El Desierto de Sarigua, una joya natural y cultural en el corazón de Herrera
Joaquín De León, representante de Parita, enfatiza la designación de Sarigua como área protegida que ha abierto la puerta al turismo comunitario.
Este sitio es parte del Área Protegida Sarigua y representa no solo un tesoro ecológico, sino también una oportunidad para el crecimiento económico y cultural de la región. Foto. Melquíades Vásquez
A pesar de su nombre, el desierto de Sarigua no es técnicamente un desierto, sino un ecosistema árido y único en Panamá que ha captado la atención de turistas nacionales e internacionales.
Ubicado en el distrito de Parita, provincia de Herrera, este sitio es parte del Área Protegida Sarigua y representa no solo un tesoro ecológico, sino también una oportunidad para el crecimiento económico y cultural de la región.
El paisaje de Sarigua, de apariencia desértica por la intensa degradación del suelo y la escasa vegetación, se extiende como un testimonio del impacto ambiental causado décadas atrás por la deforestación y el uso intensivo de la tierra.
Aun así, ha sido declarado área protegida, precisamente por su valor científico, ecológico e histórico, pues en sus terrenos también se han hallado vestigios arqueológicos precolombinos.
Turismo con identidad pariteña
José Luna, residente de Parita, asegura que “el lugar es muy visitado por personas foráneas”, quienes quedan sorprendidas por el paisaje inusual en un país tropical como Panamá.
“Vienen a tomarse fotos, a caminar el terreno y a conocer la historia del sitio. Es algo que no se ve todos los días en nuestra región”, dijo Luna.
Joaquín De León, representante del corregimiento de Parita, enfatiza la designación de Sarigua como área protegida que ha abierto una puerta al turismo comunitario.
“Esto es una vitrina para Parita. Muchos de nuestros habitantes viven de las artesanías, la gastronomía típica y el folclore, y ahora encuentran en cada visitante una oportunidad para reactivar su economía”, explicó.
En las inmediaciones de Sarigua, hay grupos de artesanos que venden piezas elaboradas en barro, madera y fibras naturales; mientras que familias locales ofrecen platos tradicionales como el sancocho, los bollos y refrescos.
También se realizan presentaciones de danzas folklóricas y décimas que forman parte del patrimonio cultural heredado por generaciones.
Falta de información oficial
Este medio intentó obtener la versión del Ministerio de Ambiente (MiAmbiente) sobre el manejo y funcionamiento del área protegida, pero los esfuerzos fueron infructuosos.
Se desconoce si existen planes actualizados de conservación, programas educativos o guías turísticas oficiales para visitar Sarigua de manera segura y sostenible.
Ante esta ausencia institucional, la comunidad ha tomado la iniciativa de orientar y cuidar a los visitantes, aunque con recursos limitados.
“Nos hace falta más apoyo. Aquí podríamos tener mejores senderos guiados, un centro de interpretación, hasta áreas de descanso”.
“Pero todo eso depende de la atención que se le dé desde el gobierno”, lamentaron algunos habitantes.
Un llamado a valorar lo nuestro
Sarigua es un símbolo de resiliencia ambiental y cultural. Es una ventana abierta a la historia del Istmo y una oportunidad de desarrollo para los pariteños.
La riqueza natural y humana de este sitio merece atención, promoción y cuidado responsable.
Mientras tanto, sus arenas agrietadas siguen contando historias de tiempos pasados, y su gente, con esfuerzo y orgullo, mantiene viva una identidad que espera ser valorada por todo Panamá.