Usaba falso hábito de cura para llevarse a niños
Publicado 2006/05/11 23:00:00
- Jaime Saldaña
Por más de dos meses, Rogelio Palacios Palacios, un indígena de 27 años, que decía ser sacerdote, se había llevado al joven, Ramiro Smith, de 17 años, con el permiso de sus padres, residentes en Finca 11, provincia de Bocas del Toro, para supuestamente ponerlo a estudiar.
Sin embargo, con el pasar del tiempo, Elena Morales y Marciano Smith, padres de Ramiro, nunca más supieron de él, porque el teléfono que el supuesto "cura" les había dado al parecer era falso, por lo que procedieron a denunciar la desaparición de su hijo ante la Policía Técnica Judicial.
Para sorpresa de todos, luego de conocerse de la desaparición de Ramiro, una llamada telefónica, procedente de Potrerillos, alertó a las autoridades policiales.
Fue entonces cuando ayer en horas de la madrugada, la policía nacional capturó a Rogelio Palacios, en el sector de Potrerillos, donde se encontraba el menor desaparecido, junto a dos sujetos más.
Por denuncias de la propia iglesia católica, en cuanto al hurto de una sotana, vestido que solo pueden usar los verdaderos Sacerdotes, se cree que el impostor utilizaba el hábito para aprovecharse de menores de edad, poniéndolos a trabajar.
Sin embargo, con el pasar del tiempo, Elena Morales y Marciano Smith, padres de Ramiro, nunca más supieron de él, porque el teléfono que el supuesto "cura" les había dado al parecer era falso, por lo que procedieron a denunciar la desaparición de su hijo ante la Policía Técnica Judicial.
Para sorpresa de todos, luego de conocerse de la desaparición de Ramiro, una llamada telefónica, procedente de Potrerillos, alertó a las autoridades policiales.
Fue entonces cuando ayer en horas de la madrugada, la policía nacional capturó a Rogelio Palacios, en el sector de Potrerillos, donde se encontraba el menor desaparecido, junto a dos sujetos más.
Por denuncias de la propia iglesia católica, en cuanto al hurto de una sotana, vestido que solo pueden usar los verdaderos Sacerdotes, se cree que el impostor utilizaba el hábito para aprovecharse de menores de edad, poniéndolos a trabajar.
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