Después de la comilona..

SOMNOLIENTA, molida, pero feliz.

Sí, estuvo buena la celebración, comió, bailó, saltó, trasnochó.

Echar una canita al aire no está mal de vez en cuando, siempre y cuando no se abuse.

Máxime que el cuerpo no es de acero y todo lo que le haga, para bien o para mal, tiene consecuencias.

Que si usted tomó sol sin protector solar varias horas porque quería tener una piel bien bronceadita, que si no bebe agua porque no le gusta, que si abusa de las bebidas carbonatadas, el licor, el cigarrillo, la sal y el azúcar.

Sin duda allí no quedó todo, en hacer algo que no debió o dejar de hacer algo que sí debió hacer.

Ciertamente no.

El cuerpo le pasa la factura.

Muestra y grita de mil formas pidiéndole auxilio.

Esto nos consta a todos, pero unos hacen más caso que otros de las señales de alerta que da el organismo.

Se buscan excusas para cualquier achaque.

Y si no pone un alto a cualquier conducta que atenta contra la salud general del organismo, no debe haber queja posterior.

El propio individuo está cavando su tumba.

Qué fácil es decirlo y escribirlo.

Cuán difícil para nosotros ser organizados, constantes, responsables, cuidadosos de nuestra salud y la de los demás.

Pero, ya dejemos a un lado los sermones.

Para quienes diciembre es sinónimo de comilona, porque no hay fiesta donde no digan presente y si es de los que come como si hubiera pasado hambre, entonces hágase una cura de frutas (dos o tres días coma solamente frutas y beba mucha agua), camine, trote y prefiera la escalera al elevador.

Otro aspecto de la Ciudad Judicial lo son las regionales como Chiriquí y San Miguelito, donde se ha plasmado el mismo concepto.

El Órgano Judicial busca agilizar su trabajo, unificando criterios y esfuerzos para ofrecer una mejor atención al público.

La creación de la ciudad judicial de David ahorrará más de 25 mil balboas en materia de alquileres de edificios y se construyó a un costo de 3 millones.