¿Quién es el vencedor?
¿Quién es el vencedor?
Echa fuera de ti la sensación errónea de que eres un derrotado, un fracasado. El mundo con sus ignorantes maneras de ver las cosas, siempre bajo la influencia de las tinieblas, localiza el éxito en tener posesiones, títulos, poder, fama, belleza, influencia, y deja por fuera los auténticos valores de la honestidad, el trabajo, la fidelidad, la humildad, el servir a los demás, el amar, el perdonar.
El mundo ensalza, eleva a los que brillan por sus triunfos en cualquier campo, sea deporte, ciencia, economía, arte, política. Y claro que cuando hay méritos cualquier proeza, grande o pequeña está bien que sea reconocida. Pero los grandes triunfos, los que en verdad son relevantes e impactan en el corazón de la humanidad son los que se elaboran dentro del alma e irradian como rayos de intensa potencia espiritual y tocan la vida de otras personas. Y estas a su vez lo transmiten a otros. Desde dentro nace el amor convertido en misericordia, iluminación, paz, ternura, fortaleza, acogida, generosidad, fraternidad, y que van transformando el mundo. Y quien cultive eso y lo transmita a otros es una persona en extremo exitosa, vencedora.
Al lograr ser mejor persona y ayudar a otros a serla, se ha convertido en un auténtico vencedor. Diríamos que en el cielo tu nombre queda escrito en el Libro de la Vida por ser la persona que gracias al Señor ha logrado ser el hombre nuevo, el ser elevado a la estatura más alta espiritual, que brilla por sus buenas obras, fundamentadas en la fe, la esperanza y el amor. Te has convertido en alabanza de su gloria, en piedra viva espiritual que constituye parte del edificio llamado Iglesia, cuya piedra angular es Cristo.
Cuando una persona es así, servicial, que trata a los demás siempre con respeto, que es consciente de que está cumpliendo una misión sagrada en la tierra, sea como zapatero, taxista, abogado, médico, mecánico o policía, ama de casa o ingeniera aeroespacial, y destaca por su entrega desinteresada a mejorar la existencia humana, es una persona victoriosa. Esa persona ha triunfado. Por considerarse como dice la Palabra esclavo de los demás, el último de todos, es el primero en el Reino. La humildad y la laboriosidad, la acogida y la solidaridad, el ser buen samaritano y ayudar a los que más nos necesitan, son factores que engrandecen al ser humano, lo hacen parecerse más a Cristo y lo convierten en un triunfador. Y puede ser que no tenga casa ni auto propio, ni cuenta de banco a su nombre y nunca salga su nombre en los periódicos, pero es la persona exitosa, victoriosa y triunfadora del Evangelio.