Estigma: ¿milagro o sugestión?
Publicado 2002/03/27 00:00:00
- Ernesto Cedeño Alvarado
Actualmente, son muchos los fenómenos sobrenaturales que mientras asombran a algunos y aterrorizan a otros, nos dejan a todos por igual, sin indicios de explicación alguna. Tal es el caso de los extraños estigmas y los no menos sorprendentes estigmatizados.
Proveniente del latín "stigma", esta palabra no es más que una marca o señal en el cuerpo. Sin embargo, en el contexto religioso es el fenómeno por el que algunas personas llevan físicamente las llagas de la crucifixión de Jesucristo.
111Hay estigmatizados que desarrollan heridas en forma de latigazos en la espalda, marcas en la frente a raíz de la corona de espinas, o cruces en la piel. Además, pueden presentar letreros relacionados con la vida de Jesucristo, así como sudores de sangre asociados con las cinco llagas.
Estas heridas, que pueden presentarse de forma visible e invisible, permanente o periódica, sangrante o no, se manifiestan principalmente en las manos y en los pies, así como en el costado. Ellas representan "las cinco llagas de Jesucristo" durante su pasión.
Pero, también hay estigmatizados que desarrollan estas heridas en forma de latigazos en la espalda, marcas en la frente a raíz de la corona de espinas, o cruces en la piel. Además, pueden presentar letreros relacionados con la vida de Jesucristo, así como sudores de sangre asociados con las cinco llagas.
Aunque se menciona la existencia de heridas invisibles, éstas causan tanto dolor como las visibles, pero lo más sorprendente es que las llagas pueden permanecer durante muchos años.
Se dice que una vez presentes los estigmas, el dolor siempre es intenso, incluso llega a tal grado que los allegados también sienten deseos de gritar. Frecuentemente, antes de aparecer los estigmas corporales, la persona cae en un estado de éxtasis, suspendiendo la atención al entorno que le rodea y perdiendo la sensibilidad al contacto, al sonido y a la luz. Su espíritu se concentra en lo que observa interiormente.
Pero, también el cuerpo se inmoviliza, a veces tomando posturas que escapan a las leyes de gravedad. Por su parte, la respiración y el pulso se hacen más lentos, mientras que el rostro revela el estado de concentración. Cabe destacar que la cantidad de sangre varía y puede llegar a ser superior a la de una herida normal.
Año tras año se reportan casos de personas con las heridas de Jesús en el calvario y crucifixión y entre estos célebres por recibir "las heridas de Cristo", están San Francisco de Asís y el Padre Pío.
Se dice que San Francisco de Asís, siendo religioso, se retiró al Monte Alvernia en 1924 y allí construyó una pequeña celda. Una vez instalado, prohibió que le fuesen a visitar hasta después de la fiesta de San Miguel.
En ese lugar, el día de la Santa Cruz celebrado en septiembre de ese año, San Francisco presentó por primera vez el milagro de los estigmas, consistentes en las heridas de la Pasión de Jesucristo impresas en el cuerpo.
Según la transcripción textual de la descripción de San Francisco de Asís: "Vi descender desde las alturas del cielo a un ángel con sus alas de fuego de claridad deslumbrante, el ángel descendió con vuelo rápido hasta colocarse a su lado, permaneció suspendido en los aires y apareció entre sus alas la imagen de Jesucristo crucificado".
La visión desapareció y en el cuerpo quedaron de inmediato los estigmas milagrosos que permanecieron en él hasta el día de su muerte.
Por su parte, el célebre padre Pío ingresó al monasterio a los 15 años. En 1915, después de una misa visualizó a Cristo. De inmediato, se sintió morir y tras desvanecer su visión, advirtió que sus manos, pies y costados estaban perforados y sangrando profusamente.
Según los médicos, las heridas atravesaban sus manos por completo, pero despedían un aroma agradable. Ningún tratamiento logró curarlas, por lo que no hubo explicación alguna para el suceso. Entre otros célebres estigmatizados están Santa Catalina de Siena, quien nunca sangró, y Teresa Neumann.
La Iglesia ha establecido ciertos criterios para determinar la autenticidad de los estigmas, es por ello que aunque se han reportado más de 350 casos, sólo 70 han sido canonizados. Y esto es porque la Iglesia asegura que es una marca concedida a las personas "santas" para que a través de ella se estimule la fe de los observadores.
Pero, a pesar de que los creyentes consideran que este fenómeno es un don de Dios, para otros, los estigmas son producto de la autosugestión provocada por un estado de contemplación mística y fervor religioso.
Tanto es así, que para la ciencia esto ocurre sólo en las personas que llevan una vida muy espiritual y mística. Su religiosidad y obsesión por las llagas de Jesús le hacen entrar en un profundo éxtasis, generando la autosugestión capaz de somatizar la experiencia psíquica.
Y es que los estigmatizados reportan las visiones en las que se presenta Cristo o ángeles, mantienen conversaciones con Dios o personajes religiosos y hasta perciben olores extraños.
