De caballeros, de machos y de otros animales
Publicado 2000/03/09 00:00:00
- San Juan
Yarhem reinaba como macho dominante en el zoológico de Arhem (Holanda). Reinaba sobre todos los machos chimpacés corriendo rápidamente hacia ellos, caminando erguido y con toda su cabellera enrizada. Yarhem también exigía sumisión de parte del resto de los otros machos, y tenía para él sólo acaparadas el 75% de todas las hembras cuando éstas estaban en celo (la fantasía de cualquier legislador). Yarhem reinó sin oposición durante muchos años tomando las mejores porciones de comida, teniendo sumisión de parte de los otros machos y acaparando casi en su totalidad a las hembras en su estado de celos.
Luis, el otro chimpancé del zoológico, comenzó a crecer rápidamente e inmediatamente comenzó a retar a Yarhem alterando el Status quo de la manada. Luis dejó de ser sumiso con Yarhem, y los gritos de desafío comenzaron a escucharse a diario hasta que llegaron a una confrontación total donde Yarhem llevó las de perder.
La balanza del poder se inclinó unos grados y Yarhem perdió el 100% de su control sobre las hembras, desplazándose las oportunidades a otros machos y obteniendo Luis un 50% del control de todas las hembras restantes (el final de Papa Egoró).
La historia, sin embargo, no termina como la de cualquier otro ejemplo de desplazamiento en el reino animal, en el cual el joven fuerte desplaza y corre o mata al antiguo macho dominante. Aquí estamos hablando de nuestros parientes lejanos... simios, animales con una conducta y comportamiento muchas veces parecidos a los de los homosapiens. Yarhem se relegó a lamerse sus heridas y cual un fouche cualquiera comenzó a entablar una alianza con Yunuit, otro macho de impresionante contextura. Yunuit nunca podría ser un rival para Luis pero la unión se produjo tal y cual se venía anunciando entre las dos facciones rivales siendo Luis el gran perdedor, (supongo yo que fue el excesivo desgaste sexual). Esa es otra historia, como consecuencia de la derrota de Luis, Yarhem y Yunuit obtuvieron el 50% y el 25% de accesibilidad a las hembras de la manada. Yarhem nunca llegó a recuperar su status de macho dominante, pero siguió con la ayuda de otras maquinaciones y asociaciones siendo una terrible y eficaz fuerza rival para el resto de los machos del zoológico. Luis vivió feliz por muchos años teniendo siempre un pedazo de lo que los chimpancés llaman estar en la paga y el resto del zoológico siguió apoyando (similar a votar) a los distintos líderes de su simiesca sociedad... cualquiera similitud con la estructura masculina panameña es pura ¡coincidencia! La Evolución del Deseo de David M. Buss, Alianza Editorial.
Me acuerdo de niño de vivir frente al partido Liberal en Avenida Perú cuando aún habían árboles que se movían al compás de los vientos de temporada. Cuando el parque Porras era parque y el Teatro Lux era la mejor sala de cine de la localidad, con cine en tercera dimensión y la máquina más bella de popcorn que alguien pudiese imaginar... también recuerdo las balaceras diarias que ocurrían al frente de mi casa entre miembros del Partido Liberal y enemigos del partido. Nunca me olvidaré de las constantes angustias de mi abuela por situaciones semejantes; no tan sólo en el frente de mi casa sino también en la mente de quien viviese parte de su vida aterrorizada. Terror causado por las luchas entre conservadores, la guardia, los gringos, los arnulfistas, los nazis, los liberales, estudiantes, etc., (siempre daños infligidos por hombres a la sociedad restante).
Mi relación íntima con mi abuela me marcó de niño para poder entender el horror en la cual viven aquellas personas ajenas al mundo de violencia que nos rodea, (casi siempre niños y mujeres).
El tiempo ha pasado y de mi niñez y del bello recuerdo de mi abuela sólo quedan unas ganas increíbles de poder cambiar por la pluma si fuese necesario, la mente siniestra de la mayoría de los hombres que dirigen nuestra sociedad. Un cambio en los hombres de empresa que quieran buscar la justicia a toda costa, un cambio en el obrero para que su deseo de ser honrado esté por encima de un carnaval si fuese necesario. El anhelo de ver a una juventud buscando la forma de cambiar la sociedad en que vivimos sin utilizar la violencia, en vez de querer cambiarla a golpes, pedradas, cerraderas de calles. Esta violencia reflejada en el incremento galopante de nuestra población carcelaria (leer población masculina).
