Familia: un padre, un hijo y un robot
- Nicolás Kusmin (Especial para Ey!)
Hace poco más de un mes se estrenaba una de las mejores películas del año, “Súper 8”, y el hombre-productor detrás de ese filme no era otro que el gran Steven Spielberg. Esta vez, y con la colaboración de Robert Zemeckis, (director de la multipremiada “Forrest Gump”) dieron un muy buen empujón a Shawn Levy, hasta ahora un apenas correcto director de comedias para chicos, como “Una Noche en el Museo”, entre otras, para llevar a la pantalla un producto más que digno.
Corre el año 2020, los grandes “shows” de luchas entre humanos han quedado en el pasado, ahora son los robots los que se enfrentan entre sí como una especie de videojuego real.
Charlie Kenton (Jackman) es un exboxeador que apenas sobrevive viajando por decadentes ferias donde hace luchar a algunos de sus robots –modelos un poco viejos– incluso contra animales. Sus pocas oportunidades de ganar lo colocan en lugares peligrosos donde pequeñas mafias lo dejan en constante bancarrota.
Cuando la justicia lo viene a buscar, su suerte cambia. La mujer con la que alguna vez se casó ha muerto y dejado al hijo que tuvieron, –que Charlie abandonó– sin tutela. Su tía quiere obtener la custodia del pequeño, pero antes deberá pasar un verano junto con su padre, al que apenas conoce. La historia los llevará por todo tipo de aventuras.
La acción es la parte más importante de la trama, y pese a tanta máquina, las escenas de boxeo no hacen extrañar en nada a cualquier película pugilística, en la que lo emocional juega fuerte (existen muchos homenajes a “Rocky”).
La película parece haberse realizado para un público más adolescente que adulto. Y el camino del héroe, con su capacidad redentora estará más que explotado: una marca de la factoría Spielberg.
Hugh Jackman sale airoso nuevamente de su rol, aunque cada vez más lejano de papeles importantes como el recordado del excelente filme “El Gran Truco” del director de la saga “Batman” y “El Origen”, Christopher Nolan. Este solo parece ser un paso más en la carrera de Jackman mientras se espera recién para el 2013 el estreno de la segunda parte de Wolverine: la búsqueda en solitario de su famoso personaje de la saga de los “X-Men”.
Es muy importante mencionar al chico de apenas 12 años Dakota Goyo: posee una expresión muy cinematográfica aparte de su muy buena performance como un preadolescente que debe lidiar con una época muy difícil de su vida, mientras se ve envuelto en una excitante carrera viviendo, junto con su padre, aquello que solo ha visto solo como un espectador más. Además este año realizó una pequeña participación en “Thor”.
“Gigantes de Acero” finalmente es un filme muy entretenido, que encuentra climas interesantes llenos de adrenalina. No es poco en el Hollywood actual.
La redención.
El director Shawn Levy experimentó la historia como un cuento de redención de tres almas perdidas y olvidadas: “Los personajes centrales –un padre, su hijo y una máquina– son, cada uno a su modo, seres abandonados”, comentó. “Los tres han sido desechados y olvidados. La materia central del relato es cómo este trío encuentra la posibilidad de volver a tener una vida mejor. Me llamaron y me hablaron de algo que, al principio, me pareció una idea muy loca para hacer una película”, recordó el director acerca de su sensación inicial. “Por supuesto, me sentí superhalagado por la convocatoria; no obstante tenía ciertos reparos acerca de la premisa. Luego leí el guion, lo que encontré fue una oportunidad de crear una emocionante película muy deportiva que trata sobre la relación entre un padre y un hijo, con mucho sentimiento. Eso fue vital para mí”.
Levy es un declarado fanático del boxeo y de películas como “Toro Salvaje” y “Rocky”: “Aun las cintas que no son tan grandiosas, son geniales, porque usualmente proponen a un héroe débil al que uno quiere apoyar, quiere verlo volver y que tenga su gran retorno triunfal”.
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