Un cardenal globofóbico
Publicado 2006/09/18 23:00:00
El cardenal Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa, Honduras, arremetió contra la globalización, las privatizaciones y lo que él denominó como la idolatría del mercado. La alocución del cardenal formó parte de la agenda de la Segunda Semana Social de la Arquidiócesis de San José, Costa Rica.
Según el cardenal, el libre comercio genera, entre otros males, pobreza y desempleo. Pero al contrastar la retórica con la realidad, los resultados son muy diferentes.
Según el Banco Mundial, en los últimos 20 años la pobreza ha descendido en términos tanto relativos como absolutos. El investigador sueco Johan Norberg muestra que de 1965 a 1998 la quinta parte de la gente más rica del mundo incrementó sus ingresos en 75%, mientras que la quinta parte más pobre aumentó sus ingresos en 125%. Esto comprueba que el libre comercio es una de las fuerzas más poderosas para mejorar las condiciones de vida de millones de personas en el mundo.
Lo contrario al libre comercio es el proteccionismo que implica otorgar discrecionalidad absoluta a los políticos de turno en fijar barreras a los productos provenientes del exterior, encareciendo artificialmente el costo de vida de la población.
El proteccionismo y la corrupción van de la mano. En la encíclica Centesimus Annus, Juan Pablo II reconoció los mecanismos de mercado como la mejor forma de organización social para aumentar la producción y disminuir la pobreza; por otro lado critica el proteccionismo.
Juan Pablo II tuvo enemigos, incluso en la misma Iglesia Católica, entre ellos sacerdotes y obispos -imbuidos de marxismo- integrantes de la llamada teología de la liberación. Los padres de sotana roja instaban al uso de armas como mecanismo válido de la "lucha de clases" e hicieron mucho daño en Centroamérica en tiempos del conflicto armado. Dudo que el cardenal Rodríguez se vista de tales colores, pero el eco de sus palabras traería consecuencias mucho peores, sobre todo en perjuicio de los pobres que pretende ayudar.
En lugar de distorsionar la realidad, el cardenal debería escuchar la palabras de Papa Benedicto XVI: "El fiel espera solamente una cosa de los sacerdotes: que sean especialistas en promover el encuentro entre el hombre y Dios. No se le pide a los sacerdotes ser expertos en economía, construcción o política".
(*)Presidente de la Asociación de Consumidores Libres, Costa Rica.
www.aipenet.com
Según el cardenal, el libre comercio genera, entre otros males, pobreza y desempleo. Pero al contrastar la retórica con la realidad, los resultados son muy diferentes.
Según el Banco Mundial, en los últimos 20 años la pobreza ha descendido en términos tanto relativos como absolutos. El investigador sueco Johan Norberg muestra que de 1965 a 1998 la quinta parte de la gente más rica del mundo incrementó sus ingresos en 75%, mientras que la quinta parte más pobre aumentó sus ingresos en 125%. Esto comprueba que el libre comercio es una de las fuerzas más poderosas para mejorar las condiciones de vida de millones de personas en el mundo.
Lo contrario al libre comercio es el proteccionismo que implica otorgar discrecionalidad absoluta a los políticos de turno en fijar barreras a los productos provenientes del exterior, encareciendo artificialmente el costo de vida de la población.
El proteccionismo y la corrupción van de la mano. En la encíclica Centesimus Annus, Juan Pablo II reconoció los mecanismos de mercado como la mejor forma de organización social para aumentar la producción y disminuir la pobreza; por otro lado critica el proteccionismo.
Juan Pablo II tuvo enemigos, incluso en la misma Iglesia Católica, entre ellos sacerdotes y obispos -imbuidos de marxismo- integrantes de la llamada teología de la liberación. Los padres de sotana roja instaban al uso de armas como mecanismo válido de la "lucha de clases" e hicieron mucho daño en Centroamérica en tiempos del conflicto armado. Dudo que el cardenal Rodríguez se vista de tales colores, pero el eco de sus palabras traería consecuencias mucho peores, sobre todo en perjuicio de los pobres que pretende ayudar.
En lugar de distorsionar la realidad, el cardenal debería escuchar la palabras de Papa Benedicto XVI: "El fiel espera solamente una cosa de los sacerdotes: que sean especialistas en promover el encuentro entre el hombre y Dios. No se le pide a los sacerdotes ser expertos en economía, construcción o política".
(*)Presidente de la Asociación de Consumidores Libres, Costa Rica.
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