Peligro: CD-ROM

Con los libros impresos en imprentas de tipos móviles se revolucionó el mundo al abaratarse los costos de impresión, trayendo como consecuencia un mayor interés de aprender a leer y escribir para tener acceso a ese nuevo mundo que se abría. Poco después aparecerán las primeras casas editoriales, si se les pudiese llamar así, y al ver que tenían un mercado heterogéneo, donde los más pudientes tenían unos gustos que aparte de cultos, eran picantosos, introducen los libros "subidos de tono" que siempre fueron criticados por las instituciones morales imperantes, en este caso, la Iglesia. La imprenta trajo no sólo libros, sino revistas y hasta panfletos y hojas volantes. Pasa el tiempo, y salvo la introducción de colores, nada nuevo hay hasta bien entrado el Siglo XX, cuando la impresión offset desplazó a la litografía y la tipografía junto al grabado en libros. Más barato resultó producir material bueno y aún más barato, el malo.
Desde hace unas décadas tenemos computadoras para las cuales surgieron diversas revistas serias. Hará no menos de 10 años que también surgieron revistas malísimas, dado que sólo se interesan por los aspectos negativos o de consumismo de la informática en el hogar de los seres humanos. Todos hemos vivido el desplazamiento de las caseteras y los tocadiscos tradicionales por el Disco Compacto o CD, del cual hay una versión para películas tal como hay VHS. Luego asistimos a la introducción del CD-ROM, o sea, el CD especialmente preparado para ser usado en nuestras computadoras que tengan la unidad lectora apropiada. Incluso hay unidades que graban. Con ello vino otra generación de revistas especializadas, serias todas las que iniciaron, donde se brindaba información sobre dónde y cómo conseguir los mejores contenidos de CD-ROM.
Al abrir un sobre con una revista sobre CD-ROMs que me llegó recientemente, observé que tenía un grosor adicional. ste consistía en una especie de desprendible a todo color con la indicación sólo adultos. Se refería a CD-ROMs producidos especialmente para ver desnudos femeninos y masculinos en fotos o videos; interacción sexual hétero, homo y bisexual, bestialismo, orgías, obras de Disney y clásicos convertidos al formato X, XX y XXX según lo fuerte del contenido pornográfico; producción para quienes prefieren aberraciones sadistas, masoquistas o sadomasoquistas, y en fin, eso sólo con ver la primera página interior del índice. Refería a otras editoriales que yo conocía como serias, y por probar, compré algunas revistas. Efectivamente, tenían secciones dedicadas al sexo con mayor o menor calidad y contenido pornográfico. El problema, que es muy serio, es que estos contenidos no están solos ni estrictamente al alcance de mayores de edad con criterio sexual y moral formados, sino que hasta un niño de 5 años, en cuya casa exista computadora, puede acceder a esa información del CD-ROM sin que sus padres lo puedan evitar, a menos que estén viendo lo que hace el niño las 24 horas del día, algo materialmente imposible.
La solución no es impedir que los menores de edad usen las computadoras (pues este fenómeno de bombardeo sexual está presente no sólo en revistas y CD-ROMs sino en un 60% del contenido de INTERNET a casi todo nivel, sin mencionar los medios visuales de comunicación). Pensamos que en Panamá, igual que en otros países, las revistas de computadoras que promuevan productos que puedan tener parte de contenido como el que hemos mencionado, deberían ser puestas a la venta al mismo nivel que los almacenes que venden revistas pornográficas: selladas con plástico a una altura tal que un niño no alcanza, y con la señal material informático de adultos.
Nosotros nos quejamos que ahora hay más problemas de identidad sexual y personalidad que en el pasado. A veces no nos damos cuenta de los niveles tan fáciles de acceder a información "dañada" o mala que al ser vista por niños y adolescentes, les hacen torcer el camino que por evolución natural habrían de seguir para llegar a ser hombres y mujeres aptos para servir a la sociedad. Si un niño es bombardeado con material homosexual, y nadie se lo prohíbe o nadie le explica sin escándalos y en lenguaje sencillo esta problemática, no nos podemos quejar que los cuadros de homosexualidad (ulianista o safista) crezcan desmesuradamente. Si un niño, no importa su sexo, en sus ratos de ocio, solo o acompañado de otros chicos en casa, le hacen ver que es curioso tener relaciones con los dos sexos, animales, con dolor, etcétera, de verlo a hacerlo sólo habrá un pequeño trecho que recorrer.
Ojalá y pueda hacerse algo con lo que nos queda de juventud y sociedad sanas. Ese es uno de los peligros que trae la globalización, los mercados libres de frontera y tantas otras cosas, que en sí no son negativos, excepto que permiten muchas cosas que pueden quedar fuera de control, como ya lo quedó la libertad de expresión. Es muy triste observar cómo aparecen cada día sociedades o gremios protectores de animales, de homosexuales, de los derechos del SIDA y de las prostitutas, y no aparece ninguno sobre la protección de los menores es estos aspectos tan especiales. Está muy bien la protección del menor educativa y afectivamente, pero si en la casa ni la escuela se le enseña a asumir su rol masculino o femenino, insistimos, entonces no nos podemos quejar ante el aumento de todo tipo de conductas que son consideradas desviadas.
Ojalá y nuestros flamantes y bien pagados legisladores dejaran de morderse unos a otros para ganar votos, y legislaran sobre estos problemas. Así se hace Patria.