Un pedestal para Colón
- Pinerolo
Caracas (AIPE)- El gobierno revolucionario de Venezuela se ha dedicado, entre otras enigmáticas prácticas, a remover de sus pedestales las pocas estatuas de Cristóbal Colón aún presentes en el país. Uno se pregunta de dónde surge tanta animadversión hacia la figura de un personaje al que universalmente se reconocen innegables méritos de explorador. Se trata, obviamente, de un símbolo, al que los disparatados revolucionarios venezolanos identifican y focalizan con profundo odio.
Pienso que están en juego varias cosas. En primer lugar es bien sabido que la revolución de Hugo Chávez pone de manifiesto extraños componentes arcaicos, así como atavismos que constantemente conducen al caudillo tropical a referirse con aires idealistas a un pasado ignoto, el del buen salvaje, en el que presuntamente imperaba sobre esta tierra de gracia una insondable felicidad, anterior a la llegada de los españoles.
Toda esta mitología, tan anti-histórica como ilusa, forma parte de una cosmovisión legendaria.
En segundo término, y aunque a algunos sorprenda, lo cierto es que en la guerra a muerte contra Colón y el legado español se expresa una dimensión racista, sólo que al revés: el de los “bolivarianos” es un racismo hacia los blancos; un racismo genérico.
En medio de tales elucubraciones, los nuevos sumos sacerdotes del culto bolivariano olvidan que Bolívar contrajo matrimonio con una madrileña, era miembro de muy rancia oligarquía, y no se entregó a fábulas románticas alusivas a indios, negros o blancos.
En tercer lugar, y todavía más importante, la rabia que Hugo Chávez y sus seguidores experimentan con respecto a la figura de Colón revela la crisis de identidad de numerosos venezolanos, que contaminados por una visión puramente épica y simplista de la Independencia siguen empeñados en negar o minimizar nuestra herencia hispánica.
En efecto, es obvio que los venezolanos somos producto del mestizaje, y que resulta inútil, además de absurdo y dañino, pretender que el elemento español no nos pertenece. En torno a estos asuntos quiero mencionar un magnífico libro, que deberían estudiar Chávez y sus acólitos para enterarse de un episodio que en gran medida rescata, como lo dice el título, “La lucha española por la justicia en la conquista de América”, obra del historiador Lewis Hanke.
Imagino, no obstante, que mi recomendación caerá en oídos sordos. Entretanto, los venezolanos seguimos sometidos a un eterno extravío existencial, que lleva al gobierno a recolocar nombres indígenas a las montañas y los ríos, y adicionalmente a decapitar a Colón.
* Profesor de teoría política, Universidad Metropolitana, Caracas.
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