Fármaco controversial y sorpresivo
Publicado 2003/09/27 23:00:00
- Katherine Palacio P./
Un equipo médico en el Reino Unido cree que un controvertido fármaco que emplearon para intentar salvar a un joven que contrajo la variante humana de la encefalopatía esponjiforme bovina, más conocida como el mal de las vacas locas, podría estar dando buenos resultados.
A Jonathan Simms, de Belfast, en Irlanda del Norte, le habían pronosticado pocos meses de vida, pero unos médicos le sugirieron a sus padres que, como último recurso, se le podría inyectar directamente en el cerebro el fármaco experimental polisulfato de pentosán, PPS.
Los padres de Simms, de 19 años de edad, tuvieron serias dificultades porque el medicamento no estaba autorizado y sólo se le pudo inyectar hace ocho meses, luego de que el Tribunal Supremo de Gran Bretaña permitiera que se utilizara al joven como conejillo de India.
Uno de los médicos, Stephen Dealler, le dijo a la BBC que fue una decisión correcta.
"El muchacho sin dudas iba a morir. Sabíamos lo que pasa con esta enfermedad. Potencialmente el fármaco podía detenerla y, si eso era lo único que se podía hacer, había que hacerlo. También sabíamos que si sólo había un método de diagnóstico antes de que comenzaran los síntomas severos, tal vez podíamos frenar el avance de la enfermedad".
Tras ver los aparentes progresos del joven, los especialistas señalan que si este tratamiento no cura del todo la enfermedad, por lo menos parece demorar el deterioro de los pacientes, alargando sus vidas.
El padre de Jonathan, Don Simms, dice que se hijo puede tragar, una importante señal de sus funciones cerebrales básicas, y parece estar más consciente de lo que pasa a su alrededor.
A Jonathan Simms, de Belfast, en Irlanda del Norte, le habían pronosticado pocos meses de vida, pero unos médicos le sugirieron a sus padres que, como último recurso, se le podría inyectar directamente en el cerebro el fármaco experimental polisulfato de pentosán, PPS.
Los padres de Simms, de 19 años de edad, tuvieron serias dificultades porque el medicamento no estaba autorizado y sólo se le pudo inyectar hace ocho meses, luego de que el Tribunal Supremo de Gran Bretaña permitiera que se utilizara al joven como conejillo de India.
Uno de los médicos, Stephen Dealler, le dijo a la BBC que fue una decisión correcta.
"El muchacho sin dudas iba a morir. Sabíamos lo que pasa con esta enfermedad. Potencialmente el fármaco podía detenerla y, si eso era lo único que se podía hacer, había que hacerlo. También sabíamos que si sólo había un método de diagnóstico antes de que comenzaran los síntomas severos, tal vez podíamos frenar el avance de la enfermedad".
Tras ver los aparentes progresos del joven, los especialistas señalan que si este tratamiento no cura del todo la enfermedad, por lo menos parece demorar el deterioro de los pacientes, alargando sus vidas.
El padre de Jonathan, Don Simms, dice que se hijo puede tragar, una importante señal de sus funciones cerebrales básicas, y parece estar más consciente de lo que pasa a su alrededor.
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