Consejo para elegir la copa de vino adecuadamente
- REDACCION
Con el pasar del tiempo se ha transformado en el recipiente necesario para los amantes del vino, es un símbolo de buen gusto, armonía y estética, una pieza esencial en ciertas ocasiones.
Redación
L as copas de no son un antojo ni una nimiedad. Por el contrario, son el resultado de una afanosa búsqueda realizada durante mucho tiempo, hasta encontrar el recipiente más adecuado para la transferencia del vino de la botella a la boca.
Es necesario disponer de la copa adecuada para que degustarlo se convierta en lo que realmente es: un placer para los sentidos.
Orígenes.
Cuenta la leyenda que en la antigua Grecia, un orfebre encontró inspiración en los pechos de la hermosa Helena para dar forma a la que sería la primera copa de vino.
Pero al margen de mitos y leyendas, lo cierto es que este recipiente, tan común en nuestros días, ha experimentado una larga transformación, tanto en la forma, el tamaño como en el tipo de cristal.
En la Roma antigua, el "modoliulus" era lo más parecido a la actual copa y tenía la medida de un tercio de ánfora. Otro recipiente particular, llamado "mastos" en griego, reproducía la forma del seno de una dama, y fue el primer diseño de lo que hoy llamamos copa para vinos espumantes.
Materiales.
Para esta vajilla fueron varios: la cerámica y el metal se vieron adornados por arabescos, cincelados o grabados sobre estructuras cada vez más complejas y diversas. En la época del Renacimiento, el trabajo sobre el cristal y el oro llegó a alcanzar un altísimo nivel.
A fines del siglo XIX y principios del XX, estuvo de moda tallar las copas sobre cristales de colores. Sin embargo, los entendidos en el arte de beber sustituyeron progresivamente estas copas coloridas por otras incoloras, perfectamente transparentes, en las cuales les era posible apreciar, sobre todo, el vino, que en latín significa "ver a través de".
Tipos.
La boca de cada copa tiene una angostura diferente según el tipo de vino que se va a degustar. Cuando la boca es cerrada, como la de los espumosos, nos obliga a inclinar la cabeza hacia atrás, haciendo que el líquido caiga en un punto exacto en la parte media de la lengua, donde la percepción de la acidez es mayor. Por el contrario, si la copa es demasiado abierta en la parte superior, para apreciar las características del vino nos obliga a sorber ligeramente, empapando toda la lengua.
Las copas de vino deben ser claras y transparentes para distinguir los verdaderos colores de los vinos.
Ciertas formas de copas parecen intensificar los sabores y los aromas de algunos vinos en particular. Por ejemplo, una copa de forma ovalada que tiene la boca estrecha es ideal para muchos vinos tintos, tales como Burdeos, Chianti, Cabernet Sauvignon, Merlot y Zinfandel. Por otra parte, algunos vinos tintos, como los Borgoñas, Pinot Noir y Barolos, se aprecian mucho mejor en copas más amplias en forma de manzana.
Anteriormente, las vajillas destinadas a los vinos eran más preciadas cuanto más sofisticadas y valiosas. Pero en los últimos años se apunta a la pureza de formas y se han tomado en consideración todos aquellos aspectos que redundan en un mejor aprovechamiento de aromas y sabores.
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