Ponte pilas turismo
Ponte pilas turismo
Porque quedarse en un sitio mucho tiempo, aquello de la rutina a quemarropa oxida el alma, optamos por elegir diversos destinos durante nuestras vacaciones anuales, cuando muchos optan por la casa de playa, finca familiar o visitas a lugares harto conocidos, resultando en más de lo mismo.
Con un mundo tan amplio y tanto por conocer, Dios nos obsequia la vida para tratar de intimar la máxima cantidad de caminos, quijoteando la inmensidad del mapamundi anterior al ocaso.
Desafortunados los que no aprovechan su tiempo para hacerlo, disipando sus ahorros en chucherías que, al fin y al cabo, no sirven como nutrientes al alma, sino como pábulos a sus frágiles egos, conviniendo un enorme agujero en su esencia y una vida coja de efervescencias.
Precisamente por ello existe la imponente popularidad del turismo para presenciar, degustar y olfatear las infinidades de los destinos. Y escogemos los hados, ni más ni menos, por curiosidad. Entonces aquellos lugares que ofrezcan ese algo que nos haga acicalar el corazón estarán siempre a la cabeza de nuestras preferencias.
En nuestro caso en particular, por economías de escala posterior a mucho trote, nuestra marcada preferencia nos lleva a señorear cruceros, por su probada comodidad al desempacar maletas solo una vez, visitando una multiplicidad de destinos resultando en un importante ahorro en tiempo y dinero.
Como ejemplo, nuestro crucero anual en 2025 trata de una travesía trasatlántica de 16 días a bordo del Norwegian Sky embarcando en Barcelona con destino final La Romana en República Dominicana. Aquello, con antesala de varias jornadas en París, Barcelona y Andorra y unas faenas de placidez en las playas del Caribe a su ocaso.
Una de las primordiales razones por la escogencia de este particular recorrido son las escalas en Marruecos y Cabo Verde, nuestra primera incursión en el continente africano. Sobremanera aquello porque hace muchas décadas las refrigeradas salas del otrora magnificente teatro Bella Vista estrenaron el filme Casablanca, agraciado con varios premios Óscar de la Academia, contando con la inolvidable actuación de Humphrey Bogart e Ingrid Bergman, que siempre atestó mi anhelo por conocer aquel paraje que finalmente visitaremos, para lo cual hemos contratado una gira privada con un guía cinco estrellas que domina el español y que nos brindará un bosquejo totalmente diferente a abordar un autobús repleto de obesos cruceristas gringos que descienden en masa en los destinos más visitados.
Y, tratando de cruceristas gringos, que son la mayoría en las embarcaciones que frecuentamos, siempre los topamos abordo, ya sea en los comedores, teatros o sitios de esparcimiento, quienes siempre indagan sobre nuestro origen, "Where are you from?", discerniendo por nuestra estampa nuestro posible devenir en los estados de Florida o California. Al responder "Panamá", producto de su impericia, indagan "How is that?" (¿cómo es aquello?). Aprovecho la ocasión para presentarles una preciosa foto al ocaso de un día de verano con destellos multicolores de los rayos del sol al ocaso de la jornada, donde nos aprestamos mi esposa y yo a cenar bajo los almendros con un fondo impresionante de los imponentes rascacielos de Punta Pacífica. Por supuesto que no se esperaban eso. "Wow, that's Panamá!" y así empiezo a rascar sus cerebros con la curiosidad de conocerle, tal cual me ocurrió a mi con Casablanca hace tanto tiempo. Entonces, con un embrujado narrativo nutro carne al hueso de sus expectativas. Con frecuencia, me los encuentro después, siempre deseosos de escuchar otro capítulo de lo que les describo inicialmente como el paraíso terrenal, intercambiando información de contacto para posteriormente, muchos de ellos viajar al istmo.
Se nos ocurre que dentro de los objetivos primordiales de la misión de nuestro cuerpo diplomático resalte la presentación de los diversos atractivos del istmo, puntual y continuadamente en diversos teatros: cámaras de comercio, clubes cívicos y universidades, entre otros, para engrosar las filas de visitantes hacia Panamá en vez de dedicarse a labores particulares como ocurre en la mayoría de los casos, donde sus nombramientos son resultado de parentesco, amistad o nivel de contacto con el ocupante del trono del Palacio de las Garzas, en lugar de méritos, conocimiento de su destino y una pasión por la venta de nuestro turismo.