Arañas regeneradoras de vida
Las arañas son las primeras colonizadoras de los espacios arrasados por los incendios y permiten la llegada de nuevas especies.
- REDACCIÓN
- - Publicado: 26/8/2005 - 11:00 pm
LAS ARAÑAS, pese a su mala reputación, se han revelado como una de las piezas esenciales para la regeneración de la vida tras un incendio forestal, ya que son unas de las primeras colonizadoras de estos espacios arrasados y con su presencia permiten la llegada de nuevas especies de animales y plantas.
Según indicó el director del departamento de Entomología de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, Alberto de Castro, las arañas cumplen una importante función tras los incendios, porque aunque las especies autóctonas, más especializadas, mueren por efecto de las llamas, nada más apagarse los rescoldos del fuego hay un batallón de arañas oportunistas que acuden al bosque quemado.
Tal es así que lo primero que, según De Castro, encontraron los exploradores tras la formidable explosión del volcán Krakatoa, que en 1883 causó la devastación casi total de esta isla ubicada entre Java y Sumatra, fue una araña.
Esto se debe a que los arácnidos se dispersan muy bien porque, aunque no vuelan, hacen parapente. Para ello, suben a un lugar alto, donde hay corrientes de aire, emiten un pequeño hilo de seda que hace las veces de vela y planean con ella, desde unos metros, que es lo más habitual, hasta cientos de kilómetros.
El biólogo donostiarra, que ha conseguido una beca postdoctoral para estudiar la ecología de las arañas en los bosques templados de Kentucky, EU), precisó que gracias a esta técnica las arañas colonizan islas y otros lugares distantes o calcinados por el fuego.
De esta manera, llegan a los bosques arrasados a la vez que algunos insectos muy poco exigentes que les sirven de comida, lo que les permite prosperar y ser, a su vez, alimento de otros animales como aves, reptiles, anfibios y pequeños mamíferos, que dispersan semillas y polen, facilitando la entrada de nuevas especies en el ecosistema y su recuperación.
"Las arañas no regeneran el bosque, pero contribuyen a que empiece la vida de nuevo porque son muy resistentes y capaces de sobrevivir en estos ambientes tan difíciles", recalcó De Castro, quien explicó que hasta el momento se han catalogado unas 38, 000 especies de arácnidos en todo el mundo (1, 300 de ellas en España y Portugal), aunque se estima que podrían existir hasta 200 mil, porque cada año se descubren algunas nuevas.
De Castro, que ha descubierto este año, por primera vez, una rara especie de arácnido cuyo nombre científico es Midia Midas, destacó la importancia de las arañas como depredadoras de insectos y su beneficio para el hombre y sus cosechas, ya que tienen un importante papel en el control de plagas y evitan el uso de pesticidas, además de servir como indicadores ecológicos de la correcta o deficiente situación medioambiental de los ecosistemas.
Según indicó el director del departamento de Entomología de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, Alberto de Castro, las arañas cumplen una importante función tras los incendios, porque aunque las especies autóctonas, más especializadas, mueren por efecto de las llamas, nada más apagarse los rescoldos del fuego hay un batallón de arañas oportunistas que acuden al bosque quemado.
Tal es así que lo primero que, según De Castro, encontraron los exploradores tras la formidable explosión del volcán Krakatoa, que en 1883 causó la devastación casi total de esta isla ubicada entre Java y Sumatra, fue una araña.
Esto se debe a que los arácnidos se dispersan muy bien porque, aunque no vuelan, hacen parapente. Para ello, suben a un lugar alto, donde hay corrientes de aire, emiten un pequeño hilo de seda que hace las veces de vela y planean con ella, desde unos metros, que es lo más habitual, hasta cientos de kilómetros.
El biólogo donostiarra, que ha conseguido una beca postdoctoral para estudiar la ecología de las arañas en los bosques templados de Kentucky, EU), precisó que gracias a esta técnica las arañas colonizan islas y otros lugares distantes o calcinados por el fuego.
De esta manera, llegan a los bosques arrasados a la vez que algunos insectos muy poco exigentes que les sirven de comida, lo que les permite prosperar y ser, a su vez, alimento de otros animales como aves, reptiles, anfibios y pequeños mamíferos, que dispersan semillas y polen, facilitando la entrada de nuevas especies en el ecosistema y su recuperación.
"Las arañas no regeneran el bosque, pero contribuyen a que empiece la vida de nuevo porque son muy resistentes y capaces de sobrevivir en estos ambientes tan difíciles", recalcó De Castro, quien explicó que hasta el momento se han catalogado unas 38, 000 especies de arácnidos en todo el mundo (1, 300 de ellas en España y Portugal), aunque se estima que podrían existir hasta 200 mil, porque cada año se descubren algunas nuevas.
De Castro, que ha descubierto este año, por primera vez, una rara especie de arácnido cuyo nombre científico es Midia Midas, destacó la importancia de las arañas como depredadoras de insectos y su beneficio para el hombre y sus cosechas, ya que tienen un importante papel en el control de plagas y evitan el uso de pesticidas, además de servir como indicadores ecológicos de la correcta o deficiente situación medioambiental de los ecosistemas.
El investigador alemán Ulrich Simon ha propuesto un estudio sobre las arañas que habitan en las copas de los árboles de los bosques frondosos y que al vivir a gran altura están más expuestas a la radiación solar para ver cómo les afecta el cambio climático y el aumento de la temperatura.
Alberto De Castro puntualizó que la sustitución de una especie de arañas por otra también es un indicador de que algo extraño ha ocurrido en ese entorno.
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