Participación y políticas públicas
Publicado 2005/10/18 23:00:00
- Ginela Escala M./
El desafío para formular políticas correctas es incorporar los actores al proceso..
AFIRMAR QUE el Estado es el único responsable de gestionar las políticas, es un error. Muchas voces han señalado que lo vertical de esta forma de proceder provoca profundizar el abismo entre el horizonte propuesto en el discurso y lo que finalmente se hace o implementa, y que la formulación de la política no camina junto a compromisos institucionales eficientes, en función del desarrollo humano.
En el fondo es una concepción "desde arriba" de las políticas públicas, que reviste un origen estrictamente institucional unidireccional de la acción orientada a problemas públicos, en el cual se privilegia ahí el trabajo de los expertos y los decidores.
La política pública emerge del solo de las esferas técnicas, legales y administrativas de las burocracias para el consumo pasivo de una sociedad pasmada.
No olvidemos que lo público no es sinónimo de gobierno, sino también de ciudadanía. No reconocerlo es negar la base de la democracia que afirma en sus marcos jurídicos, que es el pueblo -la ciudadanía- es el origen, fuente y referencia sustantiva del poder.
Tradicionalmente, ha prevalecido la idea de que el problema consiste en formular la "política correcta" para luego informar a los distintos actores que estarían aguardando conocerla, para así ponerla en marcha. En el fondo esta idea refleja una visión muy limitada sobre el papel de los actores en la gestión de las políticas públicas. Lejos de ser pasivas y receptoras de las decisiones políticas o simples entidades ejecutoras de las mismas, las actores son portadoras de multiplicidad de intereses que resignifican activamente los propósitos e intenciones formulados en la política e inclusive rechazarla.
El olvido o la negación a asumir el papel real que tienen los actores conduce a diseñar políticas en abstracto, como si fuesen sólo materia técnica o o un ejercicio intelectual. El desafío para formular políticas correctas es incorporar los actores al proceso de formulación y ejecución de políticas.
En palabras de Jacques Lagroye, las políticas públicas son un tipo de acciones que se conciben "como resultado de una interacción en la cual participan múltiples agentes (gubernamentales y no gubernamentales), los que intervienen en función de los propios intereses y con arreglo a sus concepciones de la vida social".
La participación ciudadana en políticas públicas debe entenderse como toda actividad de los
las ciudadanos/as dirigidos tanto a participar en la elección de sus gobernantes como en incidir en la formación de la política estatal. Esto recoge una amplia gama de acciones colectivas o individuales, de apoyo o de presión, mediante las cuales grupos, organizaciones, personas intentan incidir en las decisiones acerca del tipo de gobierno que debe conducir a la sociedad, en la formas cómo se dirige al gobierno, o en las decisiones oficiales que repercuten en la sociedad.
Se trata de cultivar una ciudadanía formada, crítica y madura que comprenda y asuma que todos y todas son sujetos de derechos y obligaciones. Para los gobiernos muchas veces la participación se reduce a involucrar a la gente en la ejecución de políticas definidas desde arriba, o consultar sin asumir para nada los aportes generados en este ejercicio, obstaculizando la posibilidad de participación en diversos niveles incluso en el consenso decisional. En cambio, para los movimientos ciudadanos, la búsqueda de participación real es una de sus principales reinvindicaciones.
Sólo en la medida en que el ciudadano se considere parte del ciclo de políticas públicas tendrá la iniciativa de ser actor y fiscalizador. Cualquier sistema que no sea sosteniblemente fundamentado en un modelo participativo y transparente, se convierte en un esquema autoritario que pervierte el sentido de las promesas de campaña, programas de gobierno o doctrinas partidarias por muy hermosamente expresados que estén. Es innegable la necesidad de estrechar o anular la brecha entre el quehacer público y la ciudadanía.
En esta ciudadanía, el sujeto democrático gesta la participación y se gesta en ella. La participación es clave pues está íntimamente ligada al acceso a la toma de decisiones, tomando en cuenta la voluntad de los sujetos. Es la voluntad de ser menos objeto y más sujeto. Esto se manifiesta a través del empoderamiento ciudadano en el ejercicio participativo democrático en todas las esferas de la vida en democracia.
La participación es la antítesis del autoritarismo que pregona una direccionalidad preestablecida, o del populismo que plantea el consentimiento de la gente sobre la base del paternalismo; o la visión estrecha que pregona la participación individualista en un mercado concentrador de ingresos y excluyente de muchos grupos humana.
La participación debe estar íntimamente ligada al acceso a la toma de decisiones tomando en cuenta la voluntad de los sujetos, y pues se trata de caminar responsablemente hacia la meta de que éstos se conviertan en protagonistas de sus vidas.
