
Sin comprensión no hay cristianismo
Monseñor Rómulo Emiliani | [email protected] |Cristo Jesús nos enseñó que su corazón es infinitamente compasivo. Que el nos reveló que su Padre es eternamente misericordioso.
Cristo Jesús nos enseñó que su corazón es infinitamente compasivo. Que el nos reveló que su Padre es eternamente misericordioso.
No solo de siglos atrás, sino a nivel contemporáneo. Todos los grandes hombres según el mundo, no importa su poder o fama se mueren.
Somos parte de un todo, y no tomamos conciencia de la trascendencia de nuestros actos.
En cuarto lugar, ver todo lo positivo que tiene el contrario. Toda persona o grupo tiene puntos muy positivos que hay que observar.
Esperabas un mesías que dijera que solo nos salvaremos los miembros de nuestra iglesia.
Se necesitan hombres y mujeres de una sola pieza, intachables, insobornables, amantes de la verdad y justos.
¿Pero quién es Dios? Él es la fuente de la vida, quien no tiene principio ni fin, quien creó todo de la nada.
La Fe es el escudo de los hombres buenos, de las almas pródigas en misericordia, compasión y ternura.
Vienes de Dios y a Dios debes ir. Mientras más tomes conciencia de la grandeza infinita de Dios, de su poder absoluto, de su sabiduría sin límites, de su misericordia que es eterna, de que no tiene principio ni fin, más crecerá en ti el deseo de adorarlo y darle culto.
Luego vienen los arrepentimientos, las consecuencias legales, los lutos, la posible venganza de los familiares o del gremio a que pertenecía el asesinado. Los años que se pasan en la cárcel.
Los héroes y heroínas han sido personas iluminadas por el Espíritu, lo sepan o no, que se han desprendido de su comodidad, ubicación segura y tranquila en que se encontraban, para lanzarse al rescate de la humanidad en su entorno, situada muchas veces en abismos de injusticias, pobreza extrema, esclavitud, creando mejores condiciones para los demás. En el campo religioso, Abraham, Moisés, Jeremías, Isaías, Juan el Bautista, y el más grande todos, nuestro Salvador, Jesucristo el Señor.
San Pedro fue detenido y manifestó que primero se obedece a Dios que a los hombres cuando le prohibieron predicar sobre Jesús. Al final muere crucificado cabeza abajo. Nadie le pudo arrebatar su fe. San Pablo estuvo preso y al final muere decapitado por anunciar a Cristo. Nunca renunció a Jesús.
¡Qué gran lección nos da la muerte! Que somos finitos, mortales, que no somos dios, que por más ciencia que tengamos, o poder mundano, vamos a un irremediable final, donde aceptaremos, queramos o no, que moriremos, que somos nada ante la eternidad. Que lo más noventa o cien años, eso algunos, y que al final todo se acabó.
Hay algo en ti que no funciona bien. Te sientes incómodo y buscar culpar a cualquiera, o a una situación en especial de tu drama. Muchas veces el mal carácter viene de esa sensación de profunda frustración por no amar ni ser amado.
Es justo señalar al malvado, es correcto marcar al execrable. Es digno no perdonar, no entregarle la más mínima pizca de compasión, a aquel que descargó sobre un inocente la depravada obra del mal, ¿cierto?, ¿entonces por qué la exigimos nosotros cuando somos ungidos por el óleo de lo malo? Clamamos por empatía y perdón, suplicamos clemencia y entendimiento, al mismo tiempo que lanzamos injurias ante los clasificados por la máquina social como deleznables.
La dignidad es el honor inherente a todo ser humano que lo hace de por sí valioso, noble, respetable, no importa su condición social o económica. La dignidad es la grandeza única que tiene cualquier persona por haber sido creada por Dios, muy por encima de cualquier título, cargo, riqueza, que dé el mundo.
Sabiduría, misericordia, fortaleza, amor, paz; tienes todo eso, y debes desarrollar los dones y carismas que Dios te ha dado. Debes ser persona que piensa, analiza, forma sus propios criterios. Persona que tiene una visión de la vida, porque estudias, analizas, investigas.
El bienestar así logrado es injusto en su raíz y atenta contra la dignidad de las personas’. Y agregó que mientras no se logre una justa distribución de la riqueza no se resolverán los males de nuestra sociedad.
'Yo tuve un mes en coma y Dios me salvó, y estoy igual, lo único que falta es pararme de aquí, donde me pare de aquí voy a predicar su palabra', comentó Japanese.
Cuando una persona tiene ideales y sueños, aunque muchas veces no sean totalmente realizables, pero ahí están, entonces el ser humano está motivado para vivir de manera más plena. Darle un sentido a la vida, tener conciencia de que tengo una misión que cumplir, de que soy un ser importante para algunos o para muchos.