Pistola humeante
Publicado 1999/02/16 00:00:00
Washington/ AIPE.- Si alguien comete un delito a mano armada, la mayoría de la gente estaría de acuerdo en que el individuo es el responsable. Pero han surgido ciertos grupos empeñados en responsabilizar más bien a los fabricantes de armas por esos delitos.
En octubre, la ciudad de Nueva Orleans demandó a los principales fabricantes de armas, argumentando que esas empresas deben ser financieramente responsables por la violencia. Chicago también demandó, mientras que el alcalde de Filadelfia está proponiendo que más de 100 ciudades se pongan de acuerdo para demandar simultáneamente.
¿Qué hay por detrás de estas demandas? Lo que hay es, principalmente, avidez de parte de los abogados litigantes.
Estas demandas copian las que se han hecho contra las tabacaleras y al ver las listas de las firmas de abogados participantes da la impresión que todos los abogados litigantes del país están interviniendo. Una vez que a los fabricantes de cigarrillos se les obligó a pagar 246.000 millones de dólares, era cuestión de tiempo para que los abogados litigantes comenzaran a buscar a otros blancos.
Todos estamos en contra de la violencia, pero esta confabulación contra los fabricantes de armas no es la solución. La revisión de los historiales supuestamente evita que los delincuentes adquieran armas, pero no sucede así, por lo cual muchos ciudadanos se ven obligados a comprar armas para defender a sus familias. Si los abogados litigantes hacen quebrar a los fabricantes de armas o hacen subir considerablemente el precio de éstas, se le dificultará a los ciudadanos respetuosos de las leyes poder comprar armas, pero los criminales las seguirán consiguiendo en el mercado negro.
Quienes apoyan estas demandas no se dan cuenta que las armas son objetos inanimados. De por sí no representan una amenaza a la sociedad. Y si vamos a responsabilizar a los fabricantes por los que otros hacen con ese pedazo de metal, ¿vamos también a responsabilizar a la Ford y a General Motos por los accidentes de autos donde los culpables se dan a la fuga? Tal posición ignora que la violencia es cometida por personas.
John Coale, el abogado litigante de Washington quien participó en las demandas contra las tabacaleras, le declaró hace poco a un reportero que "la gente sigue diciendo que procederemos contra las licoreras y ventas de comida rápida. Pero no lo haremos porque nos gusta demasiado el licor y la carne". Eso no es gracioso. En una sociedad libre, nuestro derecho a comprar un producto legal no debe estar sujeto a los caprichos de los abogados. Y la posesión de un arma, le guste o no a los abogados, sigue siendo legal en este país. Claro que eso pudiera cambiar si los abogados litigantes se salen con la suya, aunque obviamente que su propósito es hacer dinero. Pero por detrás están los que quieren regimentar la posesión de armas y ven en estas demandas el camino para conseguir la prohibición. Y el Washington Post ha reportado que los activistas apoyan estas demandas como parte de su amplia estrategia que busca "no sólo lograr jugosas componendas, sino también la imposición de nuevas regulaciones a las ventas de armas".
La única buena noticia es que todo esto está reviviendo a la Asociación Nacional del Rifle (NRA), la cual ha anunciado que se opondrá a las demandas. Una de las ideas surgidas es la de empujar leyes que limiten los honorarios que los abogados litigantes puedan cobrar en este tipo de demandas. Una vez que los abogados litigantes se den cuenta de que no se trata de una piñata fácil, abandonarán los casos.
Si los activistas en contra de las armas quieren regular a los fabricantes de armas hasta hacerlos desaparecer, no deben tratar de hacerlo en los tribunales. Deben, más bien plantear sus argumentos sobre los méritos de una sociedad sin armas. Aunque si nos guiamos por la historia, se trata de un argumento condenado al fracaso.
En octubre, la ciudad de Nueva Orleans demandó a los principales fabricantes de armas, argumentando que esas empresas deben ser financieramente responsables por la violencia. Chicago también demandó, mientras que el alcalde de Filadelfia está proponiendo que más de 100 ciudades se pongan de acuerdo para demandar simultáneamente.
¿Qué hay por detrás de estas demandas? Lo que hay es, principalmente, avidez de parte de los abogados litigantes.
Estas demandas copian las que se han hecho contra las tabacaleras y al ver las listas de las firmas de abogados participantes da la impresión que todos los abogados litigantes del país están interviniendo. Una vez que a los fabricantes de cigarrillos se les obligó a pagar 246.000 millones de dólares, era cuestión de tiempo para que los abogados litigantes comenzaran a buscar a otros blancos.
Todos estamos en contra de la violencia, pero esta confabulación contra los fabricantes de armas no es la solución. La revisión de los historiales supuestamente evita que los delincuentes adquieran armas, pero no sucede así, por lo cual muchos ciudadanos se ven obligados a comprar armas para defender a sus familias. Si los abogados litigantes hacen quebrar a los fabricantes de armas o hacen subir considerablemente el precio de éstas, se le dificultará a los ciudadanos respetuosos de las leyes poder comprar armas, pero los criminales las seguirán consiguiendo en el mercado negro.
Quienes apoyan estas demandas no se dan cuenta que las armas son objetos inanimados. De por sí no representan una amenaza a la sociedad. Y si vamos a responsabilizar a los fabricantes por los que otros hacen con ese pedazo de metal, ¿vamos también a responsabilizar a la Ford y a General Motos por los accidentes de autos donde los culpables se dan a la fuga? Tal posición ignora que la violencia es cometida por personas.
John Coale, el abogado litigante de Washington quien participó en las demandas contra las tabacaleras, le declaró hace poco a un reportero que "la gente sigue diciendo que procederemos contra las licoreras y ventas de comida rápida. Pero no lo haremos porque nos gusta demasiado el licor y la carne". Eso no es gracioso. En una sociedad libre, nuestro derecho a comprar un producto legal no debe estar sujeto a los caprichos de los abogados. Y la posesión de un arma, le guste o no a los abogados, sigue siendo legal en este país. Claro que eso pudiera cambiar si los abogados litigantes se salen con la suya, aunque obviamente que su propósito es hacer dinero. Pero por detrás están los que quieren regimentar la posesión de armas y ven en estas demandas el camino para conseguir la prohibición. Y el Washington Post ha reportado que los activistas apoyan estas demandas como parte de su amplia estrategia que busca "no sólo lograr jugosas componendas, sino también la imposición de nuevas regulaciones a las ventas de armas".
La única buena noticia es que todo esto está reviviendo a la Asociación Nacional del Rifle (NRA), la cual ha anunciado que se opondrá a las demandas. Una de las ideas surgidas es la de empujar leyes que limiten los honorarios que los abogados litigantes puedan cobrar en este tipo de demandas. Una vez que los abogados litigantes se den cuenta de que no se trata de una piñata fácil, abandonarán los casos.
Si los activistas en contra de las armas quieren regular a los fabricantes de armas hasta hacerlos desaparecer, no deben tratar de hacerlo en los tribunales. Deben, más bien plantear sus argumentos sobre los méritos de una sociedad sin armas. Aunque si nos guiamos por la historia, se trata de un argumento condenado al fracaso.
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