Singularidad de la persona
- Arturo Ramo García
Cuántos jóvenes reivindican su personalidad diciendo: ¡Yo quiero ser yo mismo, quiero ser distinto de los demás! Efectivamente, una nota importante de la persona es la singularidad, por la que cada hombre es diferente a los demás.
Porque, aunque todos tenemos la misma esencia, la herencia y el ambiente nos han constituido de un modo determinado. Los educadores, tanto padres como profesores, han de fortalecer y perfeccionar esa singularidad de cada educando.
La consideración de la singularidad de cada hombre provocó en el siglo XX un movimiento pedagógico de la enseñanza individualizada, con grandes autores e interesantes avances en la ciencia de la educación. El zenit de ese movimiento lo tenemos en la educación personalizada que considera a cada chico como una auténtica persona, con las notas de singularidad, autonomía y apertura.
Es importante destacar el carácter singularizador ante la presión masificadora que ejerce la sociedad sobre los individuos y sale al paso del riesgo de una educación colectiva, que fijándose en el grupo, convierte a cada escolar en una parte de un todo o en un puro elemento numérico.
El profesor Jung decía: "Cuando la sociedad, en sus diversos representantes, actúa automáticamente las cualidades colectivas, con ello premia todo lo mediocre, todo lo que se dispone a vegetar de un modo fácil y exento de originalidad; es inevitable que lo individual quede atropellado. Este proceso se inicia en la escuela, continúa en la universidad y predomina en todo lo que dirige el Estado". (Jung,C. G. "El yo y el inconsciente", Barcelona).
La singularización exige la atención personal de cada estudiante, para hacerle consciente de sus posibilidades y limitaciones. En el centro educativo el tutor realizará entrevistas con cada chico y con los padres. Asimismo, en la familia cada hijo debe sentirse distinto de sus hermanos.
Pero cabe el riesgo de considerar a cada escolar como un individuo aislado y olvidar la nota de apertura a los demás, es decir, de la comunicación con los otros. Por eso una tarea importante de la educación es desarrollar las habilidades sociales y la participación en los trabajos escolares, mediante el trabajo en equipos, en el grupo del aula y en todo el centro escolar. Es estilo de educación ha de ser a la vez, singularizador y socializador.
En la familia los padres pueden pensar por separado en cada chico sobre lo que necesita para ser él mismo, respetando su forma de vestir, sus gustos musicales, sus aficiones, etc., y qué manifestaciones de afecto y estima necesita y que no está recibiendo.
Por ello, tanto desde la escuela como de la familia se ha de buscar la educación del hombre íntegro, capaz de poner su sello personal en las diferentes manifestaciones de la vida.
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