Celebración
Día de Muertos, una fecha que trasciende en el tiempo
- Redacción / [email protected] / @panamaamerica
El Día de los Muertos ha sido reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO
Cada 2 de noviembre, se celebra en México el Día de los Muertos un día dedicado a honrar a quienes ya no están, recordando sus vidas con alegría y respeto.
El Día de los Muertos ha sido reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, mezcla influencias prehispánicas y católicas, manifestándose como un ritual único y lleno de color, cargado de simbolismo y sentido comunitario.
El Día de Muertos en la visión indígena implica el retorno transitorio de las ánimas de los difuntos, quienes regresan a casa, al mundo de los vivos, para convivir con los familiares y para nutrirse de la esencia del alimento que se les ofrece en los altares puestos en su honor.
En esta conmemoración de Día de Muertos, la muerte no representa una ausencia, sino a una presencia viva; la muerte es un símbolo de la vida que se materializa en el altar ofrecido.
Se trata de una celebración que conlleva una gran trascendencia popular, ya que comprende diversos significados, desde filosóficos hasta materiales.
También se celebra en América Central y la región andina de América del Sur, principalmente del noroeste argentino, del occidente de Bolivia y del sureste de Perú.
Las tradiciones de esta festividad incluyen elementos distintivos como calaveras y flores de cempasúchil para honrar a los fallecidos.
Las familias construyen altares domésticos, denominados ofrendas, donde colocan alimentos y bebidas preferidos por sus difuntos.
La festividad se originó como un sincretismo entre las celebraciones católicas del Día de Todos los Santos y el Día de los Fieles Difuntos con las tradiciones de los indígenas de América.
Orígenes
Los habitantes de Teotihuacán acostumbraban a hacer ofrenda en honor a los fallecidos casi todo el tiempo, practicando cansados, pero intensos rituales con el propósito de que el difunto llegase con bien a uno de los cuatro paraísos según su forma de muerte, conteniendo comida, copal, vasijas, cuchillos, piedras de jade y semillas; utilizaban a los perros xoloescuintles para que les ayudasen a ser la luz en el paso por el inframundo y no se perdieran sin antes llegar al paraíso, sacrificándolos y enterrándolos junto con la persona fallecida.
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