árboles en Africa. Mantiene que el SIDA es un arma biológica desarrollada como parte de una infernal conspiración para destruir a los negros. Pero no dice quién es responsable de ese complot racista. A Lech Walesa, ganador también del premio, le sorprendió que este año fuese concedido a un ambientalista. Añadió que quizás se debe a que ya no hay apartheid ni comunismo.
Lamentablemente, el comunismo sigue vigente en el país más poblado del mundo, China, nación que ha ocupado a Tíbet desde 1995. Uno se pregunta qué pensará de eso Jelinek. Quizás los ganadores el próximo año ofrecerán un plan para que China se retire del Tíbet y deje de amenazar a Taiwan. Corea del Norte y Cuba siguen siendo campos de concentración estalinistas, bajo el puño de megalómanos, Kim Jong-Il y Castro.
Como decía F. A. Hayek, el socialismo facilita que los más crueles obtengan el poder. A las mujeres les convendría mucho más leer "Camino de servidumbre" de Hayek que la obra de Jelinek. Los miembros del comité de los Nobel deberían de dejar de explotar a las mujeres en respaldo de sus opiniones políticas.
(*) Presidenta del Pacific Research Institute.www.aipenet.com
Le tocó al secretario permanente del Comité del Premio Nobel, Horace Engdahl, negar que la selección de este Nobel fuese un mensaje político. Pero obviamente no quisieron ver las asombrosas posiciones políticas de Jelinek. En 1974 se inscribió en el Partido Comunista de Austria, algo que una persona comprometida con la democracia, la libertad de prensa y la libertad de expresión nunca haría. Perteneció al Partido Comunista hasta 1991, el mismo año que dejó de existir la Unión Soviética. Hay que ser una persona muy especial para seguir creyendo en el comunismo cuando tantos europeos del Este escapaban en la primera oportunidad que se les presentaba. Ningún periodistas le preguntó a Jelinek su opinión sobre las políticas de emigración de Alemania Oriental, la supresión de Solidaridad en la Polonia comunista ni la persecución de escritores y artistas por parte de los regímenes comunistas. Si sentía algún arrepentimiento, no se lo dejó saber a nadie. Y mantiene que siempre está del lado de los débiles, nunca de los poderosos.
El tema del comunismo también fue planteado este año con respecto a la ganadora del premio Nobel de la Paz, otra mujer, la Dra. Wangari Maathai, ambientalista de Kenia, seleccionada luego de la decisión de ampliar el alcance del premio para incluir la defensa del medio ambiente. De 64 años de edad, es congresista y viceministra del Ambiente. Es la primera africana que gana ese premio y dirige el movimiento Cinturón Verde que ha plantado 30 millones de árboles en Africa. Mantiene que el SIDA es un arma biológica desarrollada como parte de una infernal conspiración para destruir a los negros. Pero no dice quién es responsable de ese complot racista. A Lech Walesa, ganador también del premio, le sorprendió que este año fuese concedido a un ambientalista. Añadió que quizás se debe a que ya no hay apartheid ni comunismo.
Lamentablemente, el comunismo sigue vigente en el país más poblado del mundo, China, nación que ha ocupado a Tíbet desde 1995. Uno se pregunta qué pensará de eso Jelinek. Quizás los ganadores el próximo año ofrecerán un plan para que China se retire del Tíbet y deje de amenazar a Taiwan. Corea del Norte y Cuba siguen siendo campos de concentración estalinistas, bajo el puño de megalómanos, Kim Jong-Il y Castro.
Como decía F. A. Hayek, el socialismo facilita que los más crueles obtengan el poder. A las mujeres les convendría mucho más leer "Camino de servidumbre" de Hayek que la obra de Jelinek. Los miembros del comité de los Nobel deberían de dejar de explotar a las mujeres en respaldo de sus opiniones políticas.
(*) Presidenta del Pacific Research Institute.www.aipenet.com
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