Uno de los padres de las bebés tuvo dudas sobre la identificación de la recién nacida, por lo que se activó un protocolo de verificación.
La fiscal Marissa Caballero indicó que los resultados de las pruebas de ADN confirmaron la identidad del infante.
El cuerpo, que se presume sería el del niño desaparecido desde el 21 de mayo, presentaba un avanzado estado de descomposición, lo que complicó el análisis.
Alejandro, de 25 años, era estudiante en la Facultad de Derecho de la Universidad de Panamá y fue visto por última vez por su madre, el 19 de diciembre de 1989.
Con el mapeo genómico las personas pueden tomar decisiones informadas sobre su estilo de vida y mitigar la predisposición a ciertas enfermedades.
