Socialismo, religión y conspiración
Publicado 2003/03/08 00:00:00
- José Váquez
La primera de las nuevas religiones fue el socialismo, cuyos fundamentos primigenios los encontramos con los antiguos dialécticos chinos: Heráclito de Efesio (576-480 a.c.), Platón de Atenas (428-348 a.c.) con su obra "La República" y Tomás Moro (1478-1535), con "La Utopía". Posteriormente, los "Masones Iluminados" de Nueva York, financiaron en 1829 la futura obra revolucionaria de Karl Marx (1818-1883); casi todos estos personajes eran de ascendencia judía.
En la variante marxista-leninista con la extinguida Unión Soviética y el Partido Comunista portando los embriagadores efectos de la revolución rusa, la doctrina adquirió la categoría de credo. La doctrina marxista-leninista repudia oficialmente la religión. A pesar de ella, hay paralelos formales y funcionales entre el marxismo-leninismo y la religión organizada, paralelos que se reconocen de forma general y que son demasiado obvios para que sean comentados. Al mismo tiempo, no se conoce hasta qué punto la doctrina soviética se propuso, a modo de norma en actuación calculada, no sólo asumir la forma y la función de una religión, sino convertirse de hecho en una manifestación religiosa.
Después de todo, V.I. Lenin (1870-1924) se constituyó como un manipulador sumamente hábil, sagaz y penetrante que comprendía las necesidades de la psique humana e impulsó el comunismo como una religiosidad. Así, puede argüirse que el pensamiento leninista le debe más a Miguel Bakunin (1814-1876) que a Marx. En su organización, en sus técnicas de reclutamiento, en sus medios de recabar la lealtad, la estructura del partido revolucionario de Lenin se deriva directamente de Bakunin, como él mismo reconoce en muchas de sus anotaciones. Sin embargo, Bakunin tenía la revolución por algo más que un fenómeno social y político; era esencialmente cósmica, teológica, de carácter místico.
Tras pasar por muchos años progresando con esfuerzo en las filas de la masonería, Bakunin había adquirido un marco filosófico metafísico para sus ideas sociales y políticas. Bakunin se autoproclamaba "satanista", pues veía a Satanás como el "jefe espiritual de los revolucionarios", al verdadero autor de la liberación humana, conjuntamente con otros ángeles caídos como Lucifer y Caligastia. Según Bakunin, Satanás vendría siendo como el rebelde supremo y como el primigenio luchador por la libertad en contraposición al Dios del judaísmo y del cristianismo. Bakunin y Lenin eran una especie de zelotes apocalípticos, mientras que sus rivales marxistas eran una modalidad de fariseos. En espíritu y en verdad, Lenín pretendió establecer una religión secular, y para tal objetivo, no titubeó en dotarse de todos los avíos de una fe religiosa.
Joseph Stalin (1879-1953), quizás con un cinismo todavía mayor, se esmeró en conservar estas preparaciones. Stalin había estudiado en un seminario teológico de Tiflis, capital de Georgia y proclamaba constantemente "nadie es inocente". También vivió un lapso de tiempo con la familia de uno de los magos y maestros espirituales o gurús más influyentes del siglo XX: G. I. Gurdjieff. De fuentes como éstas, Stalin aprendió no sólo a reconocer el impulso religioso, sino también a activarlo y manipularlo. El dirigente comunista chino Mao - Tse Tung (1893-1976) sustentaba que "la religión era una fuerza". Para el dirigente sindicado de Polonia Lech Walesa el sustantivo "fuerzas" sin adjetivación, es empleado por muchos comunistas y es como una evocación demoníaca.
Fidel Castro no ha sido derrumbado, no por la doctrina marxista-leninista, sino porque su abuela y madre practicaban la santería, la macumba y el camdomblé. ¿Será casualidad que el 26 de julio de 1958 (fiesta de Santa Ana) es el ataque al Cuartel de Moncada por aferrarse al poder?
En nuestros días, la Santa Sede es una guarida de espías y contraespionaje. El Vaticano y el Colegio de Cardenales introducen ideas socialistas y son manipulados y asesorados por el Mossad (Servicio de Inteligencia Israelí), la CIA, la KGB rusa, el M15 y M16 británicos, los Masones, P2, Opus Dei y el Echelon (uno de los sistemas de seguridad más sofisticados y ultrasecretos de la agencia norteamericana) ¿Qué extraña conspiración se cierne sobre el mundo cuando capitalismo y socialismo son manejables por las tendencias tenebrosas de los intereses judeo-angloamericanos? Sin hacer apología de nadie, el líder de la red terrorista Al Qaeda, Ossama bin Laden, sostiene que los judíos, ingleses y norteamericanos son como ultrareaccionarios y los cataloga de verdaderos infieles y auténticos engendros del infierno. El martes 11 de septiembre de 2001, se registró el derrumbe del capitalismo, la globalización y el Nuevo Orden Mundial; la destrucción de las torres gemelas (World Trade Center) según el Islam Fundamentalista, es el inicio de los últimos días.