El Estado necesita ser transformado con espacios de más vigencia de la sociedad civil, reivindicando la presencia de los sujetos en los diversos niveles de consulta, discusión, tomas de decisiones con respecto a estrategias, planes y proyectos. Cada nivel de la participación (información, consulta, decisión) da lugar a resultados de más legitmidad y efectividad en las acciones.
(raulleisr@hotmail.com)
En el fondo es una concepción "desde arriba" de las políticas públicas, que reviste un origen estrictamente institucional unidireccional de la acción orientada a problemas públicos, en el cual se privilegia ahí el trabajo de los expertos y los decidores.
La política pública emerge del solo de las esferas técnicas, legales y administrativas de las burocracias para el consumo pasivo de una sociedad pasmada.
No olvidemos que lo público no es sinónimo de gobierno, sino también de ciudadanía. No reconocerlo es negar la base de la democracia que afirma en sus marcos jurídicos, que es el pueblo -la ciudadanía- es el origen, fuente y referencia sustantiva del poder.
Tradicionalmente, ha prevalecido la idea de que el problema consiste en formular la "política correcta" para luego informar a los distintos actores que estarían aguardando conocerla, para así ponerla en marcha. En el fondo esta idea refleja una visión muy limitada sobre el papel de los actores en la gestión de las políticas públicas. Lejos de ser pasivas y receptoras de las decisiones políticas o simples entidades ejecutoras de las mismas, las actores son portadoras de multiplicidad de intereses que resignifican activamente los propósitos e intenciones formulados en la política e inclusive rechazarla.
El olvido o la negación a asumir el papel real que tienen los actores conduce a diseñar políticas en abstracto, como si fuesen sólo materia técnica o o un ejercicio intelectual. El desafío para formular políticas correctas es incorporar los actores al proceso de formulación y ejecución de políticas.
En palabras de Jacques Lagroye, las políticas públicas son un tipo de acciones que se conciben "como resultado de una interacción en la cual participan múltiples agentes (gubernamentales y no gubernamentales), los que intervienen en función de los propios intereses y con arreglo a sus concepciones de la vida social".
La participación ciudadana en políticas públicas debe entenderse como toda actividad de los
las ciudadanos/as dirigidos tanto a participar en la elección de sus gobernantes como en incidir en la formación de la política estatal. Esto recoge una amplia gama de acciones colectivas o individuales, de apoyo o de presión, mediante las cuales grupos, organizaciones, personas intentan incidir en las decisiones acerca del tipo de gobierno que debe conducir a la sociedad, en la formas cómo se dirige al gobierno, o en las decisiones oficiales que repercuten en la sociedad.
Se trata de cultivar una ciudadanía formada, crítica y madura que comprenda y asuma que todos y todas son sujetos de derechos y obligaciones. Para los gobiernos muchas veces la participación se reduce a involucrar a la gente en la ejecución de políticas definidas desde arriba, o consultar sin asumir para nada los aportes generados en este ejercicio, obstaculizando la posibilidad de participación en diversos niveles incluso en el consenso decisional. En cambio, para los movimientos ciudadanos, la búsqueda de participación real es una de sus principales reinvindicaciones.
Sólo en la medida en que el ciudadano se considere parte del ciclo de políticas públicas tendrá la iniciativa de ser actor y fiscalizador. Cualquier sistema que no sea sosteniblemente fundamentado en un modelo participativo y transparente, se convierte en un esquema autoritario que pervierte el sentido de las promesas de campaña, programas de gobierno o doctrinas partidarias por muy hermosamente expresados que estén. Es innegable la necesidad de estrechar o anular la brecha entre el quehacer público y la ciudadanía.
En esta ciudadanía, el sujeto democrático gesta la participación y se gesta en ella. La participación es clave pues está íntimamente ligada al acceso a la toma de decisiones, tomando en cuenta la voluntad de los sujetos. Es la voluntad de ser menos objeto y más sujeto. Esto se manifiesta a través del empoderamiento ciudadano en el ejercicio participativo democrático en todas las esferas de la vida en democracia.
La participación es la antítesis del autoritarismo que pregona una direccionalidad preestablecida, o del populismo que plantea el consentimiento de la gente sobre la base del paternalismo; o la visión estrecha que pregona la participación individualista en un mercado concentrador de ingresos y excluyente de muchos grupos humana.
La participación debe estar íntimamente ligada al acceso a la toma de decisiones tomando en cuenta la voluntad de los sujetos, y pues se trata de caminar responsablemente hacia la meta de que éstos se conviertan en protagonistas de sus vidas.
El Estado necesita ser transformado con espacios de más vigencia de la sociedad civil, reivindicando la presencia de los sujetos en los diversos niveles de consulta, discusión, tomas de decisiones con respecto a estrategias, planes y proyectos. Cada nivel de la participación (información, consulta, decisión) da lugar a resultados de más legitmidad y efectividad en las acciones.
(raulleisr@hotmail.com)
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