Uniformes escolares
Publicado 2006/03/16 00:00:00
Algunas escuelas particulares suelen abusar del innecesario cambio de uniformes. La mayoría de las veces, sin ningún sentido, echan por la borda la tradición. ¿Quién no recuerda el uniforme azul del colegio María Inmaculada de los años 60? ¿Por qué el Instituto Nacional no cambia su legendario pantalón azul, camisa blanca y corbata azul?
Este año en particular, algunas han reemplazado la tradicional camisa blanca con corbata por una camiseta que, no por tener cuello, dejan de ser pieza de toque de una gran mamarrachada. Explican que las camisetas son más acordes con el clima. Si así fuera, ni el saco ni la sotana, ni el atuendo rojo de los bomberos, ni la bata blanca de los médicos, podrían usarse, porque igual no son aptos. La idea de la camisa y la corbata es proyectar una imagen de respeto y decoro. En el fondo no es distinto que el uniforme de gala militar, por más que el hábito no haga al monje; pero ayuda.
Obvio, que hay escuelas técnicas, de mecánica y agricultura, para cuya instrucción, el pantalón de dril y la camiseta son más acordes; pero no para el bachillerato. Es la misma razón por la cual se exige camisa y corbata a los empleados públicos, que sirven al Estado, y a los profesores, que debieran usar saco.
Un abogado que se presente al tribunal con zapatillas y pantalones cortos, no debe ser admitido en los estrados. En otros países usan toga. Igual decoro cabe para los presentadores de noticias de televisión. Los taxistas y conductores de bus también debieran vestir decorosamente en vez de exhibir la camiseta enrollada sobre la panza. Cierto, en otros países, como Estados Unidos, los estudiantes visten como quieran. Eso es parte de la filosofía liberal que fomentan. En el fondo, la igualdad no anula la individualidad, "todos somos distintos". Pero en América Latina seguimos la tradición europea, legada por España y, por tanto, la enseñanza envía con el uniforme la señal de igualdad preconizada por la Revolución Francesa.
Chile tiene acaso la mejor educación de América Latina. Y todos sus estudiantes visten, desde siempre, su uniforme gris oscuro con camisa blanca, saco y corbata, incluso las niñas que se permiten tan sólo una bata blanca que, al graduarse, pintan con manos entintadas de sus compañeros. ¿Hay en el cambio de uniforme un mero afán de lucro? Es posible. Que las escuelas vendan las piezas y se asocien con determinadas tiendas o fábricas, es una señal en ese sentido. Igual cuando sacan del aula a alumnos por el mero hecho de no lucir emblemas incluso en los calcetines. Insistimos en que es un gran abuso.
Este año en particular, algunas han reemplazado la tradicional camisa blanca con corbata por una camiseta que, no por tener cuello, dejan de ser pieza de toque de una gran mamarrachada. Explican que las camisetas son más acordes con el clima. Si así fuera, ni el saco ni la sotana, ni el atuendo rojo de los bomberos, ni la bata blanca de los médicos, podrían usarse, porque igual no son aptos. La idea de la camisa y la corbata es proyectar una imagen de respeto y decoro. En el fondo no es distinto que el uniforme de gala militar, por más que el hábito no haga al monje; pero ayuda.
Obvio, que hay escuelas técnicas, de mecánica y agricultura, para cuya instrucción, el pantalón de dril y la camiseta son más acordes; pero no para el bachillerato. Es la misma razón por la cual se exige camisa y corbata a los empleados públicos, que sirven al Estado, y a los profesores, que debieran usar saco.
Un abogado que se presente al tribunal con zapatillas y pantalones cortos, no debe ser admitido en los estrados. En otros países usan toga. Igual decoro cabe para los presentadores de noticias de televisión. Los taxistas y conductores de bus también debieran vestir decorosamente en vez de exhibir la camiseta enrollada sobre la panza. Cierto, en otros países, como Estados Unidos, los estudiantes visten como quieran. Eso es parte de la filosofía liberal que fomentan. En el fondo, la igualdad no anula la individualidad, "todos somos distintos". Pero en América Latina seguimos la tradición europea, legada por España y, por tanto, la enseñanza envía con el uniforme la señal de igualdad preconizada por la Revolución Francesa.
Chile tiene acaso la mejor educación de América Latina. Y todos sus estudiantes visten, desde siempre, su uniforme gris oscuro con camisa blanca, saco y corbata, incluso las niñas que se permiten tan sólo una bata blanca que, al graduarse, pintan con manos entintadas de sus compañeros. ¿Hay en el cambio de uniforme un mero afán de lucro? Es posible. Que las escuelas vendan las piezas y se asocien con determinadas tiendas o fábricas, es una señal en ese sentido. Igual cuando sacan del aula a alumnos por el mero hecho de no lucir emblemas incluso en los calcetines. Insistimos en que es un gran abuso.
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