¿Somos unos cochinos?
Publicado 2003/04/14 23:00:00
"Cochino" es sinónimo de puerco, un animal que come sobras y vive cómodamente en la suciedad. Los panameños cada vez nos asemejamos más a ese animal, no porque comamos sobras - aunque un tercio de la población en extrema pobreza bien podría - sino porque nos hemos acostumbrado a vivir en medio de un basurero colectivo, creado por nuestra disposición para depositar la basura fuera de su lugar.
En camino al trabajo, vemos como en las paradas de autobuses la gente tira papeles, comida, cáscaras y colillas de cigarrillos a las calles y avenidas de pueblos y ciudades. En los mismos autobuses, los pasajeros pegan chicles debajo y frente a los asientos, y tiran desperdicios por las ventanas y en los pasillos.
En los ríos depositan sobras de comida, desechos de envases plásticos y de metal, zapatos, ropa y hasta artefactos como televisores, radios y hasta estufas, todo lo cual va a parar al mar. Hasta tiran zapatillas viejas en los cables del tendido eléctrico como la gran gracia. Pero esa insensibilidad no se limita a las clases trabajadoras y más necesitadas. Hasta de los carros más caros vemos volar por las ventanas latas, botellas, cartuchos de restaurantes de comida rápida, colillas, etc., etc. etc.
Resulta curioso que inmediatamente antes y después de la caseta de peajes de la autopista Arraiján-Chorrera se ven cientos de los comprobantes que los conductores reciben luego de pagar la cuota correspondiente. En vez de retener el papelito, para luego depositarlo en un basurero, los transeúntes lo tiran por la ventana, como si contaran con que las flotillas de aseo los recogerán o que inmediatamente desaparecerán. Pues el primero no ocurre, por similar desidia de los administradores de la autopista, y a la naturaleza le tomará años, sino décadas, descomponerlos.
Para muchos panameños y la gran mayoría de los turistas que nos visitan, la suciedad de nuestras calles, avenidas, ríos, playas y costas, es particularmente chocante. Además, nos hace preguntar si las casas de estos panameños están en igual estado de inmundicia.También nos preguntamos si las iniciativas de limpieza de alcaldes y corregidores o las elevadas multas (si se impusieran) cambiarán a estos panameños. ¿Se trata de una generación perdida, que no se podrá rescatar? Esperamos que estos "cochinos" se sientan aludidos y respondan a este llamado cambiando sus malos hábitos.
En camino al trabajo, vemos como en las paradas de autobuses la gente tira papeles, comida, cáscaras y colillas de cigarrillos a las calles y avenidas de pueblos y ciudades. En los mismos autobuses, los pasajeros pegan chicles debajo y frente a los asientos, y tiran desperdicios por las ventanas y en los pasillos.
En los ríos depositan sobras de comida, desechos de envases plásticos y de metal, zapatos, ropa y hasta artefactos como televisores, radios y hasta estufas, todo lo cual va a parar al mar. Hasta tiran zapatillas viejas en los cables del tendido eléctrico como la gran gracia. Pero esa insensibilidad no se limita a las clases trabajadoras y más necesitadas. Hasta de los carros más caros vemos volar por las ventanas latas, botellas, cartuchos de restaurantes de comida rápida, colillas, etc., etc. etc.
Resulta curioso que inmediatamente antes y después de la caseta de peajes de la autopista Arraiján-Chorrera se ven cientos de los comprobantes que los conductores reciben luego de pagar la cuota correspondiente. En vez de retener el papelito, para luego depositarlo en un basurero, los transeúntes lo tiran por la ventana, como si contaran con que las flotillas de aseo los recogerán o que inmediatamente desaparecerán. Pues el primero no ocurre, por similar desidia de los administradores de la autopista, y a la naturaleza le tomará años, sino décadas, descomponerlos.
Para muchos panameños y la gran mayoría de los turistas que nos visitan, la suciedad de nuestras calles, avenidas, ríos, playas y costas, es particularmente chocante. Además, nos hace preguntar si las casas de estos panameños están en igual estado de inmundicia.También nos preguntamos si las iniciativas de limpieza de alcaldes y corregidores o las elevadas multas (si se impusieran) cambiarán a estos panameños. ¿Se trata de una generación perdida, que no se podrá rescatar? Esperamos que estos "cochinos" se sientan aludidos y respondan a este llamado cambiando sus malos hábitos.
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