Ortografía
- Guillermo Márquez B.
No hay la menor duda de que la falta de ortografía es una de nuestras más grandes debilidades colectivas. Profesionales hay, graduados de universidades, que cuando escriben para el público hacen gala de su triste ignorancia, y que no saben que los ordinales de diez y once no son ni onceavo ni doceavo ni décimo primero ni décimo segundo, sino undécimo y duodécimo.
Sorprendentemente nuestra prensa local, a pesar de que tiene correctores de prueba, aparece a diario plagada de faltas ortográficas, lo cual empaña la imagen, tanto de la empresa publicitaria como del país.
Para colmo, hay inventores de palabras que constituyen verdaderos desatinos, pero que el grueso de los ciudadanos, sin consultar diccionario alguno, las acogen como buenas y las repiten cual si fueran papagayos.
Tal es lo que ocurre cuando erróneamente se menciona la región amazónica como amazonía en vez de simplemente amazonia. Una simple comparación nos lo demuestra: No hay Alemanía, ni Letonía, ni Lituanía, ni Caledonía ni Californía.
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