¿Qué se hace con la palma bendita del Domingo de Ramos?
Redacción | [email protected] | PanamaAmericaLas plamas benditas se reutilizan el año siguiente para quemarlas y así aprovechar su ceniza que se pone en la frente de los feligreses.
Las plamas benditas se reutilizan el año siguiente para quemarlas y así aprovechar su ceniza que se pone en la frente de los feligreses.
Es humanamente casi imposible que una tarea grande e importante no venga envuelta en fallos, fracasos, sufrimientos y angustias.
Jesús tenía la costumbre de mirar al cielo, cuando oraba públicamente, cuando hacía un milagro y estoy seguro cuando estaba a solas con su Padre Dios.
Hay que tomar conciencia de la presencia divina que nos abarca, en la que estamos en Dios, y contemplar el misterio sublime que nos envuelve.
Que cada vez que tu hermano te pida perdón, perdona. Que para que el Padre Dios te perdone, debes también tú perdonar.
El lenguaje es el medio en que se comunica el ser humano desde que Dios infundió el alma en aquél ser cuyo cuerpo era el de un animal más.
Él es la vida plena, sin imperfecciones propias de lo finito. Está resucitado, por lo que no hay en él ninguna limitación propia nuestra.
Dividimos la vida en años, que dependen de la vuelta que da la tierra alrededor del sol. Y está bien.
En promedio en el mundo muy pocos nacen en las mejores condiciones hospitalarias, higiénicas y ambientales, y en aquél tiempo era mucho peor.
Dios te habla a tu corazón cuando experimentas inspiraciones divinas, ganas de orar, de guardar silencio, de concentrarte en tu interior para vivir.
No oyes el gemido de una humanidad doliente porque les matan a sus hijos en las guerras, los destrozan en los bombardeos.
A esta indiferencia y ceguera se debe en parte el drama del hambre y desamparado de millones de personas.
Todos somos mensajeros. El gran drama nuestro es ser mensajeros de lo malo, de tragedias e infamias, de tristezas y dramas, de pesimismos y derrotismos.
Ahora es cuando debes dar un paso adelante y reconciliarte con tu rival. Ahora es cuando debes renunciar a aquello que te hace daño.
Como lo hace un bebé que se duerme acurrucado por su madre. Y miras la vida con los ojos de un niño sin malicia y ves la mano de Dios en todas las cosas.
El Señor quiere que construyamos nuestra casa sobre la roca que es él, para así lograr la salvación.
Dios tiene todo el derecho de ser escuchado, adorado, obedecido, amado. Claro que somos ladrones, y con mucha carga de culpa.
A Jesús le extrañó, que después de haber curado a diez leprosos, solo uno de ellos se devolvió para dar las gracias, y ese era un samaritano.
No juguemos a ser Dios, porque somos simples mortales que en el auge de nuestro resplandor caemos en oscuridad como la luciérnaga que es aplastada.
El martirio siempre ha existido en la Iglesia, y cuando una persona ofrece su vida por mantener intacta su fe, es porque cree firmemente que Cristo es el Señor.