Por esta razón, algunos científicos indican que es posible que la mente influya sobre sus organismos, al punto de provocarse heridas sangrantes correspondientes a su fe en Cristo.
Proveniente del latín "stigma", esta palabra no es más que una marca o señal en el cuerpo. Sin embargo, en el contexto religioso es el fenómeno por el que algunas personas llevan físicamente las llagas de la crucifixión de Jesucristo.
111Hay estigmatizados que desarrollan heridas en forma de latigazos en la espalda, marcas en la frente a raíz de la corona de espinas, o cruces en la piel. Además, pueden presentar letreros relacionados con la vida de Jesucristo, así como sudores de sangre asociados con las cinco llagas.
Estas heridas, que pueden presentarse de forma visible e invisible, permanente o periódica, sangrante o no, se manifiestan principalmente en las manos y en los pies, así como en el costado. Ellas representan "las cinco llagas de Jesucristo" durante su pasión.
Pero, también hay estigmatizados que desarrollan estas heridas en forma de latigazos en la espalda, marcas en la frente a raíz de la corona de espinas, o cruces en la piel. Además, pueden presentar letreros relacionados con la vida de Jesucristo, así como sudores de sangre asociados con las cinco llagas.
Aunque se menciona la existencia de heridas invisibles, éstas causan tanto dolor como las visibles, pero lo más sorprendente es que las llagas pueden permanecer durante muchos años.
Se dice que una vez presentes los estigmas, el dolor siempre es intenso, incluso llega a tal grado que los allegados también sienten deseos de gritar. Frecuentemente, antes de aparecer los estigmas corporales, la persona cae en un estado de éxtasis, suspendiendo la atención al entorno que le rodea y perdiendo la sensibilidad al contacto, al sonido y a la luz. Su espíritu se concentra en lo que observa interiormente.
Pero, también el cuerpo se inmoviliza, a veces tomando posturas que escapan a las leyes de gravedad. Por su parte, la respiración y el pulso se hacen más lentos, mientras que el rostro revela el estado de concentración. Cabe destacar que la cantidad de sangre varía y puede llegar a ser superior a la de una herida normal.
Año tras año se reportan casos de personas con las heridas de Jesús en el calvario y crucifixión y entre estos célebres por recibir "las heridas de Cristo", están San Francisco de Asís y el Padre Pío.
Se dice que San Francisco de Asís, siendo religioso, se retiró al Monte Alvernia en 1924 y allí construyó una pequeña celda. Una vez instalado, prohibió que le fuesen a visitar hasta después de la fiesta de San Miguel.
En ese lugar, el día de la Santa Cruz celebrado en septiembre de ese año, San Francisco presentó por primera vez el milagro de los estigmas, consistentes en las heridas de la Pasión de Jesucristo impresas en el cuerpo.
Según la transcripción textual de la descripción de San Francisco de Asís: "Vi descender desde las alturas del cielo a un ángel con sus alas de fuego de claridad deslumbrante, el ángel descendió con vuelo rápido hasta colocarse a su lado, permaneció suspendido en los aires y apareció entre sus alas la imagen de Jesucristo crucificado".
La visión desapareció y en el cuerpo quedaron de inmediato los estigmas milagrosos que permanecieron en él hasta el día de su muerte.
Por su parte, el célebre padre Pío ingresó al monasterio a los 15 años. En 1915, después de una misa visualizó a Cristo. De inmediato, se sintió morir y tras desvanecer su visión, advirtió que sus manos, pies y costados estaban perforados y sangrando profusamente.
Según los médicos, las heridas atravesaban sus manos por completo, pero despedían un aroma agradable. Ningún tratamiento logró curarlas, por lo que no hubo explicación alguna para el suceso. Entre otros célebres estigmatizados están Santa Catalina de Siena, quien nunca sangró, y Teresa Neumann.
La Iglesia ha establecido ciertos criterios para determinar la autenticidad de los estigmas, es por ello que aunque se han reportado más de 350 casos, sólo 70 han sido canonizados. Y esto es porque la Iglesia asegura que es una marca concedida a las personas "santas" para que a través de ella se estimule la fe de los observadores.
Pero, a pesar de que los creyentes consideran que este fenómeno es un don de Dios, para otros, los estigmas son producto de la autosugestión provocada por un estado de contemplación mística y fervor religioso.
Tanto es así, que para la ciencia esto ocurre sólo en las personas que llevan una vida muy espiritual y mística. Su religiosidad y obsesión por las llagas de Jesús le hacen entrar en un profundo éxtasis, generando la autosugestión capaz de somatizar la experiencia psíquica.
Y es que los estigmatizados reportan las visiones en las que se presenta Cristo o ángeles, mantienen conversaciones con Dios o personajes religiosos y hasta perciben olores extraños.
Por esta razón, algunos científicos indican que es posible que la mente influya sobre sus organismos, al punto de provocarse heridas sangrantes correspondientes a su fe en Cristo.
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