Panamá
Suntracs, su cooperativa y su dirigencia
- Ing. Helmut De Puy / Ciudadano construyendo futuro
Lo que esta ocurriendo actualmente con el SUNTRACS puede terminar en el debilitamiento del sindicato.
Los recientes acontecimientos relacionados con el sindicato SUNTRACS, su cooperativa y su dirigente Saúl Méndez han generado atención en todos los sectores del país. Y es entendible: cuando surgen señalamientos sobre el manejo de fondos y el uso de estructuras cooperativas, todos —sin excepción— deben estar dispuestos a rendir cuentas.
El cooperativismo ha sido históricamente una herramienta valiosa para ofrecer soluciones financieras accesibles y fortalecer el tejido social. Por eso mismo, su correcta administración es fundamental para preservar la confianza en este modelo. Las auditorías realizadas por el Ipacoop han revelado situaciones que, al menos, merecen una explicación clara: créditos otorgados en su mayoría a personas externas a la membresía, ausencia de controles adecuados y debilidades en la gestión financiera. Esto no se puede pasar por alto.
En medio de este escenario, la solicitud de asilo por parte de Saúl Méndez ha generado debate. Todos tenemos derecho a buscar protección si sentimos que hay riesgos, pero también es válido esperar que quienes han liderado luchas en nombre de la justicia y la rendición de cuentas, den un paso al frente dando la cara y enfrentando los procesos legales con transparencia, como dice el dicho: “el que no la debe, no la teme”.
Lo que esta ocurriendo actualmente con el SUNTRACS puede terminar en el debilitamiento del sindicato, ya que muy a lo contrario de lo que se les acusa, deberían ser ejemplo de orden, responsabilidad y coherencia.
Como país, debemos apostar por el equilibrio. Ni el poder económico ni las organizaciones sociales pueden estar al margen de la ley. Las reglas deben ser claras y aplicarse por igual para todos.
Este momento debe ser una lección para construir un Panamá donde las instituciones funcionen, donde el debate sea respetuoso y donde prime el interés colectivo por encima de los intereses particulares. La justicia debe actuar, pero también el diálogo y la sensatez.
Solo así lograremos avanzar hacia un país más justo, transparente y con oportunidades reales para todos. Porque cada día que pasa sin decisiones acertadas, es un día más que retrocedemos.
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