Del "Ripio" como Institución Social
Publicado 2000/04/02 00:00:00
- Luis Trujillo
El diccionario define como "ripio" todo aquello que es residuo o sobrante de una totalidad. En los textos, escritos o hablados, se entiende como tal a las palabras o a las frases inútiles, superfluas y más que comunes, reiterativas y deshechables cuya función en el conjunto es solamente la repetir o insistir en lo conocido o en lo dicho. Es decir que el "ripio" anda de la mano con la obviedad y con lo que de antemano es legible. El "ripio" es redundancia que si algo saca a flote, es decir a un primer plano, es la incapacidad de quien lo escribe o de quien lo habla, en encontrar términos y acepciones correctas para decir lo que tiene que decir . El "ripio", si algo pone en evidencia, es la incapacidad y contrariamente, la capacidad de recurrir a recortes y a sobrantes de una idea y no a la totalidad o a la similitud de la idea y su función no es otra que la decir o expresar palabras que expresan lo que todos el mundo entendería aunque no pongamos esas palabras.
En el Periodismo, escrito y audiovisual, el "ripio" ha pasado a considerarse como una institución que permite a periodistas, "ripiosos", no buscar nuevos términos, nuevas ideas, para expresar las cosas (un hecho o una situación). Es decir no recurrir al diccionario para aprender dado recurrimos a lo mismo que sabemos y usamos siempre para decir lo mismo. A nivel local, el "ripio" hizo de las suyas, en ocasión del accidente de la avioneta de AEROPERLAS , HP l267, en el área de Kuna Yala y Darién.
Gran parte cuando no la casi totalidad de os periodistas locales, ya a través del periodismo escrito, televisivo, o radial, insistían a más no poder que se trataba de un "lamentable" accidente cuyas consecuencias eran de "lamentar" por el dolor causado a los "adoloridos" sobrevivientes. Con palabras más o con palabras menos, esto fue lo que se repitió hasta el cansancio y durante varios días como si no existiesen sinónimos que les permitieras decir la misma cosa con otros términos y que posiblemente eran los que esperaba el televidente, el radioescucha o el lector. Otro "ripio" al cual se acudió fue mencionar las "fuentes extraoficiales" o a los datos que se poseían "extraoficialmente". En ambas posiciones para escudar algo que los propios "periodistas" querían decir pero sin atribuirle fuentes responsables o a lo sumo fidedignas . ¡Y qué cuando insistían en entrevistar a los parientes de los accidentados (sic) para saber "que sentían en esos momentos"! Aunque esto último, justo es consignarlo, no es ripio sino torpeza extrema.
Y esto último no encuentra otro calificativo porque nos preguntamos, ¿qué podrían sentir un pariente o familiar que no fuera dolor ante ese hecho y qué podríamos experimentar nosotros, quienes leíamos, escuchábamos, oíamos que no fuera lo mismo? Situación y sensación similar a la experimentada en otras oportunidades cuando han preguntado a un sospechoso o a un acusado de un delito si el es responsable o si ha cometido el acto y esperan, suponemos que la mujer i el hombre en mención les responda que sí lo es.
Situaciones como los mencionada alcanzaron una dimensión ejemplar en la divulgación de los hechos antes mencionados y son tanto más cuestionables porque sus exponentes son extrañamente "periodistas" jóvenes, más o menos, y quienes no tienen ni justificación ni excusa para recurrir a las mismas acciones que objetaban y censuraban en sus mayores. Estos podían acudir a que "así se hacía antes" o bien de que "así se hacen el medio". Estos de ahora, de hace unas semanas, ¿podrían decir lo mismo? Como justificar su falta de perspicacia y de habilidad y de talento si bien se quiere, para escribirle o para dirigirse a un público al cual deben respeto? ¿Porqué hacer ahora lo que censuraban antes en sus antecesores?
Como cierre: ¿a qué se debe la insistencia en señalarle al televidente o el radioescucha la labor del periodista? No solamente resulta embarazoso que ver o escuchar que alguien se elogie o se lamente sin la mayor señal de modestia sino que lo haga en nombre, precisamente, del trabajo que debe hacer. Si el periodista se sacrifica en hacer de primera su trabajo, ése es su trabajo. Si alguien, cualesquiera, hace las cosas de forma excelente, acaso no es eso lo que debemos esperar de él o de ella. Parecería que estamos en un medio social en el cual hay que felicitar a las personas por hacer lo que deben hacer, cuando es eso precisamente lo que tendrían que hacer. Algo similar ocurrió con los periodistas ene esta oportunidad y habría que considerar, como ya se ha hecho antes, que volvería a ocurrir. ¿ Hay que felicitarlos porque hacen lo que la sociedad espera de ellos? Entonces y para ser justos y medir con la misma vara a todos por igual y no cometer un acto de discriminación también tendríamos que felicitar a la sociedad por leerlos, escucharlos o verlos en la pantalla chica. O sea por comprar periódicos, por comprar televisores, por comprar radios.
