“Sursum Corda”
- José Pineda
Nunca más que ahora nos vienen bien las palabras de nuestra liturgia diaria "Sursum corda", "Arriba los corazones", una invitación a mantenerse optimista a pesar de todo. A hacer de tripas corazón. Lo mismo que se nos dice cuando abatidos por cualquier contratiempo, nos animamos o nos animan diciendo: "Más se perdió en el diluvio", "No se ha acabado todo", "Podía haber sido peor", "Bástale a cada día su malicia", "A mal tiempo, buena cara", "Todo no está pedido", "Siempre hay un mañana".
Lo decimos, porque en un evento deportivo en el cual se fincaron muchas más expectativas de la que debiéramos, las cosas no salieron como lo esperábamos.
Después de las nueve de la noche del 22 de junio del 2008, cayó un manto de tristeza con la complicidad de la noche sobre un número plural de ciudadanos aficionados al deporte del balompié, porque sufrieron los nacionales una aparatosa derrota en el país de los lagos y volcanes en El Salvador, donde ilusos dábamos por descontado previamente que triunfaríamos, y no fue así.
En un diario de la localidad el martes 24 junio, al fin salió un examen de conciencia, según el periodista, donde señalaba "7 claves de la derrota", que me pareció lleno de sensatez y de realismo, en vez de buscar, como es nuestra costumbre, un chivo expiatorio, mejor es hacerle frente a lo que sucedió. Según el escritor se perdió la humildad, hubo complejo de superioridad, malos movimientos del señor entrenador, falta de actitud (la experiencia de los legionarios no funcionó), sin creación, el jugador 12 (el público) desperdicio de la ofensiva. Son de la opinión del autor citado.
No hay que crear falsas expectativas en el fútbol. Recuerdo las consideraciones del redactor deportivo de la Decana, el finado benemérito Iván Cancha, quien con un realismo increíble cuando se hacían ponderaciones exageradas sobre los éxitos aislados de nuestra actividad frente a otros países, siempre invitaba a no entusiasmarse por triunfos efímeros en donde se magnificaba la calidad de los resultados comparándonos con la calidad de los mundialistas.
¿Quién ha dicho que estamos listos para competir a tan altos niveles? Hay que calibrar todas las variables que como país pequeño funcionan en estos engranajes internacionales, donde pareciera que ya antes que se inicien estos espectáculos, como que las cosas ya están arregladas para que estén siempre los mismos de siempre en Europa, Sur América, y Norte América, y luego los pequeños de Centroamérica y África. Así es y así ha sido. A pesar de todo, se luchó y el resultado adverso no debe impedirnos que tengamos el corazón siempre en alto, "Sursum corda".
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