Análisis
'Veni, vidi, vici'
- Jaime Figueroa Navarro
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- opinion@epasa.com
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"Vici": conquisté en latín. Maximizando la utilidad del canal y los cientos de miles de cruceristas que le atraviesan sin dejar un céntimo en el istmo, bien valdría la pena la construcción del más imponente parque ecológico en el mundo en las riberas del lago Gatún, parada obligatoria, fuente de trabajo para miles de compatriotas...
"Vine, Vi, Conquisté". La frase que tapiza nuestra columna semanal se atribuye al emperador Julio César al momento de dirigirse al senado romano en el año 47 A.C., posterior a una expedita victoria en la batalla de Zela. A nosotros parece solo faltarnos el último pedacito del pensamiento. Usurpando la ventaja, el lunes pasado el diario nacional de mayor circulación en Estados Unidos, "USA Today", resaltó en su titular: "Recién estrenado Norwegian Bliss se convierte en el mayor crucero en atravesar el Canal de Panamá". Posterior al tránsito del cachalote, no fue sino hasta el martes cuando la prensa istmeña tomó nota. Pero no solamente fue la prensa la gran ausente. La República de Panamá, la Autoridad de Turismo, el Estado panameño desperdiciaron una oportunidad de oro para simbolizar el trascendental evento con dinamismos de mercadeo gratuito, bautizándole con empolleradas, música de esa que embarra invitando al baile, con la presencia de nuestras etnias indígenas, una obra de teatro tropical con mordiscos gastronómicos y genuino intercambio con los honrosos visitantes en las esclusas de Cocolí. Relámpago pleno de fotografías, recuerdos, obsequios del momento permanentemente plasmados en los pasillos de la embarcación, a la vista de todos los futuros cruceristas, resaltando las bondades de nuestra tierra, incitándoles a visitar, a conocernos, a disfrutarnos, a estimular nuestro turismo y su sapiencia.
Temprano, como acostumbro hacer los días laborales, me acerco al gimnasio para levantar unas pesitas. Conste, no quiero ni ser ni asemejarme a Charles Atlas, sino simplemente mantener óptimo el esqueleto y flexible la musculatura. Normalmente inicio la rutina trotando una hora, pero hoy no puedo porque bobamente me he torcido el tobillo. El dolor, dice la Marina de Guerra Americana, es "debilidad abandonando el cuerpo". ¡Qué debilidad la mía! Enchancletado por la molestia, se me acerca el entrenador personal Neil. "Señor Jaime, lo lamento. Está prohibido levantar pesas sin zapatillas".
En ese momento, suena el teléfono. Es Juan Antonio de la Guardia, el mejor guía de Panamá, una enciclopedia andante, que lujosamente serviría como edecán a un presidente bueno. "Hola Jaime, viene el Bliss, ¡vamos a verle!". Al alba había repasado en la prensa internacional la magnitud del evento. ¡Qué llamada más simpática y oportuna! Porque Juan Antonio, como Balboa, es un adelantado, esplendoroso adelantado, personajes raros en esta época y en nuestro trópico. "A las 2 de la tarde estará en Cocolí".
Posterior a suculento almuerzo, arrancamos para Gamboa, nos detuvimos brevemente sobre el puente Centenario, que no se debe, pero el flujo era vigoroso y la embarcación no estaba a la vista. Ya en Gamboa avistamos la majestuosidad del Goliat sobre las aguas del canal antes de apearnos en Pedro Miguel para la toma de una histórica foto. No fue sino hasta después de postearla en Facebook, que mi caro amigo, el capitán Efraín Hallax, me confirmó la fortuna de la honra de pilotear el Bliss, conversa pendiente para un futuro café.
"Vici": conquisté en latín. Maximizando la utilidad del canal y los cientos de miles de cruceristas que le atraviesan sin dejar un céntimo en el istmo, bien valdría la pena la construcción del más imponente parque ecológico en el mundo en las riberas del lago Gatún, parada obligatoria, fuente de trabajo para miles de compatriotas, optimizando los ingresos y la oscura imagen de nuestro sermoneado país posterior al capítulo Panamá Papers, para que los visitantes se maravillen con nuestras azuladas mariposas, el rubio fugaz de florecientes guayacanes y ese arco iris eterno que enaltece nuestras selvas, el cantar de matizadas aves, tal como genialmente lo apunta el diario "The New York Times": "An embarrassment of natural beauty" (Una vergüenza de belleza tropical). Así sí: ¡"Veni, Vidi, Vici"!
Líder empresarial.
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