Urge una concepción distinta de la pandemia
... la carga que hoy soportamos se debe a ese enfoque centrado en la enfermedad y no en la salud. Hemos tenido y seguimos teniendo un Ministerio de Enfermedad, y no un Ministerio de Salud.
- Jesus López Aguilar
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- - Publicado: 20/8/2020 - 12:00 am
Hay que enseñar a la gente a respetar la enfermedad desde la consciencia y no desde el temor. Foto: EFE.
Cada día, las autoridades de salud, ofrecen reportes que muestran una realidad que nadie habría podido imaginar hace poco.
Hoy estamos hundidos en una situación de proporciones impredecibles hace unos meses, hasta que la realidad se asomó con toda su crudeza; Panamá, el país del que todos hablan como envidia de la región latinoamericana, ha demostrado carecer de las condiciones para permitirnos disfrutar de una vida digna y llevadera.
La atroz desigualdad social y económica existente, se refleja en tener un sistema de salud terriblemente débil y carente de capacidad para hacer frente a muchos problemas de salud física/mental, que nunca se atienden preventivamente, privilegiando lo curativo, por encima del enfoque holístico de salud; al mismo tiempo, el sistema educativo también muestra graves carencias; todos los demás entes del Estado, que deben promover el desarrollo social integral, contribuyen en muy poco a lograr que eso sea realidad; no hay un camino coherente a seguir, para alcanzar objetivos que hagan posible dotar a la población de lo necesario para su desarrollo pleno.
Por ello, la actual pandemia ha dejado ver, duramente, lo que muchos hemos sabido por largo tiempo, así como lo señalado en cuanto a las grandes brechas sociales, que se amplían más y más, al punto que el 20% más rico del país se lleva hasta el 80% de la riqueza total de Panamá.
Al ser así, un gran segmento de la sociedad tiene pocas oportunidades de avanzar; ahora, con la situación actual, habrá un claro retroceso social, que ya se percibe en el ambiente, sabiendo que al final del 2020, el nivel de desempleo llegará a un 20% o más.
Las autoridades deben centrarse en reconocer la situación y producir las medidas correctas dentro de lo que las circunstancias dictan en el presente; hay que acercarse más a la población y tratar de encontrar el camino para que la comunidad responda de forma consciente ante los eventos que se viven.
Por ello, es importante abandonar el constante tono de regaño y amenaza que se advierten cada vez que algunos funcionarios se dirigen a la población.
La conclusión es la misma: falta organización comunitaria y continúa la actitud de seguir ignorando, el factor humano.
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Para mayor referencia, recomiendo leer el Informe Lalonde de 1974, clásico en salud pública. Cuando el ministro de Salud de Canadá, Marc Lalonde, que no era médico, sino abogado, hizo público su célebre informe, destacó que alrededor del 50% de los factores que influyen en la salud son los que provienen del medio social, mientras que los factores médico- hospitalarios, solo influyen en un 10%, pero, el ministro Lalonde, señaló que es en el tema hospitalario donde se invierte el 90% de los recursos económicos, lo cual no ayuda a mejorar la situación de la salud en la sociedad. Las conclusiones son válidas a nivel mundial.
Dicho documento trajo como resultado que el sistema de salud canadiense, se reafirmara en su orientación social, siendo reforzado y modernizado una vez más. Tal perspectiva, lo convierte en un sistema eficaz y ante los embates de la nueva pandemia, ha respondido bien.
El espíritu del sector salud de Canadá, facilitó que allá no impusieran la cuarentena obligatoria, como sucedió en la mayoría de los países, sino que lo planteó como una recomendación a seguir, igual que en Uruguay.
Sí se impuso la distancia social como principal medida para detener la expansión de la pandemia y se cerraron, a partir de marzo, todos aquellos negocios no esenciales.
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El comportamiento de los ciudadanos, en general, ha sido responsable. La clave es la educación constante, porque tampoco me convence decir que ellos son canadienses y nosotros panameños, al final es una débil excusa.
Un gran problema en Panamá es un pobre o nulo énfasis en el trabajo comunitario, salvo una idea con enfoque asistencialista, que piensa en la comunidad como un ente pasivo y receptor de ayuda: grave error. Tampoco hay participación de profesionales de las ciencias sociales.
Todo no puede ser medicinas y patologías; la carga que hoy soportamos se debe a ese enfoque centrado en la enfermedad y no en la salud.
Hemos tenido y seguimos teniendo un Ministerio de Enfermedad, y no un Ministerio de Salud.
El trabajo comunitario es parte de un grupo de ciencias, las ciencias sociales, que ayudan a ver cosas que a otros se les escapan, dado que se trata de una manera diferente de mirar a los seres humanos y su accionar.
La idea es no infundir pánico para enseñar a la gente a respetar la enfermedad desde la consciencia y no desde el temor; ha sido el miedo lo que ha dado origen a ideas y representaciones que, lejos de ayudar, han perjudicado.
Por eso, insisto en que mientras no se hagan intervenciones comunitarias bien planificadas, nada importante va a ocurrir.
Sabiendo que el trabajo comunitario no es solo trazabilidad de casos positivos: es más profundo que eso.
Magíster en psicología social.
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