Me pregunto ¿qué le sucede al hombre panameño actual que no despierta y se da cuenta que aún se comporta como simio de zoológico, programado por una evolución que aparente ser evolución y sin embargo no llega a ser tan distinta de los amigos de Darwin? ¿Por qué la mayoría de nuestros hombres han dejado al lado su grandeza? ¿Por qué se han apartado de las palabras que algún día nos hicieron soñar?... honor, patria, lealtad, honradez, compañerismo, amor... ¿dónde quedó aquel mundo que se suponía debiese existir una vez que nos bajásemos de los árboles y el fuego, la rueda, y la Coca-Cola fuesen inventados? ¿Dónde quedó la civilización en nuestra patria, cuando todas las radios, las cuales sus dueños son hombres panameños, incitan por medio de mensajes y cuñas al resto de sus hombres y jóvenes a emborracharse, a destruir sus mente y sus espíritus, creando así otra generación de estúpidos que creen que éxito es tener cien hembras (dos está bien). Sus alianzas poderosas con los otros simios del zoológico y mucha pero mucha sumisión por parte de la masa que mantenemos ignorantes. Como hombre panameño quiero hacer algo hoy día, puedo escribir este artículo y también puedo rogar y soñar que algún día todas las radios y todas las televisoras dejen de invitar a nuestros jóvenes a matarse usando tanta violencia y a convencerlos con tanta cochina propaganda de beber alcohol. Lo segundo que puedo hacer es esperar la participación de algún gran legislador (caballero, no gorilón) que detenga el abuso de propagandas de alcohol y violencia en las emisoras y televisoras. Ver la vida desde el punto de vista de aquellos que tendrán en un futuro no muy lejano que pagar por toda la violencia de los hombres abusadores que hoy día hemos creado y fabricado indiscriminadamente en las pantallas y en las radios de Panamá... no sé, quizás algún día en Panamá no tengan otras abuelas y otros niños asustados que arrastrarse por el piso, huyendo de la violencia que otros hombres les enseñaron a éstos, en sus años de juventud. Total todo esto sólo son sueños de hombre.
Resumiendo, después de todo a quién le importa...
Luis, el otro chimpancé del zoológico, comenzó a crecer rápidamente e inmediatamente comenzó a retar a Yarhem alterando el Status quo de la manada. Luis dejó de ser sumiso con Yarhem, y los gritos de desafío comenzaron a escucharse a diario hasta que llegaron a una confrontación total donde Yarhem llevó las de perder.
La balanza del poder se inclinó unos grados y Yarhem perdió el 100% de su control sobre las hembras, desplazándose las oportunidades a otros machos y obteniendo Luis un 50% del control de todas las hembras restantes (el final de Papa Egoró).
La historia, sin embargo, no termina como la de cualquier otro ejemplo de desplazamiento en el reino animal, en el cual el joven fuerte desplaza y corre o mata al antiguo macho dominante. Aquí estamos hablando de nuestros parientes lejanos... simios, animales con una conducta y comportamiento muchas veces parecidos a los de los homosapiens. Yarhem se relegó a lamerse sus heridas y cual un fouche cualquiera comenzó a entablar una alianza con Yunuit, otro macho de impresionante contextura. Yunuit nunca podría ser un rival para Luis pero la unión se produjo tal y cual se venía anunciando entre las dos facciones rivales siendo Luis el gran perdedor, (supongo yo que fue el excesivo desgaste sexual). Esa es otra historia, como consecuencia de la derrota de Luis, Yarhem y Yunuit obtuvieron el 50% y el 25% de accesibilidad a las hembras de la manada. Yarhem nunca llegó a recuperar su status de macho dominante, pero siguió con la ayuda de otras maquinaciones y asociaciones siendo una terrible y eficaz fuerza rival para el resto de los machos del zoológico. Luis vivió feliz por muchos años teniendo siempre un pedazo de lo que los chimpancés llaman estar en la paga y el resto del zoológico siguió apoyando (similar a votar) a los distintos líderes de su simiesca sociedad... cualquiera similitud con la estructura masculina panameña es pura ¡coincidencia! La Evolución del Deseo de David M. Buss, Alianza Editorial.
