Diego Domínguez Caballero
Primer profesional de la filosofía en Panamá
- Abdiel Rodríguez Reyes (opinion@epasa.com) /
El 10 de junio, Diego Domínguez Caballero cumplió tres años de muerto. Es como señala el título de este artículo, el primer profesional de la filosofía en Panamá.
El 10 de junio, Diego Domínguez Caballero cumplió tres años de muerto. Es como señala el título de este artículo, el primer profesional de la filosofía en Panamá.
Profesor de Filosofía y Ciencias Sociales
El 10 de junio, Diego Domínguez Caballero cumplió tres años de muerto. Es como señala el título de este artículo, el primer profesional de la filosofía en Panamá. Esto es en gran parte lo que señala Pulido Ritter en su texto “Filosofía de la Nación Romántica”, que Diego intentó “permanecer dentro del estricto discurso filosófico”, cuestión que logró tras varios lustros en la universidad formando a los futuros filósofos de diversas corrientes fundamentalmente nacionalistas.
LA EDUCACIÓN TIENE UN FIN COLECTIVO: QUE TODOS LOGREMOS SALIR DE LA MINORÍA DE EDAD Y LOGRAR VALERNOS DE NUESTRO PROPIO CONOCIMIENTO. ESTA ES UNA DE LAS GRANDES ENSEÑANZAS QUE NOS DEJA LA FILOSOFÍA.
Hace poco, en una conversación con el director del Departamento de Filosofía de la Universidad de Panamá, nos preguntábamos cómo era posible que Diego con una educación norteamericana tendiera más a los aspectos teóricos que prácticos. En su ensayo “Filosofía y Pedagogía” (1952) señalaba la inconveniencia de apostar por cuestiones técnicas, por ejemplo: “Manejo del salón clase” por “Historia de la pedagogía”. Esto a propósito del debate sobre el futuro de la filosofía en Panamá. Para este es necesario la participación de estudiantes, profesores y todos los amantes de sofía a favor de que la filosofía en el ámbito de lo público no padezca ante las adversidades de nuestros tiempos.
El texto de Diego de 1952 nos permite formularnos algunas cuestiones en materia pedagógica. Es necesario que el educador tenga aparte de la disposición de educar, dos cuestiones: 1-) tener un sentido cabal y justo de lo humano. 2-) tener una visión integral de la posición de él en el cosmos.
A pesar de que estas cuestiones nos persiguen desde hace siglos, aún seguimos dejando atrás lo relacionado a lo humano e integral. Gran parte de nuestros problemas civilizatorios es gracias a que no prestamos la suficiente atención a esto, y no comprender y asumir la tarea fundamental de la filosofía de pensar críticamente los problemas adherentes a la humanidad es perecer con un discurso preso de sus propias contradicciones y limitaciones.
No hacerle frente a los debates contemporáneos y llevarlos al terreno de lo público es otro error a los cuales incurrimos frecuentemente, esto último era el objetivo del ensayo citado de 1952. Ya que las breves tesis contenidas en ese texto estaban sometidas “a la discusión y aclaración” de colegas y personas interesadas en el asunto para lograr consensos y dejar claro los disensos.
Dentro de los problemas de la educación “se comprende que la cuestión de la educación tiene una importancia vital para la sociedad y para la humanidad entera”, nos recuerda Diego.
No hay duda de que la educación es el norte de las naciones que buscan desarrollarse. Por lo tanto, es importante invertir en la producción de conocimiento y preparación de los nuevos agentes de cambio. Para esto es necesario formar integralmente. No estar reducido al claustro de lo que exige un momento determinado. El estudiante debe estar preparado para la vida en el ámbito material y espiritual. El equívoco de solo hacer énfasis en lo primero y olvidar lo segundo es lo que Domínguez llamaría el desvío “de lo realmente vital”.
No es un secreto que hay una confusión, incluso en las más altas esferas de la administración del Ministerio de Educación, cuando confunden la educación con el adiestramiento. El primero es un proceso que como su propio significado en griego dice: es el de formar e instruir; en cambio el segundo tiene connotaciones mecanicistas.
Nuestro tiempo exige personas adiestradas para cumplir fines específicos; por lo tanto, si le somos fieles al propio significado más simple de educación, nos damos cuenta de que la tarea es darle un giro a la educación pensada en términos de adiestramiento, y pensar la educación en donde el individuo es un fin en sí mismo, no un medio para alcanzar fines específicos - particulares.
La educación es un proceso introspectivo. Domínguez lo ve incluso como un proceso individual espiritual, como contraposición a satisfacer solo las necesidades materiales. La educación tiene un fin colectivo: que todos logremos salir de la minoría de edad y lograr valernos de nuestro propio conocimiento. Esta es una de las grandes enseñanzas que nos deja la filosofía.
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