Panamá
Nuestra naturaleza, nuestro tesoro
- Randy Atencio Valdespino
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- Profesor Especial de la Universidad de Panamá
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Para los panameños nuestro país constituye nuestro hogar, único y preciado. Aunque es cierto que podemos habitar en otras latitudes o países, también es muy cierto que siempre recordaremos dentro de nuestro sentir, nuestra patria amada.
Aunque al hablar de Panamá de manera general, lo primero que recuerda su nombre, es obviamente el Canal de Panamá que es reconocido a nivel internacional como una obra de ingeniería única en su naturaleza aunada a una privilegiada posición geográfica dentro del continente americano. El canal para los panameños es un tema sensitivo puesto que forma parte del alma e identidad de la nación.
En este sentido unos de los mayores recursos y en muchas ocasiones menos apreciado es su riqueza natural sostenida por una rica biodiversidad nativa. Un concepto en ocasiones difícil de definir en términos de diccionario, prácticos, correctos y completos. Sin duda que abarca todo el entorno vivo y no animado que nos rodea, pero que al final se mezcla como pinturas dentro de paisajes que forman parte de nuestro diario vivir, que incluye planicies, llanuras, ríos, montañas, flora y fauna, sin excepción todo aquello que está dentro de una superficie o sección del planeta que se llama Panamá.
En este sentido las fuentes de agua naturales de Panamá son vitales para la vida tanto de la fauna, flora y de la población humana. De allí vienen anécdotas difíciles de olvidar como ocurría en los años ochenta y noventa del siglo pasado cuando las visitas a los ríos y quebradas era parte de la tradición familiar, sobre todo en el interior del país, donde visitar ríos como el Santa María (una de las joyas más preciadas de la provincia de Veraguas) o quebradas era parte de las vacaciones o días libres de muchas familias. Tristemente muchas de estas quebradas han desaparecido y con ello se borró para siempre la vida que con ellas estaban.
Que decir de todas las playas y las islas que adornan las costas panameñas, no solo apreciadas por los nacionales sino por las personas de otros países del mundo que vienen a practicar deportes asociados a nuestras playas o simplemente para bañarse y sentir el amanecer o atardecer tropical que ofrecen las costas panameñas, costas que albergan millones de vidas tanto terrestres como acuáticas.
La flora exuberante y diversa de Panamá que incluye miles de especies vegetales que impresionan desde el momento que una persona tiene contacto con ella, al observar aquellos colores verdes, naranjas, azules y otros matizados dentro de lo profundo y expresivo que albergan las reservas boscosas cercanas a la vista en las carreteras principales del país, donde cada día la frontera humana avanza tanto desde el punto de vista agrícola como urbano, borrando aquel hermoso paisaje.
Como olvidar que algunas décadas atrás en Panamá los llamados "potreros" estaban llenos de tanta diversidad de plantas tales como: guayabita sabanera, palma de corozos, guaba, nance, mamón, marañón, naranja y mango, entre otras plantas que forman parte de la cultura tradicional panameña, que hoy día también están desapareciendo.
Sin duda que la fauna panameña reviste el paisaje natural, misma que ha sufrido tantos embates para sobrevivir y en algunos casos próximas a la extinción de no tomar medidas adecuadas, cuando por ejemplo se luce entremezclado con la flora la presencia de iguanas, serpientes o culebras, pájaros diversos, zarigüeyas, armadillos, osos hormigueros, osos perezosos, entre otros, muchos de estos animales que tristemente observamos en las calles atropellados de manera inmisericorde. ¿Qué sentido tiene matar un animal inocente?
Al describir nuestra naturaleza, nos quedamos cortos al olvidar aquellos organismos pequeños como bacterias, virus, hongos y otros microrganismos que tienen sus reinados asociados a los grandes ecosistemas de bosques, sabanas, ríos y montañas, entre otros existentes en Panamá.
Hoy cuando se habla de cambio climático, degradación de los ecosistemas, contaminación de fuentes de agua, entre otros elementos degradantes de nuestra naturaleza, nos hace falta como sociedad lograr el balance de la sostenibilidad, la resiliencia, la prosperidad, la empatía, la piedad y el progreso de la sociedad. Quizás en el futuro logremos un balance entre la naturaleza y el desarrollo de la sociedad, sobre todo si tomamos en cuenta que nuestra cultura, medicamentos, alimentos y bienestar en general están asociados al conocimiento, estudio y preservación de la naturaleza que nos rodea. Si destruimos la naturaleza también nosotros colapsamos, es una relación mutua de vida, al final nuestro entorno de vida es sinónimo de Panamá.
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