¿Resucitaremos? (III Parte)
- Redacción/
El misterio de la Asunción de la Virgen, quien fue al cielo en cuerpo y alma, por no haber tenido ni un mínimo pecado, nos anuncia que lo que es nuestro cuerpo, corruptible por el pecado después de muerto, también será plenamente resucitado en un "abrir y cerrar de ojos" sin que haya un "antes y un después" y que siempre seremos alma, cuerpo y espíritu en una unidad total. Recordemos que en la dimensión de la eternidad no habrá tiempo y viviremos en un eterno presente.
Este eterno presente que será el cielo nos hace ver que el juicio personal y el universal se darán simultáneamente y veremos a Dios "cara a cara" y gozaremos con Él para siempre si somos salvados por su misericordia divina. En este contexto vemos sin entender, ya que nos falta el concepto tiempo, que el purgatorio será la conciencia plena nuestra que nos hará ver la dimensión de nuestros pecados y el dolor causado nos purificará de todo para poder "estar con Dios". No hay manera humana de explicar esto, pero es verdad de fe.
Esta verdad de nuestra resurrección nos da el sentido profundo de la vida necesario para peregrinar por este "valle de lágrimas" con alegría, optimismo, valentía y coraje, soportando todo lo que venga, sabiendo que al final el triunfo de la cruz de Cristo sobre el mal hará que la verdad, la felicidad, el amor, la justicia y la paz imperen, y todo esto vivido desde la total plenitud que nos da el ser resucitados.
¡Resucitaremos!, y este mensaje que es promesa de Dios, y El nunca falla, es el aliciente, el estímulo permanente que nos anima a caminar sin desfallecer en mundo donde seremos fieles si permanecemos en el Señor, con quien somos invencibles. Amén.
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