Me acuerdo de niño de vivir frente al partido Liberal en Avenida Perú cuando aún habían árboles que se movían al compás de los vientos de temporada. Cuando el parque Porras era parque y el Teatro Lux era la mejor sala de cine de la localidad, con cine en tercera dimensión y la máquina más bella de popcorn que alguien pudiese imaginar... también recuerdo las balaceras diarias que ocurrían al frente de mi casa entre miembros del Partido Liberal y enemigos del partido. Nunca me olvidaré de las constantes angustias de mi abuela por situaciones semejantes; no tan sólo en el frente de mi casa sino también en la mente de quien viviese parte de su vida aterrorizada. Terror causado por las luchas entre conservadores, la guardia, los gringos, los arnulfistas, los nazis, los liberales, estudiantes, etc., (siempre daños infligidos por hombres a la sociedad restante).
Mi relación íntima con mi abuela me marcó de niño para poder entender el horror en la cual viven aquellas personas ajenas al mundo de violencia que nos rodea, (casi siempre niños y mujeres).
El tiempo ha pasado y de mi niñez y del bello recuerdo de mi abuela sólo quedan unas ganas increíbles de poder cambiar por la pluma si fuese necesario, la mente siniestra de la mayoría de los hombres que dirigen nuestra sociedad. Un cambio en los hombres de empresa que quieran buscar la justicia a toda costa, un cambio en el obrero para que su deseo de ser honrado esté por encima de un carnaval si fuese necesario. El anhelo de ver a una juventud buscando la forma de cambiar la sociedad en que vivimos sin utilizar la violencia, en vez de querer cambiarla a golpes, pedradas, cerraderas de calles. Esta violencia reflejada en el incremento galopante de nuestra población carcelaria (leer población masculina).
Me pregunto ¿qué le sucede al hombre panameño actual que no despierta y se da cuenta que aún se comporta como simio de zoológico, programado por una evolución que aparente ser evolución y sin embargo no llega a ser tan distinta de los amigos de Darwin? ¿Por qué la mayoría de nuestros hombres han dejado al lado su grandeza? ¿Por qué se han apartado de las palabras que algún día nos hicieron soñar?... honor, patria, lealtad, honradez, compañerismo, amor... ¿dónde quedó aquel mundo que se suponía debiese existir una vez que nos bajásemos de los árboles y el fuego, la rueda, y la Coca-Cola fuesen inventados? ¿Dónde quedó la civilización en nuestra patria, cuando todas las radios, las cuales sus dueños son hombres panameños, incitan por medio de mensajes y cuñas al resto de sus hombres y jóvenes a emborracharse, a destruir sus mente y sus espíritus, creando así otra generación de estúpidos que creen que éxito es tener cien hembras (dos está bien). Sus alianzas poderosas con los otros simios del zoológico y mucha pero mucha sumisión por parte de la masa que mantenemos ignorantes. Como hombre panameño quiero hacer algo hoy día, puedo escribir este artículo y también puedo rogar y soñar que algún día todas las radios y todas las televisoras dejen de invitar a nuestros jóvenes a matarse usando tanta violencia y a convencerlos con tanta cochina propaganda de beber alcohol. Lo segundo que puedo hacer es esperar la participación de algún gran legislador (caballero, no gorilón) que detenga el abuso de propagandas de alcohol y violencia en las emisoras y televisoras. Ver la vida desde el punto de vista de aquellos que tendrán en un futuro no muy lejano que pagar por toda la violencia de los hombres abusadores que hoy día hemos creado y fabricado indiscriminadamente en las pantallas y en las radios de Panamá... no sé, quizás algún día en Panamá no tengan otras abuelas y otros niños asustados que arrastrarse por el piso, huyendo de la violencia que otros hombres les enseñaron a éstos, en sus años de juventud. Total todo esto sólo son sueños de hombre.
Resumiendo, después de todo a quién le importa...
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