El término parafilia
Publicado 2004/07/18 23:00:00
- REDACCION
Parafilia proviene de la palabra griega para (cerca de) y de philia (amor). Los parafílicos están sujetos a fantasías o realidades sexuales insólitas, extrañas y relativamente poco comunes que se convierten en el foco principal y exclusivo de su comportamiento erótico. Los parafílicos tienen la sensación de una falta de control sobre sus fantasías, deseos y conductas.
Para alimentar a los sádicos y masoquistas se ha desarrollado una industria que proporciona los artilugios más diversos: esposas, cadenas, látigos, etcétera. Hay bares y clubes nocturnos decorados en forma de mazmorras, música estridente a todo volumen, asientos incómodos, y demás.
El "crimen por lujuria" es el extremo del sadismo. En él la víctima debe ser asesinada y mutilada con el fin de proporcionar al ejecutante graficación sexual. En este caso no se da el coito, se alcanza el orgasmo con el acto violento.
Parece que todo hombre o mujer tiene capacidad fisiológica de respuestas eróticas positivas a los grados leves de dolor, pero esta capacidad subyacente por lo regular se orienta en una dirección u otra desde la primera infancia. Es en realidad la sociedad en la que vivimos la que conforma las actitudes hacia estos estímulos.
En un medio cultural específico, se aprende a relacionar el dolor con el placer sexual o se espera que el juego sexual y el coito sean indoloros. Sin embargo, aun en sociedades en las que la norma es el juego sexual y la cópula indoloros, algunas parejas experimentarán que el dolor moderado puede producir excitación sexual.
En nuestra sociedad hay quienes practican este tipo de parafilia. Y, los hay en un porcentaje bastante considerable.
Para alimentar a los sádicos y masoquistas se ha desarrollado una industria que proporciona los artilugios más diversos: esposas, cadenas, látigos, etcétera. Hay bares y clubes nocturnos decorados en forma de mazmorras, música estridente a todo volumen, asientos incómodos, y demás.
El "crimen por lujuria" es el extremo del sadismo. En él la víctima debe ser asesinada y mutilada con el fin de proporcionar al ejecutante graficación sexual. En este caso no se da el coito, se alcanza el orgasmo con el acto violento.
Parece que todo hombre o mujer tiene capacidad fisiológica de respuestas eróticas positivas a los grados leves de dolor, pero esta capacidad subyacente por lo regular se orienta en una dirección u otra desde la primera infancia. Es en realidad la sociedad en la que vivimos la que conforma las actitudes hacia estos estímulos.
En un medio cultural específico, se aprende a relacionar el dolor con el placer sexual o se espera que el juego sexual y el coito sean indoloros. Sin embargo, aun en sociedades en las que la norma es el juego sexual y la cópula indoloros, algunas parejas experimentarán que el dolor moderado puede producir excitación sexual.
En nuestra sociedad hay quienes practican este tipo de parafilia. Y, los hay en un porcentaje bastante considerable.
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