Vinomanía. Estudios revelan lo saludable que puede ser tomar vino sin abusar.
Vino y salud: paradoja francesa
Los beneficios del vino han sido demostrados en distintas partes del mundo.
Claves
Esta vez pienso hacer un alto en los temas específicos acerca del vino para tratar otro aspecto que no deja de ser interesante por sus repercusiones no solo en la salud sino también en el aumento del consumo del vino en forma regular en las comidas domésticas. Me refiero a los efectos beneficiosos del vino usado con moderación.
El efecto beneficioso del vino sobre la salud es conocido de antiguo entre sus consumidores regulares.
Pero esto no impactó socialmente hasta que en 1991, en el programa 60 Minutos se tocó el tema de la paradoja francesa. Morley Saler, conductor del programa, mencionó la gran cantidad de evidencias y datos estadísticos que demostraban que los franceses de la región de Lyon, grandes comedores de grasa y fumadores empedernidos, tenían mejor expectativa de vida que los norteamericanos de igual edad. El resultado era "paradójico", ya que los norteamericanos consumiendo un 30% menos de grasas, haciendo más ejercicio y fumando muchísimo menos que los franceses, tenían tres veces más posibilidades que estos de sufrir ataques al corazón.
La clave está en el vino que los franceses beben en cada comida. Estados Unidos es uno de los países en que menor cantidad de vino beben del mundo, aunque eso va cambiando deprisa, y es el que mayor cantidad de enfermedades del corazón sufre. Otro dato interesante partió de un estudio de la School of Public Health de Harvard, en que observaron a 44,000 norteamericanos de entre 40 y 75 años, y los que consumían moderadamente vino tenían de un 25% a 40% menos de enfermedades coronarias. Estos hallazgos también estaban presentes en los estudios comparativos con la dieta mediterránea en que predominan las legumbres frescas, las frutas secas, pescado, quesos, cereales y lo que es muy importante: el aceite de oliva y en donde el vino tiene un papel destacado.
Podemos percatarnos que el factor común de estos dos estudios radica en la presencia preponderante del vino tinto en ambos hábitos alimenticios. Entonces, ¿Qué tiene el vino tinto que resulta tan beneficioso?
Se sabe que el vino tinto actúa como un anti-agregante plaquetario, por lo que disminuye el riesgo de los coágulos dentro de los vasos previniendo contra los diversos accidentes trombo-embólicos en el cerebro, pulmón, extremidades y cardiacos. También favorece el aumento del HDL o colesterol bueno y la disminución del LDL o colesterol malo que se fija en las paredes de los vasos sanguíneos para formar la ateroesclerosis.
Esto aparentemente es debido a diversos componentes que se encuentran en el vino tinto. El vino está compuesto por agua que representa alrededor del 85% de su volumen y en ella están disueltas alcohol etílico, glicerol, glucosa, ácido tártrico, málico y cítrico y después de la fermentación maloláctica, el succínico y láctico. También existen sales minerales disueltas (hierro, cobre, zinc y manganeso), así como sustancias aromáticas. Pero lo más llamativo del vino son sus colorantes fenólicos. Entre estos polifenoles se distinguen los taninos, antocianos, flavones, ácidos fenoles y el más importante descubierto hasta la fecha, el resveratrol.
El resveratrol o transresveratrol, es un compuesto polifenólico antioxidante que se encuentra presente en muchas especies vegetales y especialmente en los frutos rojos. Ha demostrado además, tener propiedades antiinflamatorias; inhibidoras de la producción de LDL; evita la agregación plaquetaria; y modula el metabolismo de las grasas.
Para concluir, vale la pena tener siempre presente que el vino no es una panacea. Es un complemento alimenticio beneficioso para la salud cuando se bebe con moderación. Lo recomendable es la ingestión máxima de dos o tres copas de vino tinto al día, durante las comidas.
Ahora, a disfrutar de su vino con salud.
Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.