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Aprender a pedir perdón
Yessika Valdés - Publicado:
No se puede vivir feliz con resentimientos, envidias, ansiedad.Hay que abrir paso para la reconciliación.Pero, lo principal, quizás, es entender que el pedir perdón no humilla ni denigra a la persona, la enaltece y la libera de una gran carga que se lleva en el corazón.Por esto, primero hay que evitar que aniden en nosotros los sentimientos negativos y dar cabida, más bien, al optimismo, amor, solidaridad, perdón.Un enfoque objetivo del porqué de nuestra conducta y la de los demás, un aprender a admitir cuando nos equivocamos y un estar dispuestas/os a cambiar para bien de todos, favorece nuestras relaciones, alimenta nuestra autoestima y es saludable para nuestro organismo.Se recomienda aclarar lo más pronto posible cualquier mal entendido y superar diferencias, tratar de ser tolerante, comprensivo/as y buscar un acercamiento con las demás personas, independientemente de que se comparta o no su punto de vista, forma de vida, porque, progresivamente se les puede ayudar a ser mejores, cambiar si es menester, puesto que toda persona si se le motiva a valorarse y valorar al resto, tiene posibilidades de cambiar.No hay que cerrarle a la gente la oportunidad de reivindicarse.No somos jueces terrenales para estigmatizar, señalar con el dedo y actuar como verdugos que condenamos a otros/as.Hay que buscar las causas de la conducta de las personas para entenderlas y ayudarlas cuando así sea necesario.No darles la espalda y marcarlos/las con la censura permanente, sin darles la oportunidad de decir su verdad, de indagar en su pasado, en sus circunstancias particulares.En fin, el asunto es que con nuestras palabras y actos podemos ayudar a fortalecer la autoestima de nuestros/as congéneres o romper en mil pedazos su amor propio y confianza en sí mismos/as y la sociedad.