PANAMÁ
Aymara Montero, la niña ngäbe que deslumbra con el piano
- Fariza Gordón
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Con tan solo 12 años, Aymara Montero toca el piano de manera magistral. Este talento la llevó a un festival en Costa Rica.
PANAMÁ
Con tan solo 12 años, Aymara Montero toca el piano de manera magistral. Este talento la llevó a un festival en Costa Rica.
Aymara Montero. Foto: Cortesía
Aymara Montero, una niña procedente de la Comarca Ngäbe, halló en el piano su pasión que la ha impulsado a sobresalir desde una edad muy temprana. A los seis años, conoció a su profesora de piano, Carmen Alvarado, quien ha jugado un papel crucial en su educación musical.
Desde ese entonces, siente amor por la música, lo que llena de orgullo a su familia y comunidad. "Doy gracias a Dios que pude tener esta oportunidad, me felicitan y están muy contentos", agregó.
Uno de los momentos más especiales para ella fue su participación en el festival Pura Vida Piano Experience en Costa Rica. "Fue una experiencia inolvidable para mí", dijo emocionada.
Contó que creyó que el evento sería en Panamá, pero al saber que sería su primer viaje al extranjero, la alegría fue inmensa.
Además de querer ser una gran pianista, Aymara anhela ser pediatra, porque siempre le han gustado los niños.
Mientras tanto, se mantiene enfocada a sus estudios académicos y musicales. "Cuando toco piano, estudio el doble para sacar las piezas y eso me ha ayudado a ser más responsable en el colegio", comentó.
Su rutina diaria incluye practicar al regresar del colegio y antes de dormir. A los niños que también sueñan con tocar un instrumento, Aymara les aconseja "que sigan soñando, oren a Dios para que sus sueños se hagan realidad y obedezcan a sus padres".
Su padre, Nicanor Montero, no puede ocultar la emoción que siente al verla tocar. "Tener esa habilidad de manejar los dedos para tocar el teclado del piano, es algo extraordinario", expresó.
De joven él también deseaba aprender a tocar el piano, pero nunca tuvo la oportunidad por las limitaciones sociales y económicas.
Con gran esfuerzo, Nicanor y su esposa se mudaron desde la comarca Ngäbe hacia Chiriquí para darle a su hija mejores oportunidades.
Aymara ha crecido con valores como la responsabilidad, la humildad y la espiritualidad, enseñanzas que su padre considera claves para triunfar en la vida. "Sin eso las puertas no se abren", mencionó.
Sobre el futuro de su hija, dijo que uno puede plantearse muchas metas y objetivos, pero en el camino, cuando van creciendo, pueden ir cambiando.
"Lo digo por experiencia, porque cuando yo estaba en el colegio quería ser enfermero, cuando salí del colegio, ya quería otras cosas, inclusive cuando ingresé a la universidad, empecé una carrera y luego otra, hasta que gracias a Dios soy nutricionista", comentó.
Convencido de que el talento no distingue etnias, religiones ni clases sociales, Nicanor pidió a los padres: "Hay muchos niños con talento, pero necesitan apoyo. Con la ayuda de todos, se pueden cumplir los sueños".
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