Histórica expedición al inhóspito desierto saudí
Publicado 2006/02/27 00:00:00
- El Nuevo Diario
Se pretende tener la mayor cantidad de información sobre la geografía, la fauna desértica.
EL "Cuarto Vacío", uno de los desiertos más inhóspitos del mundo está siendo investigado por una expedición histórica que comenzó este fin de semana, la primera de su género desde la fundación de Arabia Saudí en 1932.
El "Cuarto Vacío", llamado así porque cubre la cuarta parte de la Península Arábiga, está siendo estudiado por un equipo de medio centenar de científicos estadounidenses, saudíes, suizos y egipcios.
Habría que remontarse hasta los tiempos de la colonización británica, cuando dos expediciones, la de Bertrand Thomas en 1931 y John Philby en 1932, se aventuraron en la arena de este desierto que siempre ha inspirado respeto a los beduinos árabes.
Pero estas expediciones tenían un carácter más aventurero y menos científico.
La expedición durará trece días y partíó de la ciudad de Hara, 350 kilómetros al sureste de Riad, la puerta norte del "Cuarto Vacío".
Los expedicionarios están apoyados por helicópteros, vehículos todo terreno, tiendas de campaña, cientos de litros de agua y gasolina y todo el equipamiento necesario.
El proyecto nació tras recomendaciones de la Asociación Arqueológica Saudí, que cree necesario recopilar información sobre esta parte tan desconocida del país, que puede albergar no solo tesoros arqueológicos, sino -y esto es lo que probablemente atrajo fondos de financiación- un subsuelo rico en petróleo o gas.
El propósito sigue siendo oficialmente científico: los participantes tendrán ocasión de observar las características geográficas, geológicas e hidrológicas de la zona, además de la fauna desértica. Incluso no se descartan las potencialidades turísticas de la zona.
Al final del periplo, el equipo de expertos se reunirá en Yeda, en la costa oeste del país, para poner en común el resultado de sus investigaciones y plantear una serie de recomendaciones.
El "Cuarto Vacío", que toma su nombre del árabe Rub al Khali, se extiende en la parte sureste de la Península Arábiga, en una extensión de 1.200 kilómetros de largo por 650 de ancho.
Sus 650,000 kilómetros cuadrados lo convierten en uno de los desiertos más grandes del mundo con continuidad.
El "Cuarto Vacío" se extiende hasta Yemen, Omán y los Emiratos Arabes Unidos, pero el ochenta por cien de su superficie está en Arabia Saudí. De hecho, representa un cuarto de la superficie total del país.
Este desierto se supone cruzado por grandes cadenas de dunas como las que surcan el Sáhara, pero lo cierto es que los beduinos -gente que vive del desierto- solo habita en los extremos del "Cuarto Vacío", y las compañías turísticas ofrecen viajes de aventuras que no osan atravesar los confines del laberinto de arena.
Con temperaturas casi glaciales durante la noche y de cerca de sesenta grados centígrados al mediodía en las estaciones cálidas, con sus dunas de hasta 330 metros -más altas que la Torre Eiffel-, el desierto Arábigo es uno de los entornos más amenazadores del mundo.
Las escasísimas gotas de agua que caen al año o al lustro permiten que crezcan hierbas salvajes.
Las hierbas sirven de alimento a insectos y arácnidos, que a su vez son comidos por ratones o por zorrillos del desierto, que han sabido adaptarse a este peculiar medio ambiente.
Pese a la pobre vida animal y vegetal, el "Cuarto Vacío" es uno de los lugares más ricos del mundo.
En sus entrañas se encuentran algunos de los yacimientos de petróleo más valiosos del planeta, como los de Sheyba o los de Ghawar.
El "Cuarto Vacío", llamado así porque cubre la cuarta parte de la Península Arábiga, está siendo estudiado por un equipo de medio centenar de científicos estadounidenses, saudíes, suizos y egipcios.
Habría que remontarse hasta los tiempos de la colonización británica, cuando dos expediciones, la de Bertrand Thomas en 1931 y John Philby en 1932, se aventuraron en la arena de este desierto que siempre ha inspirado respeto a los beduinos árabes.
Pero estas expediciones tenían un carácter más aventurero y menos científico.
La expedición durará trece días y partíó de la ciudad de Hara, 350 kilómetros al sureste de Riad, la puerta norte del "Cuarto Vacío".
Los expedicionarios están apoyados por helicópteros, vehículos todo terreno, tiendas de campaña, cientos de litros de agua y gasolina y todo el equipamiento necesario.
El proyecto nació tras recomendaciones de la Asociación Arqueológica Saudí, que cree necesario recopilar información sobre esta parte tan desconocida del país, que puede albergar no solo tesoros arqueológicos, sino -y esto es lo que probablemente atrajo fondos de financiación- un subsuelo rico en petróleo o gas.
El propósito sigue siendo oficialmente científico: los participantes tendrán ocasión de observar las características geográficas, geológicas e hidrológicas de la zona, además de la fauna desértica. Incluso no se descartan las potencialidades turísticas de la zona.
Al final del periplo, el equipo de expertos se reunirá en Yeda, en la costa oeste del país, para poner en común el resultado de sus investigaciones y plantear una serie de recomendaciones.
El "Cuarto Vacío", que toma su nombre del árabe Rub al Khali, se extiende en la parte sureste de la Península Arábiga, en una extensión de 1.200 kilómetros de largo por 650 de ancho.
Sus 650,000 kilómetros cuadrados lo convierten en uno de los desiertos más grandes del mundo con continuidad.
El "Cuarto Vacío" se extiende hasta Yemen, Omán y los Emiratos Arabes Unidos, pero el ochenta por cien de su superficie está en Arabia Saudí. De hecho, representa un cuarto de la superficie total del país.
Este desierto se supone cruzado por grandes cadenas de dunas como las que surcan el Sáhara, pero lo cierto es que los beduinos -gente que vive del desierto- solo habita en los extremos del "Cuarto Vacío", y las compañías turísticas ofrecen viajes de aventuras que no osan atravesar los confines del laberinto de arena.
Con temperaturas casi glaciales durante la noche y de cerca de sesenta grados centígrados al mediodía en las estaciones cálidas, con sus dunas de hasta 330 metros -más altas que la Torre Eiffel-, el desierto Arábigo es uno de los entornos más amenazadores del mundo.
Las escasísimas gotas de agua que caen al año o al lustro permiten que crezcan hierbas salvajes.
Las hierbas sirven de alimento a insectos y arácnidos, que a su vez son comidos por ratones o por zorrillos del desierto, que han sabido adaptarse a este peculiar medio ambiente.
Pese a la pobre vida animal y vegetal, el "Cuarto Vacío" es uno de los lugares más ricos del mundo.
En sus entrañas se encuentran algunos de los yacimientos de petróleo más valiosos del planeta, como los de Sheyba o los de Ghawar.
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