Sobre el tema de la inseguridad
... estamos de manera permanente buscando la enfermedad en las sábanas y no en el paciente porque, lamentablemente, somos una sociedad proclive a sucumbir a los antivalores, con conceptos que invitan al desenfreno, al alto consumismo, a la comercialización, incluso del propio ser humano, que le gusta todo fácil, acostumbrados a actuar a la sombra ...
En materia de seguridad nacional, los estamentos sí tienen la mayor carga o responsabilidad y están comprometidos a través de la ley en salvaguardar este aspecto. Queremos más seguridad, pero ¡no le prestamos atención a nuestros hijos! Foto Cortesía: Senafront.
Trabajar en un estamento de seguridad nos abre una óptica distinta sobre los temas de inseguridad que se viven en las distintas sociedades modernas. A menudo escuchamos cuando se señala a la Policía Nacional, en términos generales, como responsable directa de los asuntos de seguridad de nuestro país.
Y ahí es donde me doy la licencia para hacer algunas acotaciones, los temas de seguridad se abordan desde dos perspectivas: la seguridad nacional, que pasa por temas de soberanía y territorio, y el tema de la seguridad pública, que usa como referencia principal la seguridad del individuo o la persona. A su vez, esta seguridad pública se podría ver afectada por dos temas particulares, hechos reales y la percepción, que es tan o más delicada que la realidad.
A mi juicio, muy particular, los temas de percepción causan el mismo o peor daño que los hechos reales, pues el individuo se siente igualmente afectado y toma exactamente las mismas medidas, como si estuviese pasando en la realidad. Y me refiero al efecto miedo, aquel que paraliza todo, ese efecto que es capaz de congelar economías y actividades en general.
Habiendo señalado lo anterior, en materia de seguridad nacional, los estamentos sí tienen la mayor carga o la mayor responsabilidad y están comprometidos a través de la ley en salvaguardar este aspecto.
Eso sin desconocer que la ley también obliga a estas mismas instituciones a velar por la integridad de los que habitamos en este territorio, pero justo aquí haremos una pausa... para evaluar precisamente las responsabilidades que caben a los estamentos de seguridad en esta materia y es que estamos de manera permanente buscando culpables, a quienes crucificar, por falta de una visión sensata y madura que nos hace falta como actores de una sociedad que carece de valores morales y éticos que nos inviten a ser mejores y establecer estándares altos en esta materia.
Dicho de otra manera, estamos de manera permanente buscando la enfermedad en las sábanas y no en el paciente porque, lamentablemente, somos una sociedad proclive a sucumbir a los antivalores, con conceptos que invitan al desenfreno, al alto consumismo, a la comercialización, incluso del propio ser humano, que le gusta todo fácil, acostumbrados a actuar a la sombra y torciendo concepto a conveniencia propia y estamos muy lejos de reconocer nuestras propias faltas como sociedad, asumir nuestras carencias y corregir rumbos.
Esto me trae a mi memoria una experiencia reciente en Portugal, país al que viajé a visitar a mi hijo que estudia allá. En Portugal, cuando vas al supermercado tienes la opción de cobrarte tu mismo, algo que ya había visto 10 años atrás cuando visité Londres y mientras me cobraba mi propio súper en Portugal pensaba: ¿estaríamos los panameños preparados para un sistema así en una cadena popular de supermercados? ¿Se atrevería algún empresario a implementar este tipo de sistema? Honestamente lo pondría en duda, pese a que luego pensaba, yo soy panameña y lo hago bien aquí y seguro lo haría bien en Panamá también.
Al final de esta historia, con lo que me quisiera quedar es con lo que vivo en mi día a día, ese mundo que me rodea donde puedo ver todas las bondades de las unidades que prestan servicio a la patria.
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Y con hechos reales y tangibles soy testigo de casos en los que nuestra gente ha puesto su vida en riesgo, en Darién, por salvar la de un grupo de migrantes, donde una unidad de Fricont le enseña a un niño a leer y a escribir en su tiempo libre, o cuando una fronteriza se despide de sus hijos sin saber si se quedará sin verlos 15, 20 o 30 días o cuando me llegan imágenes de nuestra gente dándolo todo para rescatar a algunos náufragos en el Caribe, esos son solo algunos de los casos particulares, pero tendría para escribir un libro lleno de anécdotas.
Aun así, me toca intentar ser autocrítica y cuando se hacen los señalamientos con el tema de la inseguridad lo que puedo asegurar es que nuestra gente trabaja y monta operaciones todos los días, operaciones que tienen resultados, resultados que también son publicados en medios, pero que quizás no tienen el mismo impacto noticioso que un crimen en sí. Y nuevamente me doy cuenta que la génesis de estos crímenes o situaciones de inseguridad pasan antes por toda la sociedad y tienen entonces su apocalipsis en los estamentos de seguridad...
Queremos más seguridad los panameños, pero ¡no le prestamos atención a nuestros hijos!
Mgter.
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