En el Periodismo, escrito y audiovisual, el "ripio" ha pasado a considerarse como una institución que permite a periodistas, "ripiosos", no buscar nuevos términos, nuevas ideas, para expresar las cosas (un hecho o una situación). Es decir no recurrir al diccionario para aprender dado recurrimos a lo mismo que sabemos y usamos siempre para decir lo mismo. A nivel local, el "ripio" hizo de las suyas, en ocasión del accidente de la avioneta de AEROPERLAS , HP l267, en el área de Kuna Yala y Darién.
Gran parte cuando no la casi totalidad de os periodistas locales, ya a través del periodismo escrito, televisivo, o radial, insistían a más no poder que se trataba de un "lamentable" accidente cuyas consecuencias eran de "lamentar" por el dolor causado a los "adoloridos" sobrevivientes. Con palabras más o con palabras menos, esto fue lo que se repitió hasta el cansancio y durante varios días como si no existiesen sinónimos que les permitieras decir la misma cosa con otros términos y que posiblemente eran los que esperaba el televidente, el radioescucha o el lector. Otro "ripio" al cual se acudió fue mencionar las "fuentes extraoficiales" o a los datos que se poseían "extraoficialmente". En ambas posiciones para escudar algo que los propios "periodistas" querían decir pero sin atribuirle fuentes responsables o a lo sumo fidedignas . ¡Y qué cuando insistían en entrevistar a los parientes de los accidentados (sic) para saber "que sentían en esos momentos"! Aunque esto último, justo es consignarlo, no es ripio sino torpeza extrema.
Y esto último no encuentra otro calificativo porque nos preguntamos, ¿qué podrían sentir un pariente o familiar que no fuera dolor ante ese hecho y qué podríamos experimentar nosotros, quienes leíamos, escuchábamos, oíamos que no fuera lo mismo? Situación y sensación similar a la experimentada en otras oportunidades cuando han preguntado a un sospechoso o a un acusado de un delito si el es responsable o si ha cometido el acto y esperan, suponemos que la mujer i el hombre en mención les responda que sí lo es.
Situaciones como los mencionada alcanzaron una dimensión ejemplar en la divulgación de los hechos antes mencionados y son tanto más cuestionables porque sus exponentes son extrañamente "periodistas" jóvenes, más o menos, y quienes no tienen ni justificación ni excusa para recurrir a las mismas acciones que objetaban y censuraban en sus mayores. Estos podían acudir a que "así se hacía antes" o bien de que "así se hacen el medio". Estos de ahora, de hace unas semanas, ¿podrían decir lo mismo? Como justificar su falta de perspicacia y de habilidad y de talento si bien se quiere, para escribirle o para dirigirse a un público al cual deben respeto? ¿Porqué hacer ahora lo que censuraban antes en sus antecesores?
Como cierre: ¿a qué se debe la insistencia en señalarle al televidente o el radioescucha la labor del periodista? No solamente resulta embarazoso que ver o escuchar que alguien se elogie o se lamente sin la mayor señal de modestia sino que lo haga en nombre, precisamente, del trabajo que debe hacer. Si el periodista se sacrifica en hacer de primera su trabajo, ése es su trabajo. Si alguien, cualesquiera, hace las cosas de forma excelente, acaso no es eso lo que debemos esperar de él o de ella. Parecería que estamos en un medio social en el cual hay que felicitar a las personas por hacer lo que deben hacer, cuando es eso precisamente lo que tendrían que hacer. Algo similar ocurrió con los periodistas ene esta oportunidad y habría que considerar, como ya se ha hecho antes, que volvería a ocurrir. ¿ Hay que felicitarlos porque hacen lo que la sociedad espera de ellos? Entonces y para ser justos y medir con la misma vara a todos por igual y no cometer un acto de discriminación también tendríamos que felicitar a la sociedad por leerlos, escucharlos o verlos en la pantalla chica. O sea por comprar periódicos, por comprar televisores, por comprar radios.
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