En la variante marxista-leninista con la extinguida Unión Soviética y el Partido Comunista portando los embriagadores efectos de la revolución rusa, la doctrina adquirió la categoría de credo. La doctrina marxista-leninista repudia oficialmente la religión. A pesar de ella, hay paralelos formales y funcionales entre el marxismo-leninismo y la religión organizada, paralelos que se reconocen de forma general y que son demasiado obvios para que sean comentados. Al mismo tiempo, no se conoce hasta qué punto la doctrina soviética se propuso, a modo de norma en actuación calculada, no sólo asumir la forma y la función de una religión, sino convertirse de hecho en una manifestación religiosa.
Después de todo, V.I. Lenin (1870-1924) se constituyó como un manipulador sumamente hábil, sagaz y penetrante que comprendía las necesidades de la psique humana e impulsó el comunismo como una religiosidad. Así, puede argüirse que el pensamiento leninista le debe más a Miguel Bakunin (1814-1876) que a Marx. En su organización, en sus técnicas de reclutamiento, en sus medios de recabar la lealtad, la estructura del partido revolucionario de Lenin se deriva directamente de Bakunin, como él mismo reconoce en muchas de sus anotaciones. Sin embargo, Bakunin tenía la revolución por algo más que un fenómeno social y político; era esencialmente cósmica, teológica, de carácter místico.
Tras pasar por muchos años progresando con esfuerzo en las filas de la masonería, Bakunin había adquirido un marco filosófico metafísico para sus ideas sociales y políticas. Bakunin se autoproclamaba "satanista", pues veía a Satanás como el "jefe espiritual de los revolucionarios", al verdadero autor de la liberación humana, conjuntamente con otros ángeles caídos como Lucifer y Caligastia. Según Bakunin, Satanás vendría siendo como el rebelde supremo y como el primigenio luchador por la libertad en contraposición al Dios del judaísmo y del cristianismo. Bakunin y Lenin eran una especie de zelotes apocalípticos, mientras que sus rivales marxistas eran una modalidad de fariseos. En espíritu y en verdad, Lenín pretendió establecer una religión secular, y para tal objetivo, no titubeó en dotarse de todos los avíos de una fe religiosa.
Joseph Stalin (1879-1953), quizás con un cinismo todavía mayor, se esmeró en conservar estas preparaciones. Stalin había estudiado en un seminario teológico de Tiflis, capital de Georgia y proclamaba constantemente "nadie es inocente". También vivió un lapso de tiempo con la familia de uno de los magos y maestros espirituales o gurús más influyentes del siglo XX: G. I. Gurdjieff. De fuentes como éstas, Stalin aprendió no sólo a reconocer el impulso religioso, sino también a activarlo y manipularlo. El dirigente comunista chino Mao - Tse Tung (1893-1976) sustentaba que "la religión era una fuerza". Para el dirigente sindicado de Polonia Lech Walesa el sustantivo "fuerzas" sin adjetivación, es empleado por muchos comunistas y es como una evocación demoníaca.
Fidel Castro no ha sido derrumbado, no por la doctrina marxista-leninista, sino porque su abuela y madre practicaban la santería, la macumba y el camdomblé. ¿Será casualidad que el 26 de julio de 1958 (fiesta de Santa Ana) es el ataque al Cuartel de Moncada por aferrarse al poder?
En nuestros días, la Santa Sede es una guarida de espías y contraespionaje. El Vaticano y el Colegio de Cardenales introducen ideas socialistas y son manipulados y asesorados por el Mossad (Servicio de Inteligencia Israelí), la CIA, la KGB rusa, el M15 y M16 británicos, los Masones, P2, Opus Dei y el Echelon (uno de los sistemas de seguridad más sofisticados y ultrasecretos de la agencia norteamericana) ¿Qué extraña conspiración se cierne sobre el mundo cuando capitalismo y socialismo son manejables por las tendencias tenebrosas de los intereses judeo-angloamericanos? Sin hacer apología de nadie, el líder de la red terrorista Al Qaeda, Ossama bin Laden, sostiene que los judíos, ingleses y norteamericanos son como ultrareaccionarios y los cataloga de verdaderos infieles y auténticos engendros del infierno. El martes 11 de septiembre de 2001, se registró el derrumbe del capitalismo, la globalización y el Nuevo Orden Mundial; la destrucción de las torres gemelas (World Trade Center) según el Islam Fundamentalista, es el inicio de los últimos días.
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